“Trump es brillante. No es claro si es intencional o por accidente pero es brillante por cómo define la agenda de los medios”, sostiene Susan D. Moeller, directora del Centro Internacional de Medios y Agenda Pública de la Universidad de Maryland y consultora en temas de medios para la Unesco, entre otras organizaciones.
Y agrega: “Se adueñó del espacio mediático porque es muy difícil para ellos no reproducir sus comentarios desagradables y políticamente incorrectos”.
Como consecuencia de los comentarios del candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, los medios se enfocan más en su campaña que en la de su contrincante demócrata, Hillary Clinton.
“Los medios no tratan a ambos candidatos por igual pero no creo que sea expresamente su culpa”, asegura Paul Mihailidis, director del Engagement Lab en la Universidad de Emerson.
“La retórica de Trump levantó un velo en la sociedad que convirtió en aceptables los comentarios racistas, xenófobos y divisorios. Justificó una racionalidad existente en Estados Unidos que hizo que muchos se sintieran atraídos hacia el y a la vez generó una sorpresa en la otra mitad de los americanos que, a pesar de no estar de acuerdo, quieren saber qué está diciendo”, argumenta Mihailidis.
“Todo lo que dice excede de tal manera la típica conversación política, particularmente entre los dos grandes partidos, que demanda una respuesta inmediata tanto de otros republicanos que buscan distanciarse como de demócratas que buscan atacarlo”, destaca Moeller.
Además, aclara que todo este espacio en los medios no tiene costo económico alguno para el candidato republicano: “Trump, en comparación con Clinton, tuvo muy pocas personas trabajando en su campaña tanto en las bases como en los cargos más altos. No invirtió tanto dinero en medios como la candidata democrata porque no lo necesitó”.
“Mientras Hillary tiene un millón de jóvenes pagos tuitiando qué está haciendo, cómo y dónde; Trump obtiene lo mismo diciendo barbaridades sin necesidad de pagar”, sostiene.
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— NotSoCatchablePika (@Rush12233) 23 de agosto de 2016
El dueño de la agenda
“Trump es muy efectivo determinando la agenda porque dice enormes barbaridades. Además, si los medios logran apartarse de su narrativa, vuelve a decir algo terrible para colocarse en el centro mediático”, explica Susan Moeller y agrega que, por ejemplo, incluso mientras duró la convención demócrata, Trump logró acaparar los titulares de los principales medios de los Estados Unidos.
“Cuando los demócratas logran captar la atención de los medios y convertir sus temas en historias principales, no pueden mantener el espacio por más de seis u ocho horas que Trump ya consiguió que los medios giren nuevamente hacia él diciendo alguna locura”, sostiene.
“Incluso los medios críticos se involucran en su marco y lo reproducen. El “framing” de Trump está relacionado con políticas antimigratorias, nacionalismo, cuestiones que no son fáciles de contrarrestar. No es políticamente correcto, no plantea aspectos prácticos pero a sus votantes eso no les importa”, argumenta Stephen Reese, decano Asociado de la facultad de Comunicaciones en la Universidad de Texas.
Y plantea que el atractivo de Trump se debe a que es “vago en sus definiciones, apela a lo emocional, al orgullo nacional y utiliza la clásica estrategia de enemigo interno y externo”.