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Adorni superó a Santoro y dejó al PRO en crisis en la elección con menos votos de la historia

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Manuel Adorni, el vocero presidencial, se llevó el primer lugar de las legislativas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el 30% de los votos y el peronismo quedó como segunda fuerza con el 27%. Mientras tanto, el partido gobernante, el PRO, se tuvo que conformar con el tercer puesto con casi el 16%, muy por debajo de los dos primeros. ¿Cómo se explica?

La caída del PRO no puede explicarse solamente por un mal desempeño electoral puntual, sino que obedece a una serie de factores acumulados: el desgaste de una marca política que gobernó la Ciudad por más de 16 años, la falta de renovación generacional, y una notoria incapacidad para adaptarse al nuevo clima cultural.

La figura de Jorge Macri, aunque institucionalmente sólida, no logró galvanizar un liderazgo propio, mientras que los intentos de Horacio Rodríguez Larreta por marcar un perfil dialoguista terminaron debilitando la identidad partidaria ante un electorado que exige definiciones más claras.

Para el PRO, el distante tercer puesto representa un revés inédito: pasar de liderar con casi la mitad del electorado a quedar relegado por dos fuerzas polarizantes obliga a una profunda revisión interna. La fragmentación del voto de centro-derecha y la falta de una propuesta clara para la Ciudad dejaron al macrismo local en una encrucijada.

Silvia Lospennato aceptó la contundente derrota en su búnker

LLA vs. PRO: la batalla por los votos de centro-derecha que no ganó nadie

En una férrea campaña entre sus candidatos y líderes, La Libertad Avanza y el PRO decidieron enfrentarse el uno al otro. Luego de dos años de mandato de Javier Milei como presidente de la Nación y de Jorge Macri como Jefe de Gobierno, los libertarios lograron dar vuelta los resultados.

En 2023, Jorge Macri ganó con el 49,7% de los votos, mientras que Ramiro Marra, entonces candidato de LLA, obtuvo el 13,8%. Hoy, el empuje de la coalición libertaria superó al PRO con casi el doble de los votos, lo que constituye un giro notable en las preferencias del electorado de la Ciudad.

Ramiro Marra ya no es parte de LLA y se quedó fuera del congreso porteño

Sin embargo, este crecimiento de La Libertad Avanza no se traduce en una victoria estructural para el espacio de la derecha porteña. Si se comparan los resultados de 2023 con los actuales, el retroceso es evidente: hace dos años, el PRO y LLA reunieron casi el 64% de los votos; hoy, apenas superan el 46%. En términos concretos, perdieron más de 17 puntos porcentuales.

Una pérdida de ese calibre no puede explicarse solo por el corrimiento del voto de un espacio hacia el otro, sino por una dinámica de desgaste mutuo y dispersión interna. Tanto Horacio Rodríguez Larreta (que sacó el 8%) como Ramiro Marra (que obtuvo el 2,62%) decidieron competir por fuera de las listas principales de sus respectivas fuerzas, restando votos valiosos a los candidatos oficializados.

Aunque entre Adorni (LLA), Lospennato (PRO), Larreta y Marra superan los porcentajes individuales de cada espacio, incluso sumados no logran alcanzar el caudal total que ambas fuerzas reunían unidas en 2023. La fragmentación, por tanto, no solo debilitó a cada espacio por separado, sino que desdibujó la identidad común de un electorado que, confundido o desencantado, decidió ausentarse de las urnas o explorar otras alternativas.

El ascenso de Adorni

El ascenso de Manuel Adorni se explica tanto por su visibilidad diaria como vocero presidencial como por su alineamiento total con el discurso libertario. Su candidatura capitalizó el voto duro de quienes avalan la confrontación con la política tradicional y confían en el enfoque económico liberal del oficialismo. Representa una expresión genuina del núcleo ideológico de LLA, y su figura ha sabido sintetizar el descontento con el sistema.

