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Consumo desenfrenado: un alto costo que paga la sociedad global

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La sociedad de consumo lleva al endeudamiento de las familias y a la inseguridad financiera entre los consumidores ya que a menudo alienta a las personas a gastar más allá de sus posibilidades para estar a tono con las modas y las tendencias de consumo. Surgen nuevas patalogías. Testimonios de compradores compulsivos y especialistas.

“Necesito admitir que tengo un problema de compras compulsivas. Hace tres años, adoptamos a una niña y mi adicción a las compras se agravó. Ella tiene una gran cantidad de ropa, zapatos, accesorios y objetos coleccionables que compro por colección y en exceso.”, comenta Luca y destaca la importancia de reconocer y buscar ayuda para superar la adicción a las compras.

El consumo desenfrenado, como valor fundamental de la sociedad de consumo, tiene consecuencias negativas en la sobreexplotación de los recursos naturales, la salud y el bienestar de las personas, el endeudamiento familiar y la inseguridad financiera. Para enfrentar estos problemas, se han propuesto soluciones como la moda sostenible y el consumo consciente, además de la regulación del consumo excesivo.

La adicción a las compras es un problema cada vez más común que puede tener un impacto significativo en la vida de las personas. A menudo se subestima, y muchas personas no buscan ayuda para superarlo. Luca, como se hacía llamar, es una persona que sufre de compras compulsivas y se ha dado cuenta de que su problema es cada vez más grave. Mencionó que su adicción a las compras ha afectado su vida cotidiana y sus planes futuros, diciendo: “Aunque recibo cajas con compras cada semana, me siento mal, siempre estoy estresada y discuto con mi esposo, quien me pide que pare de gastar. A pesar de prometer que dejaré de hacerlo, siempre vuelvo a caer en mi adicción. Mi esposo me sugiere buscar ayuda profesional, pero siento que nadie entenderá mi situación.”

El trastorno obsesivo-compulsivo

Valeria es una persona que ha sido diagnosticada con TOC y que relata cómo las obsesiones y compulsiones se han manifestado en su vida cotidiana. En su caso, una de las compulsiones es la necesidad de tener ropa de todos los colores y combinaciones posibles, lo que le genera ansiedad si no cuenta con un complemento que combine. “Me obsesiona la perfección de los colores, por ejemplo, lo que me ha llevado a tener ropa de todos los colores. Un mismo modelo en todos los colores. Un mismo color en todos sus tonos y semitonos”, dijo Valeria.

“En mi vestir no perdono más de dos colores, por lo que si compro un pantalón, debo comprar interiores, blusa, chaqueta, abrigo, gorro, botas, lazos de cabello y zapatos del mismo color”, añadió. “Soy consciente del problema, pero por más que intento no sé como superarlo. Me he alejado de centros comerciales, y he hecho lista de compras al pie de la letra para no excederme, compro por internet para no ir. No he tenido mayores contratiempos en mis gastos, pero me siento miserable de no destinar eso a causas mejores, inversiones, u otra cosa menos efímera”, explicó.

“En mi casa ya no tengo espacio y me cuesta mucho deshacerme de algo. Tener vestimenta para toda ocasión me hace sentir segura. Si mis hermanas quieren algo, yo siempre lo tengo, ellas han estrenado mis vestidos, pero me siento feliz de tener todas mis mudadas a la mano, porque me genera suma ansiedad si por algo no he tenido un complemento que combine”, dijo.

“Tuve una niñez feliz, amo a mi familia, mi novio, mis sobrinos, a todos, pero nunca he sufrido una gran pérdida y pienso que me aferro a la seguridad y a la previsión. Si encuentro algo bueno tengo que comprarlo por parejas porque temo que se agote”, concluyó Valeria.

En Argentina, la Asociación Moda Sostenible Argentina (AMSOAR) busca generar conciencia y difundir proyectos sostenibles. Para la presidenta, Alejandra Gougy, la moda sustentable se desarrolla de manera independiente y es fundamental que el ser humano sea consciente de su impacto en el medio ambiente y consuma lo necesario para reducir la contaminación. Además, señala que “la sustentabilidad es un trabajo político y que las conveniencias económicas pueden ser un obstáculo para su desarrollo”.

Amor o consumismo

Según la psicóloga especializada en psicoanálisis, Jésica Pilloud, cada individuo y contexto pueden verse afectados de manera diferente ante los cambios económicos, ya que el consumo implica dirigir la energía psíquica del sujeto hacia los objetos de su elección.

