“Soy un delirante heredo-reformista”, confiesa Horacio Sanguinetti, una de las personas que más conoce sobre la Reforma, porque además de heredar de su padre el sentimiento reformista leyó y escribió más que nadie sobre la cuestión. Además de ser profesor en la Universidad de Buenos Aires, fue rector del Colegio Nacional durante 23 años, hasta ahora la gestión más prolongada al frente del emblemático establecimiento. También fue ministro de Educación de la Ciudad en 1996. Anécdotas y reflexiones de quien mantiene su lucidez y perspicacia para hablar sobre la universidad de ayer y de hoy.
_____________________________________________________________________________________________Profesores por herencia
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La Universidad de Córdoba no sé si podía afirmarse que fuera una universidad. Era una universidad muy precaria, una universidad donde los profesores se designaban por leva hereditaria, no por concurso, leva de parientes. Es decir había que pertenecer a 5 o 6 familias de las más importantes que había en Córdoba. Era una universidad profundamente marcada por los jesuitas, sobre todo, por los cuales tengo un gran respeto, tipos muy inteligentes y políticamente muy hábiles y durante la colonia fueron los que detentaron la educación en el país. Pero en ese momento tenían una posición reaccionaria que limitaba las funciones.
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¿Quién gobernaba la universidad? Una academia. La academia eran y siguen siendo gente que se presume que tiene conocimiento de una materia y están muy bien en lo suyo pero de ahí a que dirigieran la universidad… Para ser académico no es necesario ser profesor universitario. Ocurría que los profesores ni siquiera dirigían la universidad. La dirigía la academia que era un grupo de viejos, no tenían experiencia docente, no sabían que ocurría realmente en la universidad.
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Los profesores en general eran mediocres, la biblioteca no tenía los libros más importantes de la última época. Los chicos no tenían idea tampoco de cuáles eran las últimas corrientes políticas y científicas en las diversas especialidades, los docentes eran muy flojos, la conducción de la universidad muy reaccionaria. Había restricciones muy fuertes y la Universidad de Córdoba era una universidad realmente mediocre.
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Entonces, los estudiantes vieron la necesidad de hacer reformas y es cuando la universidad empezó a tomar medidas realmente reaccionarias como la clausura del internado del Hospital de Clínicas en Córdoba (una especie de hotel para los estudiantes) que terminó siendo el factor determinante para la histórica Reforma. El cierre del hospital obligaba a los estudiantes a pagar alojamiento y comida en otra parte. Pidieron que no se suprimiera pero el Consejo Superior les contestó que no iba a reconocer ninguna propuesta de los estudiantes. La reacción no se hizo esperar y a fines de 1918 estalló la Reforma.
Que se vayan todos
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A los que conducían la Universidad, con la reforma de 1918 los echaron a todos y nombraron a hombres jóvenes de la nueva generación. Algunos profesores renunciaron y en general les fueron aceptadas las renuncias.
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El 15 de junio fue el día del gran lío. El día en el que se convocó la nueva asamblea para designar al nuevo rector y se descontaba que iba a salir un reformista. La mayoría de los hombres que se habían comprometido a votar por los reformistas cambiaron el voto. Se dice que por influencia de los jesuitas a las mujeres, hijas y madres de los consejeros en las confesiones. Parece que las amenazaban con el infierno y cosas por el estilo y las mujeres iban a la casa y decían: vos tenés que votar por ésto, por lo otro. Pobre marido, soliviantado por su mujer votaron todos por el director de los Principios (diario cordobés). Y cuando salió, ahí se armo lío, los estudiantes lo atropellaron y lo sacaron a patadas, tomaron la facultad, la universidad, quemaron cantidad de cosas. Un grupo muy dispuesto entró al salón de actos, que es el salón de actos más lindo del país, el salón de actos de la universidad de Córdoba es una joya, el gran escritor Juan Filliol me contó que él iba a quemar el salón de actos, entraron Deodoro Roca y Raúl Taborda y lo sacaron a patadas, que estaban locos.
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Deodoro Roca asumió la cátedra de Filosofía en Derecho, pero Deodoro era un vago fenomenal. No se ocupaba, no iba. Era consejero y no iba a las sesiones de Consejo, no iba a dar clases. Era un tipo fenomenal, un orador fenomenal, un expositor brillantísimo, el programa de él es magnífico comparado con el programa anterior de Filosofía del derecho, pero no iba nunca. En la intelectualidad argentina, Deodoro estuvo muy cerca del genio, fue el hombre del Manifiesto Liminar.
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Buenos Aires tuvo un proceso pre revolucionario en el año 1903, en las facultades de Derecho y Medicina. Ahí se eliminó la conducción de las Academias, que ese era el punto fundamental. Pero Buenos Aires tuvo la enorme fortuna de tener de rector de la universidad a Eufemio Uballes. Eufemio Uballes era el hombre más viejo de la universidad, pero era reformista. Se dio cuenta que esto era lo que había que hacer. Tomó las cosas y las impuso. Entonces, puso el voto estudiantil, el concurso de profesores, todo lo que se ubica en el año 1918. Con gran esfuerzo y lucha, él como rector las aplica de arriba, sin pelearse con los estudiantes. Todo lo contrario, los estudiantes estaban encantados en el año 1919. Y ahí empieza una universidad reformista.
