Punto Convergente

La otra cara del rugby: violencia, desaparecidos y encubrimiento

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Por Pilar Vezzaro
Producción: Sasha Bono, María Navarro Pierre y Tiziana Rodríguez

El rugby ha sido un deporte que tradicionalmente se destacó por su camaradería y respeto a nivel mundial. Sin embargo, particularmente en Argentina esta visión cambió a raíz de diversos casos controversiales que golpearon de cerca a este deporte. Rex Gowar, periodista deportivo y autor de Pumas: Su historia, se refirió a las “manchas” del rugby.

Los desaparecidos de La Plata Rugby Club

En la presentación de su libro, el periodista comentó que hay algunos temas extra rugbísticos que decidió incorporar. “Tengo capítulos que parecería que no tuvieran nada que ver con el rugby pero sentí que no podía dejar afuera. Uno se llama Desaparecidos, La Plata Rugby Club tuvo como 20 porque eran jugadores militantes”, comenzó diciendo.

De los 155 jugadores de rugby detenidos desaparecidos en la última dictadura militar de nuestro país, 20 jugaban en este club (foto de archivo).

En medio de la última dictadura cívico-militar veinte jugadores del club platense fueron secuestrados y algunos asesinados. “Había laburantes, o algunos que dejaban la facultad y se proletizaban, tenían ideales de esa época, eran solidarios, militantes, muchos de los cuales optaron por la lucha armada. Al momento de las desapariciones, algunos aún jugaban, en primera o en las inferiores”, explicó el ex rugbier y sobreviviente Raúl Barandiaran.

En el capítulo doce de su libro, Rex Gowar cuenta la historia de estos jóvenes militantes que, mientras sus compañeros salían a la cancha a defender los colores del club, eran perseguidos, asesinados y desaparecidos por los militares. Al ser consultado por este capítulo, el autor indicó que lo agregó porque “cuenta un poco como la gente de rugby maneja estas cosas ya que hay mucha negación por el tema de los desaparecidos”.

El asesinato de Fernando Báez Sosa

El 18 de enero de 2020 Fernando Báez Sosa salía del boliche Le Brique en Villa Gesell cuando un grupo de jóvenes lo atacaron en manada y lo asesinaron a golpes. Este caso fue uno de los más impactantes de los últimos años y generó un profundo debate sobre la violencia juvenil y su relación con el deporte que practicaban los asesinos: el rugby.

Gowar habló sobre el tema y contó cómo trató este caso en su libro: “El hombre que entrevisté para este capítulo es un psicólogo muy ligado al deporte, uno que era de La Plata Rugby Club.  Él dijo que el rugby en el juego permite ciertas cosas que no pueden ser llevadas al ámbito de vida general”.

“Está bien taclear dos contra uno o tres contra uno. Es algo que está permitido y nadie te va a sacar ni una amarilla por eso. Dentro del rugby hay ciertas cosas que están contenidas por las reglas. Pero después fuera de la cancha no hay un referí que te marque eso”, continuó.

A principios de este año, ocho de los jóvenes fueron condenados: cinco de ellos a prisión perpetua y los otros tres a quince años.

Además, el autor del libro explicó que este psicólogo le comentó que desde la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) armaron “talleres en los clubes para enseñar cómo manejar la violencia espacialmente fuera de la cancha”. También hizo hincapié en el impacto masivo de este caso y su importancia: “El de Fernando es un caso bisagra, porque como lo señaló el psicólogo en el libro, la sociedad llegó a sentirse harta”.

El caso Puccio

Arquímides Puccio fue el líder del “clan” que se encargaba de secuestrar, torturar y hasta asesinar empresarios. El periodista deportivo habló sobre el impacto del caso en el mundo del rugby, ya que Alejandro, el hijo mayor, jugaba en el CASI y era parte del clan: “Fue un horror, descubrí que apoyaban totalmente a su jugador y también que había sido partícipe porque psicológicamente el padre tenía total control sobre él”.

“El CASI tardó años en superar el caso Puccio y no permitió que se usarán las instalaciones del club para filmar la película o la miniserie”, explica Gowar en su libro sobre la actitud que tomó el club en relación al caso.

Arquímides Puccio comandaba un pequeño grupo de hombres, dos de ellos eran sus hijos, que secuestraron y asesinaron a adinerados empresarios entre 1982 y 1985 (Foto de archivo).

Además, comentó que los compañeros y amigos de Alejandro “se negaron al principio a creer que tuviera algo que ver en los crímenes de su padre”. Sin embargo, después del juicio y la condena, la visión de la gente del CASI cambió y solo algunos fueron a visitarlo a la cárcel.

Según Gowar, algo que tienen en común estos tres casos es el encubrimiento y el silencio por parte de las familias y autoridades de los clubes. “Son las familias principalmente las que en los casos de violencia los han intentado esconder. Lo dejan pasar o tienen contacto con algún abogado que los pueda ayudar a hacer zafar a su hijo. En el caso de los desaparecidos, sigue habiendo mucha negación y poca memoria sobre el tema”, concluyó.

Artículo elaborado en el marco de la cátedra de Periodismo Deportivo.

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