El 15 de marzo del año pasado, luego de que se declarase al covid19 como pandemia, se tomaron medidas a nivel país como lo fue el cierre de la frontera, el confinamiento obligatorio y con ello el comienzo de las clases virtuales. Muchos chicos festejaron que por 15 días no iban a tener que ir al colegio, pero el festejo se fue convirtiendo en preocupación a medida que esos 15 días se multiplicaban.
Los egresados de secundaria de 2020 vivieron todo su último año escolar de forma virtual, los cual no solo los afectó de forma educativa, sino también a nivel emocional. El 18% de los niños, niñas y adolescentes dijo sentirse deprimido en una encuesta que realizó UNICEF, sobre el impacto de la pandemia en la educación, en junio de este año. Esta situación definitivamente golpeó fuerte a los chicos, y más que nada a aquellos que comenzaron la universidad.
Carolina Alberto, quien es psicopedagoga y trabaja con chicos de los últimos años de secundaria en test vocacionales, explicó que los últimos años escolares son en los cuales uno logra un poco más de madurez, de posicionamiento ante la vida y es donde uno empieza a preguntarse sobre su proyecto de vida. Es donde uno empieza a tener una postura ideológica a nivel religioso, político, social, y a hacerse planteos. La vida escolar ayuda a pensar y expresar todo esto, por eso son tan importantes estos últimos años.
Agustin Lafemina, quien terminó el colegio el año pasado dijo “Podría haber aprendido mucho más si mi último año de colegio hubiese sido presencial, porque es a lo que uno está acostumbrado. En casa es más fácil distraerse, a veces hacía las clases desde la cama o hasta ni me conectaba y la exigencia que tenían los profesores no era la misma que en la presencialidad”. Agregó “estando en la facultad me doy cuenta que si me hubiese preparado un poco mejor podría tener mejores resultados”.
Esto deriva en otro problema, y es cómo hicieron los chicos sin su último año de colegio para elegir una carrera, para decidir que querían para su futuro. “La elección de la carrera me llevó tiempo, pero lo resolví solo sin la ayuda del colegio. A mi siempre me gustaron las ciencias empresariales, entonces termine estudiando marketing”, dijo Agustin.
Por otro lado, Sofia Carbone quien también terminó el colegio el año pasado dijo “Se me complicó elegir, yo venía de dedicarle en el colegio ocho horas a la semana a las distintas orientaciones que me gustaban, y de un día para otro todo pasó a ser virtual. Fue un gran salto que no me esperaba, hasta el test vocacional pasó a ser virtual y terminé sin hacerlo. Elegí la carrera investigando todo por mi cuenta, a medida que exploraba las distintas opciones iba descartando las facultades y carreras que menos me convencían ”.
Los ritos del egreso
Carolina Alberto explicó que a los chicos les cuesta elegir una carrera al no haber vivido su último año de colegio como lo esperaban porque la virtualidad no permite cerrar adecuadamente esa etapa.
Los chicos se quedan con esa sensación de que les faltó vivir cosas como salidas, reuniones, o actividades escolares. Se quedan con eso de que les faltó el estar en el recreo y ser los más grandes, ser vistos o lucir el buzo de egresados.
Estos son todos ritos que no vivirlos afecta a los chicos en lo emocional, tienen que hacer un duelo y atravesar la nostalgia de lo no vivido y de lo que no se va a poder vivir. Ante esto a muchos les cuesta elegir una carrera, proyectarse y también se han dejado estar porque la falta de estos ritos les provoca que no puedan salir de esta etapa.
“No tener el último año de colegio como esperaba hizo que esté más desmotivada a la hora de empezar la facultad. Fue como una etapa mal cerrada, no solo en el sentido académico sino por un montón de otras cosas que conlleva el último año de colegio.
También me pasó que este año no empezamos presencialmente la facultad, y eso también me sacó ganas. Fue complicado, más en mi carrera que es diseño, tecnología y negocios, yo veo súper necesarias las clases en persona”. dijo Sofía.
Por otro lado Agustin expresó “Sentí que me faltó vivir mi último momento dentro del colegio con mis amigos y con los profesores, a mi me gustaba mucho ir. Si hubiese tenido mi último año de manera presencial, hubiese sido diferente el comienzo de la facultad, no tendría porque estar triste o sentir que algo me faltó, en una vida presencial hubiese disfrutado de muchas cosas de las cuales el último año no pude disfrutar”.
Danilo, quien se encuentra en su último año escolar, cree que haberse perdido un año y medio de presencialidad lo va a afectar en la universidad a la hora desenvolverse e interactuar con nuevos compañeros.
Hay una realidad y es que el no haber vivido en presencialidad el último año de colegio puede hacer que los chicos se queden detenidos en la etapa escolar, lo que dificulta la elección de una carrera universitaria o hace que muchos chicos entren en crisis con la carrera que eligieron.
El director del departamento de Comunicación Publicitaria e Institucional de la UCA, Leandro Alberto Palacios Copello comentó que en su carrera en particular, se notó una disminución importante de las bajas respecto a años anteriores.
Explicó que uno de los puntos al mirar el primer año en agosto del año pasado se observó el ingreso de muchos alumnos que provenían de otras carreras o de otras universidades en las que no habían tenido un inicio de acuerdo a sus expectativas.
Carolina Alberto explica que se genera una gran incertidumbre sobre cómo empiezo a conocer a mis compañeros más allá de lo académico, como genero un vínculo con los profesores o como manejarse las clases. El sentir que conocieron la universidad por zoom genera una crisis y hace que los chicos no se sientan motivados.
Palacios Copello dijo que a pesar de que el rendimiento académico de los alumnos fue similar a la vida presencial, a medida que avanzó el segundo cuatrimestre, se evidenció un cansancio lógico por lo particular de la situación, que exigió un esfuerzo extra a lo que serían las situaciones habituales.