La iniciativa porteña empezó como una prueba piloto para almacenar la basura y se expande en los barrios aunque genera crítica
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires comenzó en abril una prueba piloto: se instalaron 2500 contenedores de basura nuevos en los barrios de Recoleta y Retiro, con el objetivo de que al finalizar el mes de mayo hubiera 7000 instalados por diferentes puntos críticos de la ciudad.
Según Federico Schaer, subsecretario de Higiene en CABA, la idea siempre fue extender el cambio a toda la ciudad, y es lo que actualmente está gestionando la subsecretaría. El reemplazo no es sobre el contenedor completo sino que se reemplazan las tapas por unas nuevas con forma de buzón que tienen una “bandeja” para depositar la basura que imposibilita acceder al contenido cuando se vierte. .
“Estamos tratando de evitar o minimizar el impacto de la gente que revuelve la basura”, afirma Schaer. Comenta que con los contenedores reemplazados el problema era que muchas veces las personas revolvían la basura y era más fácil que luego las cosas quedaran desordenadas y sucias.
“Cuanto más fácil es revolver, más fácil es que quede basura afuera de los contenedores”, lo cual empeoraba la higiene de las calles y dificultaba el trabajo de los recolectores que pasaban con el camión, explicó
¿Quién limpia la ciudad?
CABA está organizada por comunas, cada una de ellas contrata diferentes empresas de limpieza, según la página del Gobierno de la Ciudad:
- Comuna 1: AESA.
- Comunas 2, 13 y 14: CLIBA.
- Comunas 11, 12 y 15: SOLBAYRES
- Comunas 9 y 10: NITTIDA
- Comunas 8: ENTE DE HIGIENE URBANA
- Comunas 5, 6 y 7: ASHIRA MARTÍN & MARTÍN UTE
- Comunas 3 y 4: URBASUR
Además de las empresas, Ciudad tiene 12 cooperativas que integran el cuerpo de recolectores urbanos formal. Ellos se encargan de la recolección de residuos puerta a puerta y, en caso de que haya grandes generadores de basura, la recogen y la llevan directamente a los centros verdes.
Los contenedores antivandálicos para basura, ¿funcionan?
“Si antes estaban estallados y había basura afuera, ahora es peor. Queda re feo ver esas puertas q les pusieron y la gente deja la basura igual”, comenta Paz mientras come el chicle que acaba de comprar en el kiosko de Juan.
La joven es vecina de Recoleta y vive al lado de un restaurante. Explica cómo por la noche ve que los empleados salen a tirar la basura y cuando ven que no entra en el buzón, o a veces sin siquiera probarlo, dejan los residuos al costado del contenedor.
A la queja se suma Norma, otra vecina que está también en el kiosko de Juan en busca de unas galletitas Melba para sus nietos que “hoy vienen a casa a merendar”. La mujer canosa niega con la cabeza al oír a Paz y agrega: “yo, imaginate, 72 años tengo ya. Lo que me cuesta abrir las cosas esas para tirar la basura; a veces le pido ayuda a mi marido, pero si él no está lo tengo que dejar en la calle”.
“Eso no es culpa de los tachos.. la gente sigue intentando sacar los cartones y no lo vuelven a guardar”, dice Daniel, que tiene un local de ropa masculina, pequeño, en frente de dos grandes contendores antivandálicos. Dice haber visto dos jóvenes intentando meterse a revolver la basura.
La basura sigue fuera de los contenedores
La realidad, que puede verse cuando uno sale a la calle antes o después de la hora de recolección designada en la Ciudad (19 a 21) es que los contenedores están repletos de resiudos a su alrededor. La medida más que ayudar a la higiene en la calle, está contribuyendo a más suciedad y desorden.
Imágenes propias tomadas en Ecuador entre Santa Fe y Azcuénaga, CABA.
El subsecretario de Higiene, al ser informado de los problemas con los contenedores, comentó que, “hay mucho de irresponsabilidad nuestra como vecinos de que muchas veces dejamos las cosas mal, lo que después dificulta una correcta circulación de los residuos. Para que la basura este adentro la tienen que poner y hay muchos encargados que les da fiaca abrir la bandeja”.
¿Qué pasa con los residuos voluminosos?
Se consideran residuos voluminosos: muebles, electrodomésticos, escombros y otros elementos de gran tamaño que no entran en los contenedores.
Según el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana y la Subsecretaría de Higiene, los contenedores grises o negros, cuyas tapas se están modificando, son sólo para residuos húmenos, lo cual obviamente no incluye voluminosos.
Federico Schaer asegura que desde el Gobierno se han organizado más de una campaña para intentar promocionar la línea 147, que es la que funciona para programar la recolección de los voluminosos.
La idea es que se retiren de forma ordenada por los hogares, sin embargo al salir a las calles de Recoleta la realidad es otra: los voluminosos se apilan alrededor de los contenedores.
“Los muebles y eso se terminan levantando pero queda más desprolijo porque no es el contenedor para eso. No es nuevo el 147 para los voluminosos”, comenta Schaer y agrega que en la campaña de higiene de mitad de este año se intentará volver a concientizar a los vecinos sobre el servicio para este tipo de residuos.
¿Qué pasa con los que revuelven la basura?
No es novedad que muchas personas en Argentina sobreviven de la basura: hay una gran cantidad de recolectores por fuera de las cooperativas mencionadas y el sistema formal que recojen cartón y otros residuos para venderlos y ganar unos pesos.
Al cuestionar qué pasa con esa gente al cambiar los tachos, Schaer menciona que la Ciudad tiene habilitada contención de índole social para estas personas. Los Centros de Inclusión Social son espacios donde se le ofrece alojamiento y atención tanto a familias como a personas que se encuentran solas en situaciones vulnerables.
La misma página del Gobierno menciona que si uno ve alguien en situación de calle podés llamar al 108, línea de los CIS. En la Ciudad hay, actualmente 47 centros con 3.510 lugares.
El subsecretario también observa que la gran mayoría de las personas que revuelven la basura no son de Ciudad sino de otras localidades cercanas. Agrega que “otras jurisdicciones no hacen lo que deberían”, y se refiere a que las zonas que lindan con CABA muchas veces no tienen CIS disponibles para su población, que termina acercándose a la capital en busca de una manera de vivir y que esas son las personas que acaban en la recolección de la basura por fuera del sistema.
También observa que, a pesar de la ayuda social que se ofrece en Ciudad, muchas personas en situación de calle luchan con más circunstancias como por ejemplo la adicción, razón por la cual los CIS no son un lugar en el que terminen ya que exigen que los alojados no estén en consumo activo, entre otras reglas de convivencia.
