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Verano Cuidado: los jóvenes argentinos consumen alcohol cada vez más temprano

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La campaña “Verano Cuidado” que llevan adelante el Ministerio de Seguridad bonaerense y la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR), trazó como uno de sus objetivos principales cuidar a los más jóvenes de los excesos con el alcohol.

Según cifras del Ministerio, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en Argentina. La edad de inicio en el consumo va desde los 13 a los 15 años, mientras que el 68% de la población consumió alcohol en el último año (versus 31,3% tabaco y 8,3% alguna droga ilícita).

Según un artículo de revisión publicado en 2019 por la Universidad Nacional Córdoba, la edad de inicio de consumo de alcohol ha ido bajando a lo largo del tiempo tanto en nuestro país como en Lationamérica en general, con la ingesta de 4 a 5 tragos por ocasión de consumo.

Cifras de SEDRONAR extraídas del comunicado de “Verano Cuidado” (argentina.gob.ar/noticias/verano-cuidado-lanzan-un-operativo-de-prevencion-y-asistencia-en-la-costa-con-foco-en-el)

“Todo es más precoz ahora”, dice Laura Konikoff que es médica pediatra y secretaría de la subcomisión de Humanidades de la Sociedad Argentina de Pediatría. “Corren tiempos más liberales y muchas cosas que antes eran tabú hoy en día son aceptadas. Hoy los jóvenes prueban las bebidas alcohólicas a escondidas o a muchas veces en frente de sus padres”, agrega a Punto Convergente.

Según Konikoff el consumo de alcohol en jóvenes y adolescentes “es un poco esa actitud rebelde que todas las generaciones tienen en algún momento”. Sin embargo, no se debe desestimar al ambiente familiar temprano como factor fuandamental para concientizar sobre los perjuicios de un consumo de alcohol precoz.

Gonzalo Pérez Marc es médico pediatra, doctorando en Medicina (UBA) y magíster en Bioética (Flacso). Además, es alumno avanzado en Filosofía también en la Universidad de Buenos Aires.

“Existe un descenso en la edad del primer consumo de alcohol y creo que es una sumatoria de dos acontecimientos que ocurren en forma simultánea”, responde Pérez Marc a la pregunta y profundiza: “Por un lado existe un mayor acceso a la compra, oferta y disponibilidad del alcohol y por otro , la visibilidad de este problema ha tomado mayor relevancia y es probable que hoy se obtenga con más precisión la verdadera edad de inicio”.

Según el último “Diagnóstico de situación sobre el consumo de alcohol en Argentina” elaborado por el Ministerio de Salud, la edad de inicio de consumo de alcohol en Argentina es en promedio 13 años. En los últimos tiempos se evidenciaron cambios en la modalidad y patrón de consumo de bebidas alcohólicas que se manifiestan en una edad de inicio cada vez más temprana y el aumento de la prevalencia de la ingesta en mujeres.

“Socialmente el adolescente busca explorar y probar los límites y las reglas. Siempre ha sido así y es sano desde cierto punto de vista porque la rebeldía es una manera de construir la personalidad”, responde Laura Konikoff.

En ese sentido, el alcohol, así como el tabaco, es algo que permite sociabilizar desde la rebeldía y lo prohibido con pares que sienten lo mismo. Sumado a esto, Konoikoff agrega: “Además existe una concepcion ya generalizada de que tomar alcohol no es “tan grave” como drogarse y que todo el mundo se alcoholiza alguna vez”.

Sin embargo, el dato del descenso en la edad promedio del primer consumo es una preocupación. “Un inicio temprano de consumo de alcohol tiene consecuencias en la salud integral de jóvenes y adolescentes”, asegura Gonzalo Pérez Marc y amplía: “Consecuencias físicas por la exposición precoz a un tóxico. Psíquicas por la vulnerabilidad que generan los efectos del alcohol en un momento de gran labilidad emocional. Y por último sociales, por las consecuencias negativas que podría llegar a tener en sus acciones en relación a sus pares y familia”.

Entre sus premisas principales, la campaña “Verano Cuidado” coordinada por SEDRONAR y el Ministerio de Seguridad bonaerense, se propone la prevención y la asistencia frente al consumo excesivo de alcohol en un verano en el que la prevención del esparcimiento del Covid-19 es la prioridad.

Durante el verano, funcionarán como parte de la campaña ocho puestos de cuidado e hidratación ubicados en las playas y zonas urbanas de distintas ciudades costeras. En dichos establecimientos, el comunicado del Gobierno Nacional informa que se brindará hidratación, consejería y orientación sobre las consecuencias físicas y sociales del consumo de alcohol.

Por otra parte, cada puesto de cuidado contará con personal capacitado para realizar un asistencia inmediata o intervenciones breves y continuidad de cuidado.

Si bien el objetivo de la campaña es evitar el consumo excesivo de alcohol en vacaciones y sus consecuencias físicas y sociales resulta claro que no se debe perder de vista la noción de vernos enfrentados a una problemática más profunda.

Una mirada psicológica: “Ocultar o minimizar, empeora”

Antonio Tova cuenta con una extensa formación académica.  Es licenciado en Psicología, especialidad de Psicopatología y Psicoterapéutica y cursó un Máster USC. Tova cuenta con más de 20 años de experiencia en el tratamiento de deshabituaciones en el que lidia día a día con hábitos que se arraigan en los últimos tiempos como la dependencia a las sustancias, entre ellas el alcohol.

“Un joven acude actualmente al alcohol como media de socialización. Es la pertenencia a un grupo lo que le afecta. Las reuniones de adolescentes para tomar son un fenómeno actual sobre el que tenemos que deliberar”, dice Tova.

Evitar quedar marginado pareciera ser un causante esencial en la prematura ingesta del alcohol entre los jóvenes: “Existe un temor a sentirse
desplazado del grupo y la presión suele hacer que termine tomando también”.

Los tratamiento de deshabituación buscan la superación o remisión de la dependencia psicológica y las secuelas psicopatológicas, relacionales y sociales derivadas de una adicción.

Con una amplia experiencia en el rubro, Tova invita a buscar nuevos caminos: “Debemos buscar alternativas de ocio y tiempo libre en las que los jóvenes puedan sentirse identificados y que sean una alternativa real a juntarse a tomar”.

Padres y grupos familiares se situan en el centro del debate a esos fines. “Lo primero es poner en evidencia el consumo. Ocultarlo, justificarlo o
minimizarlo no resuelve nada, al contrario lo empeora”.

Por lo pronto, Antonio Tova advierte: “El cuerpo del adolescente es un cuerpo en desarrollo y todo le afecta para ese cambio. Introducir variables que perjudiquen ese crecimiento agudizaran el problema en la edad adulta”.

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