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El maratonista que ganó sin salir primero

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Sebastián Armenault descubrió su pasión a los 44  años. Trabajaba en una empresa cerealera como gerente comercial hasta que de pronto decidió abandonar el mundo empresarial por una meta: Correr. Pero con un fin solidario. Por cada kilómetro que completa, Armenault comprometió a empresas a hacer donaciones a hospitales, geriátricos y escuelas. Lleva corridos más de 22.000 km y más de $ 4.000.000 donados.

    Su proyecto se llama “sa18” y tiene como lema “ superarse es ganar”. El mensaje que busca transmitir es: “Con pasión, trabajo, alegría y humildad, no existen sueños inalcanzables”. El maratonista solidario jugó 22 años al rugby pero nunca llegó ni a la primera ni a la intermedia de su club.Sebastián Armenault con su mochila de 14 kilos

A pesar de que nunca alcanza el primer puesto, es el primer sudamericano en pertenecer a “Exclusivo Club 7 Continents”, por haber corrido por lo menos una maratón en los 7 continentes. Es el único en América Latina en haber experimentado una maratón 42 kilómetros a 950 metros bajo la tierra, en una mina de sal en Alemania.

 “Correr es un desafío, es superarme. Yo odiaba correr y nunca me destaqué en ningún deporte. Esto empezó como un desafío propio, para mostrarme a mí mismo que si quiero, puedo. Y quise intentarlo sin la presión de ser el campeón del mundo ¿Cuántas veces en la vida no intentamos hacer algo por miedo al papelón, a salir último? Yo salgo entre los últimos siempre, sin embargo estoy en un cuadro de honor donde sólo somos 120 en todo el mundo en haber corrido los 7 continentes y nunca gane una carrera, al contrario siempre salgo entre los últimos”, cuenta el deportista argentino.

Sebastián se encontraba en el Cañón del Colorado, Estados Unidos, para correr 270km. 50 grados de calor en una zona totalmente árida. En el segundo día, Mario, un corredor argentino, se deshidrató. Orinaba sangre y no sabía dónde estaba. Le preguntó a Sebastián si podía acompañarlo hasta el puesto de control donde había médicos. Al llegar ahí, a Sebastián se le terminó el tiempo. Quedó descalificado. Este hablo con los organizadores para contarles de qué se trataba su proyecto.  Le permitieron terminar la carrera solamente para acumular kilómetros, no fue considerado un “finisher”. Sin embargo, Sebastián se considera un ganador ya que fue leal a sí mismo.  Cuidó y llevó a un punto de seguridad a uno de los corredores. Las empresas valoraron su compañerismo y donaron el total de la carrera.

El ultramaratonista argentino no comunica su mensaje únicamente por medio de carreras. Lleva dadas más de 150 charlas en 15 países. Se dirige a empresas, colegios, universidades, clubes, grupos de la tercera edad, festivales y convenciones. La editorial Planeta publicó su libro “ Superarse es ganar” donde cuenta la historia de una persona común y corriente que encontró su pasión de adulto. Además, comparte toda la información de su proyecto en un blog, www.sa18.com.ar .

El ultramaratonista en el desierto de Uyuni, Bolivia.

– ¿Dónde crees que esta el secreto para poder realizar estas carreras sin ser un corredor profesional?

– El secreto, como en la vida, es hacer lo que te apasiona .Ahí está la diferencia.

– ¿Es posible económicamente dedicarse sólo a esto?

Sí. Yo puedo y no vengo de familia adinerada. No tengo casa propia, vivo con mis dos hijas en un departamento de dos habitaciones y no me sobra nada. Cada mes tengo que generar mi propio ingreso, ya sea por charlas o el libro. Sin embargo, siempre amanezco pensando y haciendo lo que me hace feliz.  Es ahí donde soy un millonario. Mis hijas, que son el motor de mi vida, mi familia, amigos y hacer lo que me apasiona ¡No tiene precio!

– ¿En algún momento pensaste que no podías continuar?

– Si, muchas veces, pero cuando haces lo que te apasiona, siempre tenés una fuerza extra. Sólo pensar que cada paso que doy ayudará a un chico o un abuelito, me dan las fuerzas para seguir adelante. Esa es la diferencia de tener que hacer algo, a sentir o elegir hacerlo.

 “En los 250 km del Sahara recibí :3 desfibriladores, 3 electrocardiógrafos, 3 respiradores artificiales, 250 pares de zapatillas, 250 anteojos recetados para 3 geriátricos, 500 kg leche en polvo, 500 kg de cereales, 500 kg de harina, y más. El que llegó primero ganó U$ 5000, yo llegue en el puesto 793, entre los últimos. Doné todo esto, que suma más de U$ 50.000. ¿Para vos quien gano la carrera?”, pregunta para cerrar.

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