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La universidad funcionó muy bien en todos lados: Córdoba, Buenos Aires, se nacionalizaron las dos universidades provinciales de Tucumán y el Litoral. Esos años 20’ fueron años de gran progreso intelectual y de una universidad que finalmente empezó a trabajar científicamente. Vino 1930 y se fue todo al diablo. Lo primero que dijo Uriburu fue: “Vamos a corregir la anarquía universitaria”, e intervino la universidad. Echó a todo el mundo, puso a la gente que quiso él y la Universidad nunca se repuso del todo porque después Perón hizo algo parecido.
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Hubo un momento después de la caída de Perón que hubo una autonomía muy grande dado por la Revolución Libertadora. Hizo una universidad con autonomía total, superior a la ley. Si el estatuto universitario entraba en conflicto con la Ley Universitaria ¿Qué prevalecía? El estatuto universitario. Es decir, que la universidad podía modificar la ley desde adentro. Nunca pasó pero se podría haber hecho. Entonces esa universidad, esa generación reformista en ese momento tenía 60 años, 50 y pico, esa fue la gran universidad argentina: 10 años, de 1955 a 1966, después viene Onganía y manda todo al diablo de nuevo.
Un delirante heredo-reformista
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Soy, como una vez me dijo Félix Luna, un heredo-reformista porque mi padre tuvo una actuación muy importante en la Reforma. Él me contaba cuando yo era chico cómo fue la Reforma Universitaria. Después empecé a leer y tenía todos los libros de la Reforma y después los que fui comprando yo y escribiendo también. Soy heredo-reformista por mi padre. Si él no hubiese tenido la actuación que tuvo probablemente a mí me hubiese pasado de largo. Hubiese sido un reformista tibio y no un delirante como soy ahora. Es uno de los grandes temas de mi vida, y tengo una gran bibliografía a favor y en contra. Y acepto las objeciones que se le han hecho, las cosas que no se hicieron bien.
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Pasaron como 60 años hasta que empezaron a cumplirse los principios reformistas. La participación estudiantil, la elección de profesores, no se aplicaron enseguida. Estamos hablando de 1918 y recién se aplicaron los principios de la Reforma en 1956, mucho tiempo después. Hay una serie de conceptos fundamentales de la Reforma: cogobierno, participación estudiantil, concurso de profesores, publicidad de los actos universitarios. Los aspectos fundamentales recién ahí se aceptaron, y hoy ya nadie discute que los estudiantes tienen que ser miembros de los consejos. En su momento eso generó tempestades de debate.
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Yo creo que los principios, los que se aplicaron están ahí y tienen el valor que tenían en 1918. Ahora, han pasado 100 años, y esos principios pueden tener adaptaciones en función del tiempo y otros que pueden haber ido surgiendo pero que son contestes con la libertad de expresión, con la libertad de cátedra, con el libre acceso a la universidad, con los grandes principios de la Reforma.
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Las universidades privadas son entes un poco distintos, los reformistas las resistimos mucho en el enfrentamiento libre o laica, pero lo que yo creo es que la universidad privada es una entidad necesaria también, creo que debe tener los elementos esenciales de libertad de expresión, y si no los tiene hay que irlos corrigiendo.
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Tendría que ser bastante duro con los jóvenes reformistas de hoy (para compararlos con los del 18), porque me parece que no tienen la menor idea de lo que era la Reforma, en realidad saben muy poco de la Reforma. No tienen idea histórica de lo que fue, de las cosas que planteó. Vuelven a plantear temas que ya están suficientemente debatidos. Son más débiles intelectualmente. Me parece. Los reformistas del 18 fueron una generación extraordinaria, encabezada por dos o tres figuras muy importantes como Deodoro Roca en primer lugar, Saúl Taborda, Julio V. González, Carlos Sánchez Viamonte, eran figuras de primerísimo nivel y yo en este momento no veo a nadie que tenga esa envergadura intelectual.
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El movimiento reformista triunfó, impuso su aspectos fundamentales, cambió la universidad, y además cambió la mentalidad de los estudiantes. Esa idea de que el estudiante debe estar al servicio del país, es una idea que trae la Reforma. Hasta ese momento los estudiantes de lo que se ocupaban era, más bien, de sacar el título cuanto antes. Acá, en la Facultad de Derecho, en determinado momento establecieron la asistencia obligatoria visto que los estudiantes no iban a clase, y ¿Qué hacían los estudiantes? Mandaban a los choferes a las clases, entonces cuando pasaban lista y decían “Sanguinetti?”, “Presente” contestaba el chofer. Era todo una farsa, y todo el mundo lo sabía y no pasaba nada. El profesor tenía un auditorio que no entendía ni medio de lo que estaba hablando.
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Creo que la escuela secundaria está muy mal, ahí hay que hacer reformas. La primaria pasa, y la universidad es autónoma, mucho no se puede hacer. No funciona tan mal dependiendo las facultades, algunas son un descalabro. El colegio secundario está muy mal, tiene muy malos profesores, eso es fundamental. Hay que atender al profesor secundario, mejorarle el salario, tienen salarios miserables, mejorarle la formación. Alguien que entienda muy bien el tema tiene que tomarlo en sus manos, hacer las reformas del caso, contar con dinero para modificarlo. Eso es vital para el país, el secundario es la que le da la formación integral al chico, le da la cultura general, le facilita las cosas intelectuales.