Las ONG de animales luchan día a día para sacarlos de la calle y encontrarles un hogar. En plena cuarentena, las redes sociales se volvieron aliadas para recibir ayuda posible en esta batalla contra el abandono, la violencia y la comercialización de los animales.
En contexto de crisis económica, de problemas políticos e incertidumbre en el ámbito de la salud, existen otros luchadores muchas veces invisibles en el día a día: las ONG animalistas. ¿Cuántas veces has escuchado que algún conocido decidió adoptar una mascota en cuarentena? Lejos de la rutina pre-pandemia, con más tiempo libre, muchas personas decidieron animarse a probar la modalidad de la adopción o en otras ocasiones, al tránsito de animales.
Romina Sbarbati integrante de Zaguates Refugio, organización animalistas activa desde 2014 afirmó que aumentaron las adopciones en plena cuarentena y de los denominados “tránsitos”, hogares provisorios de los animales que buscan la adopción y de un problema usual que puedan llegar tener. “Creo que en la cuarentena se adopta más y se transita más, el tema es que pasa cuando la gente vuelva a trabajar, porque, así como la gente adopta, también devuelve”, sostuvo.
Las llamadas “devoluciones” son uno de los desafíos presentes en el trabajo de estas organizaciones. Ya sea por ladridos, por mala relación con sus nuevos dueños o con sus animales, algunos adoptantes deciden devolver a los animales a las organizaciones.
Un ejemplo perfecto es el de Ramona y Tino, perros rescatados por colaboradores del grupo Bicheros, que fueron salvados en Villa Raffo, en febrero de este año. Ximena José, integrante de Bicheros, contó que cuando los atendieron, Tino fue castrado y Ramona fue intervenida debido a que no se podía levantar por una enfermedad llamada piómetra, relacionada a la no castración del animal. Luego de ponerlos en buenas condiciones de salud, los perros fueron trasladados a una pensión.
Tras muchos tránsitos, adopciones y devoluciones, principalmente debido al problema de aullido de Tino y a la inquietud de Ramona, los animales volvieron a la pensión. Luego de un gran esfuerzo del grupo Bicheros y de todos sus colaboradores, Tino encontró un hogar en La Tablada. Actualmente, Tino recibe mucho amor de su familia y se le han terminado los problemas de aullido. Ramona, en cambio está en búsqueda de un nuevo hogar debido a la difícil relación entre ella y el gato de su dueño actual.
Sin embargo, las devoluciones no son el único desafío al que se enfrentan estas organizaciones en el contexto actual de pandemia, sino que, uno de los retos más importes que les presento el aislamiento, fue el tema de los transportes. Así lo afirmó Sol Domínguez, integrante de la Comunidad Philozoic: “En lo que nos perjudico más que nada (la pandemia) fue en los traslados de los animales, ya que mucha gente que suele ayudar poniendo su auto para hacer un traslado a la veterinaria, o ir a rescatar un animal, no contaba con el permiso de circulación para poder hacer dicha tarea”.
Con las prohibiciones de circulación, estos grupos tuvieron que pensar nuevas alternativas para poder realizar los traslados. Muchos optaron por modificar la coordinación de los mismos como en el caso de Zaguates Refugio. Otros, por pagar por traslados a gente autorizada o, en algunos casos, pagarles a remises de confianza como hizo Philozoic con el caso de Valiente.
Valiente fue un perro rescatado en San Miguel por Comunidad Philozoic. Un domingo a las 23 de la noche, el grupo recibió una alerta sobre un perro que había sido violentamente golpeado por unos niños. A raíz de esto, decidieron enviar un transporte de urgencia para ir a buscar al perrito y llevarlo a una veterinaria. Tras muchos días de “lucharla como un campeón”, contó Domínguez, pero más que nada de “sufrir muchísimo”, valiente murió.
Junto al tema de los transportes, apareció el riesgo a exponerse al coronavirus por parte de los voluntarios. Además de estar peligro constante de poder contagiarse el virus, algunas tienen miedo a la hora de salir a la calle a realizar su labor, ya sea por su propia salud o por la de sus familiares. Como contó Dominguez, al principio de la cuarentena tenía miedo porque vivía con su abuela, por ende, limitó su trabajo a la parte de redes sociales de Comunidad Philozoic. Luego de 6 meses de cuarentena, comenzó a perder ese miedo y decidió ayudar desde el trabajo de campo yendo a las veterinarias.
Otro factor principal para que sea posible el trabajo de las organizaciones animalistas es el capital. ¿Cómo hacen para cubrir los gastos de operaciones como la de Valiente? La respuesta más común de las ONG consultas es la de las donaciones.
La mayoría trabajan en base a donaciones de vecinos o gente que quiere terminar con el maltrato animal y quiere ayudar a que eencuentren un hogar. Organizaciones como Zaguates, reconocidas a nivel de redes sociales, tienen como base principal de sus finanzas a las donaciones. “Otra parte importantísima de Zaguates está conformada por quienes hacen colaboraciones económicas sin las cuales de más está decir, nada de lo mencionado anteriormente podría ser posible”, explicó Sbarbati.
Pero, ¿Qué pasa con las organizaciones con menos apoyo económico? En el caso de Bicheros, Ximena José contó que la mitad de los aportes económicos los ponen de su “bolsillo”. Por otro lado, hay grupos como Philozoic que tiene contactos con determinadas veterinarias que les realizan descuentos, pero a pesar de ello, como afirmó Domínguez, siempre están endeudadas con las veterinarias debido al precio de las operaciones, tratamientos y cuidados para los animales.
La pandemia les hizo las cosas más difíciles a todos, pero como afirmaron desde la Comunidad Philozoic “no nos impidió seguir”.