Los cambios económicos pueden afectar a cada individuo y contexto de manera diferente, según la psicóloga especializada en psicoanálisis. Desde su perspectiva, existe una economía pulsional o psicoenergética que organiza los modos en que cada sujeto se relaciona con los objetos del mundo con los que establece lazos. El consumo, como el uso de estos objetos, “implica dirigir la energía psíquica del sujeto hacia ese objeto, y no todos los sujetos son movidos por los mismos mecanismos de defensa mentales al optar por un determinado modo de consumo ante los cambios económicos”.

Pilloud destaca que todo consumo suele incrementarse a medida que los seres humanos encuentran mermada su capacidad de amar, ya que cuanto menos sean capaces de amar, más influenciados estarán hacia el consumo. “En este sentido, el consumismo como tendencia a lo excesivo implica un gasto energético muy potente por parte del sujeto para sostener los costos de ese consumo mayor, lo que suele colocar a las personas en posiciones que no les permiten analizar sus comportamientos, ni habilitarse a redireccionar sus energías hacia nuevas conductas menos primitivas o disociativas, encontrándose muchas veces en bucles conductuales muy difíciles de transformar y que, por lo general, impactan con el tiempo en detrimento de su salud general, no solo mental o emocionalmente hablando”,

Ante esta problemática, sostiene Pilloud que se necesita del análisis de muchas variables y desde la mayor cantidad de miradas disciplinarias posibles para hacer conscientes a los sujetos tanto en lo individual como en lo colectivo, “incluir en el diseño de medidas tanto gubernamentales como también desde el sector productor el trabajo interdisciplinario con psicólogos, sociólogos, médicos y científicos referentes al área de salud mental, ofrecería un amplio y fructífero aporte a la hora de replantear y repensar las conductas humanas para facilitar a futuro nuevas formas de generar consumos más conscientes y equilibrados”.

La influencia de las redes sociales

Las redes sociales han demostrado tener una influencia significativa en el consumo y la imagen que las personas tienen de sí mismas. Graciela Moreschi, médica psiquiatra, comunicadora y escritora, señala que el uso de las redes sociales puede tener efectos tanto positivos como negativos en la vida de las personas.

La sociedad de consumo se refiere a una cultura y un estilo de vida en el que el consumo de bienes y servicios es considerado un valor fundamental. Este fenómeno se ha vuelto cada vez más común en las sociedades occidentales y ha sido impulsado por una serie de factores, como el aumento de la producción de bienes y la creciente accesibilidad de los mismos a través de la globalización y el comercio electrónico.

En muchos casos, la sociedad de consumo ha llevado a un aumento de la deuda y la inseguridad financiera entre los consumidores, ya que a menudo alienta a las personas a gastar más allá de sus posibilidades para mantener el ritmo de la moda y las tendencias de consumo.

Para abordar los problemas asociados con la sociedad de consumo, se han propuesto soluciones como la moda sostenible y el consumo consciente, que promueven una mayor conciencia de los impactos sociales y ambientales de las elecciones de consumo. Además, los gobiernos y las organizaciones también están explorando formas de regular y limitar el consumo excesivo y la producción de bienes y servicios innecesarios.

En resumen, las redes sociales pueden tener efectos positivos y negativos en la vida de las personas, especialmente en lo que respecta al consumo y la autoestima. Es importante que las personas se centren en valorar sus propias fortalezas y logros en lugar de compararse constantemente con los demás. Si una persona siente que su autoestima es baja, puede ser beneficioso buscar ayuda profesional o terapia para trabajar en este aspecto de su vida. “El consumo excesivo de bienes y servicios puede llevar a una serie de consecuencias negativas, como la sobreexplotación de los recursos naturales y la acumulación de desechos y contaminación. Además, el consumo excesivo puede tener un impacto en la salud y el bienestar de las personas, ya que a menudo se asocia con una alimentación poco saludable y la adquisición de bienes materiales que no son necesarios”.

Juan Pablo II y su crítica al consumismo

El Papa Juan Pablo II habló en varias ocasiones sobre el consumismo y su impacto en la sociedad. En su encíclica de 1991 “Centesimus Annus”, el Papa condenó el materialismo y el consumismo desenfrenado, y destacó la necesidad de una economía que ponga a la persona humana en el centro.

En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 1999, el Papa habló sobre el consumismo como una forma de idolatría: “El consumismo es un culto a la vanidad, al egoísmo, al tener más, que deja a los demás en la pobreza y la miseria” y abogó por la solidaridad y la responsabilidad social en la economía, y llamó a los cristianos a trabajar por un mundo más justo y equitativo.

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