Punto Convergente

¿Cuánto invierte en Educación y Salud el precandidato presidencial Rodríguez Larreta?

gobierno
Compartilo

Más inclinado a la inversión en grandes obras como el Paseo del Bajo, el alcalde porteño muestra un déficit evidente en áreas sensibles para el desarrollo social de la Ciudad.

Horacio Rodríguez Larreta asumió por primera vez el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2015, tras dos mandatos consecutivos de Mauricio Macri. En 2019, con el 55,9% de los votos, inició su segundo período bajo el peso de la pandemia y sus consecuencias.

“En el presupuesto 2023, más del 60% de la inversión del Gobierno está destinada a gasto social. Esto está concentrado fuertemente en el Ministerio de Educación, que es el 20% del presupuesto, y en Salud, en segundo lugar, que es el 16,5% del presupuesto”, detalla Gustavo Arengo Piragine, subsecretario de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires. El objetivo principal de esta inversión, según explica el funcionario, es “igualar oportunidades”.

Sin embargo, Arengo explica que durante el primer mandato de Horacio Rodríguez Larreta, la mayor inversión fue en obra pública. “El gasto de infraestructura fue el más alto de la historia de la Ciudad, por arriba del 20%”, apunta. En ese período, la construcción más importante fue la del Paseo del Bajo, que conecta la autopista Illia con la autopista Buenos Aires – La Plata.

Hoy en día, el subsecretario aclara que si bien hay un acercamiento al 15% de inversión del presupuesto en infraestructura, este se ejecuta en pequeñas obras de mantenimiento en edificios públicos como hospitales y escuelas y en otros proyectos como la generación de viviendas en la Villa 31. “Hoy el contexto directamente no te deja hacer un plan de infraestructura relevante”, denuncia.

Educación: denuncian ratas en las escuelas y falta de docentes

Al presentar a su gabinete de ministros en 2019, Larreta definió a la “transformación educativa” como uno de los “principales objetivos” del gobierno. Durante 2021, a partir de miradas contrapuestas entre la Ciudad y el gobierno nacional acerca de la vuelta a clases en el contexto del covid-19, este sector cobró especial relevancia. Hoy, se habla de él por otros motivos.

De los 180.000 empleados de la Ciudad de Buenos Aires, 60.000 pertenecen al área de Educación, de los cuales 55.000 son docentes. Por lo tanto, según precisa el subsecretario de Hacienda, la mayor parte del presupuesto —un 77%, según fuentes sindicales— de esta área está destinada al pago de salarios. 

En segundo lugar, el dinero se destina a gastos en infraestructura mayormente enfocados al mantenimiento edilicio que a nuevas obras. Según el funcionario, las escuelas que se están construyendo “tuvieron muchos problemas para licitar en el contexto económico del año pasado”, por eso “ponemos mucho más foco y prioridad a dejar bien lo que está hoy”.

En cuanto al estado edilicio de las instituciones, Facundo Lancioni Kaprow, docente y secretario general del Sindicato de Educadores Argentinos (SEducA), asegura que “el 90% de las escuelas están en buen estado”. En este sentido, destaca que “tienen gas, calefacción en invierno y están climatizadas” y que “en verano la mayoría tienen aire acondicionado”.

Sin embargo, en las últimas semanas, aumentaron los reclamos por parte de opositores, docentes y alumnos principalmente sobre la fumigación en las escuelas. María Bielli, legisladora porteña por el Frente de Todos, denuncia en sus redes sociales que hay “más de 40 escuelas con ratas” y que “en Lugano, las escuelas Nº 20 y Nº 21 y el jardín de infantes Nº 10 están sin gas hace un mes”.

Por su parte, El Semillero, una agrupación de estudiantes secundarios, también expone en redes la situación de las escuelas a las que asisten sus integrantes con frases irónicas: ”La educación pública en CABA es tan buena que hasta las ratas quieren inscribirse en los colegios. Para ellas, sí hay vacante”. Incluso dicen que en la Escuela Técnica N°9 Ingieniero Luis A. Huergo, una rata mordió a un alumno.

En las últimas semanas, varias instituciones comenzaron a denunciar la presencia de ratas en sus establecimientos. Crédito: Tiempo Argentino.

