El subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, reactivó el debate sobre un arancel para estudiantes extranjeros. El Ministerio de Capital Humano manejaría los cobros para becas, aunque la Secretaría de Educación lo niega.
El subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, reavivó el debate sobre la posibilidad de cobrar un arancel a los estudiantes extranjeros sin residencia permanente en Argentina para acceder a universidades públicas. Esta propuesta, que formaba parte de la primera redacción fallida de la Ley Bases, fue nuevamente discutida por Álvarez en una reciente entrevista en el canal de streaming Neura.
La iniciativa, incluida originalmente en el artículo 553 de la Ley Bases, planteaba una modificación al artículo 2° bis de la Ley N° 24.521 de Educación Superior. Este artículo actualmente asegura la gratuidad de los estudios de grado en instituciones estatales tanto para argentinos como para extranjeros sin exigir residencia permanente y prohíbe el establecimiento de aranceles o tarifas.
Según los últimos datos disponibles de la Síntesis de información universitaria 2022-2023 de la subsecretaria de Políticas Universitarias, se registraron un total de 122.769 estudiantes extranjeros en universidades argentinas: 104.998 en pregrado o grado (4,1% del total) y 17.771 en posgrado (9,9%). En las universidades públicas, los extranjeros representaban el 4,3% (91.894) de los estudiantes, mientras que en las privadas constituían el 5,5% (30.785).
Sin embargo, Álvarez destacó que actualmente en promedio el 8% de los estudiantes en las carreras ofrecidas por las universidades nacionales son extranjeros. En particular, en la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires, los migrantes representan el 20% del alumnado.
El plan del gobierno, según Álvarez, sería que el Ministerio de Capital Humano se encargue de gestionar el cobro de este arancel en lugar de las universidades. “Estamos considerando implementar un cobro, pero en vez de que las universidades se encarguen de recaudarlo, el ministerio lo haría. Habría una tasa administrada por el ministerio, y esos fondos se destinarían directamente al programa de becas”, explicó.
No obstante, el Secretario de Educación, Carlos Torrendel, desmintió la existencia de un proyecto concreto de arancelamiento: “La Secretaría no cuenta con ningún proyecto de arancelamiento universitario”.
¿Qué opinan los estudiantes argentinos sobre la propuesta de arancel?
Chiara, estudiante avanzada de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, opinó que sería razonable cobrar un arancel a los extranjeros, ya que “cada vez es mayor el número de estudiantes de países como Brasil, Ecuador o El Salvador que vienen a aprovechar la educación gratuita en Argentina, y después se van con un título que vale un montón y sin retribuir nada al país”. Ella sugirió que se podría incluir una cláusula que los obligue a trabajar en Argentina o también desde la docencia durante algunos años para compensar el beneficio recibido.
Por su parte, Julián, estudiante de Actuario de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires argumentó: “Considero que los extranjeros no residentes deberían abonar un arancel. No creo que la universidad pública deba ser gratuita para todos. Si bien el porcentaje de extranjeros no es tan alto, cualquier aporte ayudaría a mejorar la infraestructura y los salarios docentes, que hoy son bajísimos.”
En esta misma línea, Chiara sugirió que una solución podría ser cobrar un arancel mensual de entre 500 y 1000 dólares a los estudiantes extranjeros, ya que “este ingreso adicional podría ayudar a mejorar la situación financiera de las universidades, particularmente en lo que refiere a los salarios docentes que siempre han sido bajos en la UBA”.
Julián también mencionó que “el tema de arancelamiento es un tabú, pero eso no significa que se esté en contra de la universidad pública. En realidad, podría ser una forma de aportar más y mejorar la situación actual.”
Chiara, por su parte, señaló que el debate ha sido politizado: “Los partidos en la universidad, como el Torrente, cercano a La Cámpora, utilizan el miedo a que cobrarles a los extranjeros sea solo el primer paso para arancelar toda la educación pública. Eso hace que la discusión se vea mal.”
¿Qué opinan los estudiantes extranjeros sobre la propuesta de arancel?
Desde la perspectiva de los estudiantes extranjeros, el panorama presenta opiniones variadas. Alejandro, un estudiante ecuatoriano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, comentó sobre su elección de Argentina, señalando que la proximidad, diferencia con su país y el renombre internacional de la Universidad de Buenos Aires fueron factores decisivos. “El nivel de enseñanza y de exigencia en la UBA es mucho mayor. La metodología es más autodidacta, algo que me gusta, y los profesores están mejor preparados. Además, hay muchas opciones para trabajos extracurriculares y el trato con los ayudantes es muy ameno”.
Alejandro aseguró que entiende la necesidad de un arancel: “Aunque a nadie le gusta pagar por estudiar, creo que sería justo siempre que no trabajemos ni aportemos con impuestos en Argentina. Ya de por sí, vivir acá y pagar por servicios es una forma de aportar a la economía local, pero entiendo que si la facultad necesita más recursos, el cobro sería razonable”.
Leonardo, otro estudiante también ecuatoriano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, compartió una visión similar: “El presupuesto muchas veces no alcanza y al ser tantos estudiantes, si todos aportan, la facultad no estaría en tan mala condición como lo está hoy en día”. Sin embargo, destaca que “seguiría estudiando, aunque solo se nos cobrará a los extranjeros”. En cuanto a la diferencia de costos y su conveniencia, Leonardo explicó: “Mi hermano y yo necesitamos aproximadamente 1.100 dólares al mes para cubrir todos nuestros gastos en Argentina. En contraste, estudiar medicina en Ecuador nos costaría alrededor de 550 dólares cada uno. Así que, en total, estudiar en una universidad pública en Argentina resulta entre 300 y 400 dólares más barato para nosotros”.