El rol del peronismo

Por su parte, con Leandro Santoro al frente, el peronismo volvió a erigirse como segunda fuerza con cerca del 27% de los votos. Aprovechó el desgaste del oficialismo y los vacíos dejados por la polarización LLA-PRO para recuperar protagonismo. A pesar de que consiguió menos votos que en su candidatura a jefe de gobierno en 2023 (32,3%), representa una gran elección ya que logró mantener competitividad en un contexto hostil para su espacio.

Baja histórica en la participación: casi la mitad de los porteños no votó

El factor de la bajísima participación electoral no puede ser pasado por alto: solo el 53,33% del padrón electoral votó el día domingo. Es la participación electoral en CABA más baja de su historia (desde 1997).

Ahora, la sigue la elección de 2007, donde por segunda vuelta Mauricio Macri, con el 60,96% de los votos, le ganó a Daniel Filmus y se convirtió en jefe de gobierno. Este desinterés, potenciado por la desafección con la política y la novedad de un turno desdoblado, erosionó la base tradicional de votantes del PRO.

La baja concurrencia marca, además, un desafío estructural: si este nivel de participación se consolida, todas las fuerzas deberán adaptar sus estrategias de movilización y comunicación. La pregunta que queda abierta es si la desafección actual es un fenómeno coyuntural —vinculado al desdoblamiento electoral— o si anuncia una nueva normalidad en la política porteña.

Adrián González, director del Instituto de Gestión Electoral, anunció los primeros resultados alrededor de las 19h

La apatía electoral no es un fenómeno inédito, pero su profundidad actual resulta alarmante. En la historia reciente de la Ciudad, solo las elecciones de balotaje con resultado cantado habían mostrado desinterés similar. Esta vez, sin embargo, se trata de elecciones legislativas, donde tradicionalmente la participación superaba el 70%.

La desafección parece más estructural que coyuntural: expresa una pérdida de fe en el sistema representativo y una creciente creencia de que el voto ya no incide en el rumbo político. Se trata de una señal crítica que interpela no solo a los partidos, sino al sistema político en su conjunto.

¿No votar es la nueva norma?

El consultor político Carlos Fara afirmó: “En función de lo que vimos en las cinco provincias anteriores, está claro que hay una baja en el interés”. Fara se refiere a las elecciones legislativas celebradas el domingo pasado en las provincias de Chaco, Salta, Jujuy y San Luis, y la elección de Santa Fe de abril, en donde la participación electoral rondó entre el 55% y el 64%. “Es una sociedad que está saliendo de una crisis, que no ve en absoluto nada dramático en estas elecciones locales como para tener que volcarse a las urnas como lo hacía históricamente”, dijo Fara.

Finalmente, dejó planteado un interrogante preocupante: “La gran pregunta es si esto es una nueva normalidad. Si esta corriente cultural libertaria hace pensar a la gente que el sistema político no es importante y que lo importante es la economía, como para desafectarse del sistema político”.

A esta idea se sumó Lucas Romero, director de Synopsis Consultores, que aseguró que hay múltiples factores que explican la causa: “Existen diversos factores, como la creciente desafección de parte del público de la participación del proceso, el enojo con el sistema y con la política. Y hay otros más coyunturales, como que las legislativas suelen tener menos participación, y más en este caso que nunca habíamos tenido legislativas desdobladas”. Romero, al igual que Fara, entiende que el ciudadano de CABA no le vio sentido a ir a votar: “Seguramente no se entendió el sentido o relevancia de esta votación”.

Finalmente, señala Facundo Nejamkis, de la consultora Opina Argentina, que “hay una tendencia histórica a la baja, que se corrobora en otros distritos”. Además, sostuvo que existe una apatía de la gente con la política, que hay que entenderla como el ”post tsunami Milei”. A esta idea, Gustavo Córdoba, director de la consultora Zubán Córdoba, agregó: “hay porteños que no se sienten representados ni siquiera por la irrupción de La Libertad Avanza. Y eso es un mensaje al corazón de la política”.

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