Desde 2011, la Ciudad desarrolla el Plan Sarmiento, que consiste en la entrega de notebooks, netbooks y otros dispositivos a docentes y alumnos. Lancioni cuestiona este proyecto: “Hay chicos que terminaron la escuela y chicos que comenzaron y muchas computadoras quedaron obsoletas o se fueron rompiendo y no se repusieron. Hoy las que quedaron es porque subsistieron, sobrevivieron, pero no hubo una entrega anual a los chicos que comenzaron el ciclo lectivo”.

Con respecto a la cuestión salarial, según detalla el dirigente, el sueldo de nivel inicial o primario de un docente en la Ciudad de Buenos Aires es de $257.000. “Para mí es poco, teniendo en cuenta el precio de un alquiler y que el 70% de los docentes son mujeres con hijos y sostén de familia”, observa.

En su opinión, esta es la razón, sumada al “desprestigio de la carrera docente”, por la cual comenzaron a escasear docentes, lo que genera que no se lleguen a cubrir las horas sobre todo en tres materias muy importantes: Matemática, Lengua y Tecnología. En esta misma línea, Bielli asegura que “en las últimas dos semanas, quedaron vacantes 6203 horas en el nivel secundario y 1655 cargos en el nivel primario”.

Salud: reclamos por salarios y hospitales sin mantenimiento

Al igual que en educación, la mayor parte del presupuesto se destina a los salarios del personal de Salud, que constituye el 20% de los empleados de la Ciudad de Buenos Aires. En esta área, se encuentra también uno de los contratos más grandes del distrito: el de insumos médicos. Luego, se suman la compra de equipamiento y el mantenimiento de los 35 hospitales públicos.

El gasto en este sector se incrementó en una gran cantidad durante la pandemia, cuando la Ciudad tuvo que pedir discrecionalidad total para reasignar el presupuesto de otros ministerios para cubrir esta emergencia, y ahora empezó a disminuir nuevamente. En ese contexto, también se requirió de manera especial de residentes y concurrentes, situación que desencadenó en nueve semanas de paro por la cuestión salarial a fines del año pasado. Si bien los residentes consiguieron un sueldo de 200.000 pesos de bolsillo en noviembre, los reclamos continúan.

“Actualmente la situación de los médicos, los residentes y concurrentes en la Ciudad de Buenos Aires es una situación de extrema precariedad salarial y, por lo tanto, todos los trabajadores de la salud no tienen solamente un trabajo, sino que para llegar a fin de mes se necesitan guardias, se necesitan trabajos en clínicas privadas, etcétera”, advierte la psicóloga Jaky Carmassi, concurrente de Salud Mental del Hospital Penna y miembro de la Asamblea de Residentes y Concurrentes CABA.

Desde el Gobierno, atribuyen la cuestión salarial a la creciente inflación y a un “problema de representación”: “Nosotros habíamos cerrado paritarias con los médicos municipales en 2022, el tema es que los residentes no se sentían representados por esa paritaria”, explica Arengo.

Los residentes y concurrentes de la Ciudad de Buenos Aires estuvieron nueve semanas de paro para lograr un aumento salarial. Crédito: Vanina Biasi.

El subsecretario de Hacienda destaca como una inversión en el último tiempo la construcción de Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSACs) en la Villa 31, que son centros de atención primaria que buscan resolver cuestiones de salud simples para aliviar la carga en los hospitales de alta complejidad. Desde la gestión de Macri, se construyeron 47 en toda la Ciudad.

“Muchos están en barrios vulnerables y muchas veces tienen que cerrar sus puertas porque la situación de inseguridad hace que incluso también se ponga en peligro a la gente que trabaja, desde robos hasta tiroteos en el barrio”, relata Carmassi.

Sobre el estado de los hospitales, la profesional cita dos ejemplos recientes: “Hace un par de días, el hospital Garrahan tuvo una fuga de monóxido de carbono que dejó más de 10 internados y la semana siguiente se cayó el techo de un baño de un consultorio. Literalmente se están desmoronando los servicios”. “Cada vez hay más, más y más demanda y no damos abasto con la cantidad de profesionales que somos. En la medida en que hay cada vez trabajo más precarizado, la gente no tiene plata para pagar una prepaga ni una obra social y hay una demanda a un sistema de salud público que hoy no tiene las condiciones para poder realmente sostener ese pedido. Lo que necesitamos es un presupuesto acorde a las circunstancias”, concluye Carmassi.

Redactado por

Scroll al inicio