Con iniciativas como PaideIA y Aprender Conectados, la IA avanza a paso firme pero plantea desafíos como la brecha digital, la capacitación docente y los dilemas éticos sobre el uso de datos.
La inteligencia artificial llegó a las aulas argentinas y promete cambiar la manera de enseñar, aprender y evaluar. Desde iniciativas oficiales como el programa PaideIA hasta alianzas como HumanIA, la tecnología avanza como una herramienta clave en la transformación educativa. Pero este cambio no está exento de desafíos y debates que exceden lo técnico: también son pedagógicos, sociales y éticos.
A medida que la IA se incorpora al sistema educativo, convive con limitaciones estructurales que condicionan su alcance real. La conectividad desigual, la falta de dispositivos en muchas escuelas y las diferencias en la formación docente son factores que inciden directamente en cómo, y para quiénes, esta tecnología puede marcar una diferencia.
El uso de plataformas que procesan grandes volúmenes de datos, la redefinición del rol docente y las nuevas formas de evaluación abren discusiones necesarias sobre el modelo educativo actual. La inteligencia artificial no solo introduce nuevas herramientas, sino que también obliga a repensar las bases sobre las que se construye el aprendizaje.

IA como herramienta pedagógica y evaluativa
El programa PaideIA, lanzado en mayo de 2025 por el Ministerio de Capital Humano, busca introducir la IA en escuelas primarias y secundarias, con tres ejes: pensamiento computacional, aplicación crítica de IA y desarrollo de IA avanzada en secundaria. Organismos como el Consejo Federal de Educación y la UNESCO la destacan como una política innovadora y humanista, centrada en potenciar al estudiante, no reemplazar al docente .
Por su parte, proyectos como HumanIA, liderado por Chicos.net y Google, ya capacitaron a más de 3.000 docentes para introducir módulos interactivos en secundaria, apelando a la reflexión sobre ética, lenguaje y arte. Mientras tanto, plataformas adaptativas con IA están siendo utilizadas en el Plan Sarmiento BA para personalizar aprendizajes en más de medio millón de alumnos.

Evaluación en la era de la IA: entre innovación y desconfianza
El uso potencial de herramientas como ChatGPT en el aula obliga a repensar las formas de evaluación. Según los docentes, las tareas tradicionales ya no bastan: se requieren evaluaciones centradas en el razonamiento crítico, la creatividad y la aplicación práctica. Aunque hay detectores de IA, su precisión aún es limitada, por lo que la clave está en rediseñar propuestas de enseñanza, no en prohibir la tecnología.
Brecha digital: limitaciones de acceso y desigualdades
La extensión del uso de IA en las escuelas está condicionada por el acceso a internet y dispositivos. El informe de ITSitio (.ar) señala que casi el 90 % de los estudiantes tiene conectividad, pero hay diferencias marcadas: 13 % de escuelas estatales y 31 % rurales aún sin acceso. Además, el 2024 marcó un cambio abrupto: el fin del programa Conectar Igualdad, que proveía netbooks, complicó el panorama.
Informe ITSitio
Estos datos reflejan una “doble brecha digital”: por ubicación y por nivel socioeconómico. Un estudio de Info Patagonia revela que el uso de IA es más frecuente entre estudiantes adolescentes de sectores acomodados, y mucho menor en los sectores vulnerables.
Formación docente e infraestructura institucional
La UNESCO reconoció a Argentina por su plan “Aprender Conectados” y por avanzar en formación de estudiantes orientada a IA. Proyectos de la Fundación UBA‑CITEP trabajan desde 2008 en integrar tecnologías en cátedras, ambientes virtuales y simulaciones enriquecidas.
Sin embargo, ITSitio advierte que la capacitación docente sigue siendo desigual: muchos maestros no están aún preparados para incorporar herramientas digitales avanzadas, lo que exige inversión consistente y políticas de desarrollo profesional .
Ética y datos: resguardos frente al uso de datos escolares
Un punto clave es la privacidad: plataformas con IA recaban grandes volúmenes de datos sobre estudiantes, lo que llama a pensar regulaciones claras y transparencia desde las instituciones y los desarrolladores. Además, como alerta el Banco Mundial, es esencial equilibrar la integridad académica con un entorno que favorezca la confianza y el aprendizaje colaborativo.
Es necesario un avance integral
La inteligencia artificial en la educación argentina avanza con gran potencial: permite aprendizajes individualizados, reduce carga docente, facilita evaluaciones y despierta vocaciones tecnológicas. Pero sin acceso equitativo, capacitación docente y un marco ético robusto, puede profundizar desigualdades que ya existen en el sistema educativo.
Para que la IA realmente sea una aliada educativa, debe haber políticas públicas integrales, en infraestructura, formación y regulación, un fuerte compromiso institucional y un enfoque pedagógico crítico. De lo contrario, corremos el riesgo de que la tecnología avance, pero no la justicia educativa.