Punto Convergente

La hora de la salvación: clases particulares

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Marcos tiene 17 años y está por terminar el colegio. En los últimos tres años, tuvo entre 4 y 5 profesores particulares distintos, y no es el único: muchos de sus amigos y compañeros están en la misma situación. “Empecé a tener clases particulares cuando me di cuenta de que necesitaba una ayuda en el colegio, a alguien quien me organice”, cuenta Marcos. “Lo hablé con mamá y me pareció una buena decisión”.

Las clases de apoyo extra no son nuevas, pero parecen aumentar como herramienta útil para rendir bien en el colegio. Las causas son variadas, pero la solución parece ser siempre la misma: llamar a un profesor particular. “La razón por la que los padres mandan a sus hijos a profesores particulares, en general, es porque en el colegio no están respondiendo como debieran”, comenta María Angélica Christian. De sus 79 años de vida, dedicó más de 50 a la docencia, en colegios y en clases de apoyo. “Porque el alumno no presta atención en el colegio o porque realmente no entiende, en todos los casos se recurre a una ayuda extra. Se trabaja con alguien que, o no tiene interés, o intelectualmente está en inferioridad de condiciones”, explica.

Los beneficios son muchos: atención personalizada, el alumno puede sacarse todas sus dudas e incluso muchas veces van a domicilio y los cambios, visibles, si el alumno pone su parte: “Ddespués de un tiempo veía que cambiaban mis resultados en el colegio – dice Marcos- Más que nada cuando yo, después de tener profesora, estudiaba. Me está yendo mejor en el colegio porque soy una persona más organizada gracias a las profesoras”.

Clara Piñero, una joven de 20 años que da clases particulares desde que está en los últimos años del colegio, enumera distintos perfiles de alumnos: a algunos les cuesta entender los temas del colegio, otros están inseguros con lo que ven en el colegio y creen que necesitan ir a maestra particular a pesar de que no la necesiten y otro el que sólo le dedica al estudio la hora de particular. “Estos últimos son los que fueron aumentando en cantidad y que se fueron sumando de a poco porque encontraron una salida fácil”, dice Clara. María Angélica además agrega aquellos chicos que buscan cambiarse de colegio, y recurren a estas clases para reforzar conocimientos y estar a la altura de sus nuevos compañeros. “Había chicos que tenían que cambiar de colegio y entrar a uno con mucha más exigencia, y realmente se mostraban muy interesados, eso era maravilloso”, cuenta la profesora.

¿Y qué se espera de estos docentes? “Se espera que pongan al chico en condiciones para poder estar a la altura del resto de la clase”, afirma María. “Ese profesor tiene que tener la capacidad y la experiencia como para poder hacer lo que se espera de él”. Pero la expectativa varía según la persona. Marcos, por ejemplo, dice que “esperaba que me ayude a concentrarme, a acomodarme”. Por otro lado, Clara cuenta cómo los padres creen que la clase particular va a salvar a su hijo: “hay que explicarles desde el principio que no va a ser así, que necesita el chico estudiar aparte”. Según la joven profesora, hay que ir en contra de la idea del profesor “superhéroe”, a pesar de que muchos padres caen en eso. “Se pierde un poco el foco, que es que el chico tiene que aprender y la maestra particular está para ayudarlo a que aprenda eso que no pudo entender en el colegio”.

“Hay que ir contra la idea del profesor particular ´superhéroe´ que demandan los padres”

Desde el punto de vista del colegio, pueden suceder varias cosas. Clara Piñero opina que es importante que el colegio sirva para aprender 100%, más aún si es un colegio privado, ya que los padres pagan por ello. “Estaría bueno que el chico no necesitara una maestra particular aparte, sino que pudiera tener las herramientas y aprenderlas en el colegio para ser autónomo y poder estudiar solo”, dice Clara. María Angélica agrega que, cuando ella enseñaba en colegios, no se daba mucho el caso de que los alumnos tuvieran maestras particulares. “Para los padres es un sacrificio pagar una maestra particular ya que pagan grandes cuotas, y además muchas veces el chico no tiene tiempo para tener clases extras”, refiriéndose a los colegios de jornada completa y a la gran cantidad y variedad de actividades extracurriculares que tienen los chicos hoy día. Clara también dice que es “demasiado” si, además de los dos turnos que van los chicos al colegio, tienen que llegar a su casa y seguir con profesores.

Profes: ¿nacen o se hacen?

Profesor particular no es solo aquel que estudió  y se dedica a la docencia profesionalmente. Hay profesionales que tienen título de docente, cobran más caro y muchas veces trabajan en institutos o grupos de estudio. Y los ex alumnos de los colegios, los más jóvenes, que estudian en la facultad o incluso están en los últimos años de colegio. Clara está en el último grupo:  “Somos los que en general nos iba bien en el colegio, nos llevamos bien explicando y enseñando, entonces podemos explicar los temas que vimos en toda la secundaria”, comenta. “Es la forma más fácil a nuestra edad de ganar plata, no se si más rápido, pero rinde un montón dar una hora de clase particular”.

Por ejemplo, en la plataforma Tu Clase, una de las más abarcativas, cualquiera se puede inscribir como profesor, tener título en la materia no es un requisito excluyente para publicar clases. Igualmente, María sostiene que aquellos que ostentan un título deberían cobrar más, “porque si es alguien con experiencia y con formación se le tendría que reconocer”.

Aunque cualquiera pueda ofrecer su servicio de clases, ser profesor particular no es fácil. Según la docente María Angélica, “Es muy duro porque hace falta muchísima paciencia y aparte mucho trabajo”. Esto es porque no solamente hay que ver qué es lo que están haciendo en el colegio sino también que necesita el chico, en que está “flojo”. “Es una labor bastante complicada, No es muy fácil”. Por otro lado, Clara Piñero habla de que es un trabajo en el que puede ser que los frutos no sean visibles: “quizás después no se ven los resultados porque el chico no estudió y la culpa recae en el maestro particular”, pero resalta la importancia de que el alumno estudie después de tener la clase particular.

Hay muchos lugares que reúnen a los profesores dispuestos a dar clases y a los alumnos que los necesitan. Hay plataformas online, personas que se encargan de reunir la oferta y demanda y que crearon una pequeña empresa con eso, incluso las psicólogas y psicopedagogas de los chicos les recomiendan profesores. La ayuda está y hay gente dispuesta a brindarla, es una necesidad que crece pero hay oferta suficiente para saciarla.

Hay momentos específicos del año en que hay un crecimiento importante en la demanda, como por ejemplo en diciembre y febrero que son épocas de exámenes, y también al finalizar los trimestres, después de la entrega de boletines. Marcos es uno de esos chicos: “tuve profesores que me ayudaban en todas las materias o solo en una, y los llamaba para diciembre o para las previas”.

“Un chico que preste atención en clase y tenga un profesor realmente bueno en el colegio, no necesita otra cosa extra”, declara María Angélica.

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