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Investigación: 20 años para construir 11km de ruta

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La Autovía de la Ruta 11 prometió cambiar la cara de la ciudad de Resistencia, capital de la provincia del Chaco. Comenzó a construirse en el 2013, sin embargo, el proyecto original data de la presidencia de Menem. Convenios millonarios, acuerdos políticos y cambios de gobierno que a 2021 solo lograron ejecutar el 50% de la obra.

“No se puede pasar por ahí”, dice un constructor que descansa sobre su retroexcavadora. “Pero no hay ningún cartel que me diga por donde ir”, responde el conductor del automóvil. Así se circula por el acceso más importante a la ciudad de Resistencia, Chaco.

Caballos, colectivos, bicicletas, ambulancias, remises y autos particulares. Ninguna señalización de obra. Camiones de carga que pasan por el medio de la ruta, motos que se cruzan y personas que trabajan llenas de polvo. Carriles separados por tachos, pozos, lomas de burro. Montañas de tierra, máquinas de construcción paradas, barrios carenciados por derecha y por izquierda, un supermercado Walmart y un hotel cuatro estrellas con casino. El acceso al aeropuerto más importante de la región y un solo cartel perdido que marca el “inicio de zona de obra” de la Autovía de la Ruta 11.

La travesía urbana de la Ciudad de Resistencia

En 2013, durante la segunda presidencia de Cristina Fernández y el segundo mandato del gobernador de la provincia del Chaco, Jorge Capitanich, se licitó el proyecto de la “Autovía de la Ruta 11”, ubicada en un importante acceso a la ciudad de Resistencia y conectada con Formosa, Corrientes y Paraguay.


Esta Obra Pública consistía en la duplicación de la calzada de un tramo de 11 km entre el Cementerio Parque Jazmín y el Autódromo de Resistencia; la construcción de calles colectoras, puentes de hormigón en el cruce de las vías del Ferrocarril Belgrano sobre el Río Negro, conductos pluviales, señalización, iluminación e instalación de semáforos. Además de una remodelación total del acceso a la ciudad de Resistencia por Av. 25 de Mayo hasta Calle 12.

Convenio Marco Licitación Publica 1/13

El proyecto fue un acuerdo entre Vialidad Provincial, encargada de la inspección y Vialidad Nacional, desde la supervisión y financiación, según especificaba el convenio marco de la obra. El jefe de presa del Distrito Nacional de Vialidad Chaco, Milton Brizzo, dijo que este acuerdo se realizó para “agilizar las cuestiones administrativas de la obra”, ya que el pliego y el llamado a licitación corrían a cuenta de la provincia,

El presupuesto de la obra fue de $ 758.050.000. A la licitación se presentaron tres empresas: IECSA – RUTAS DEL LITORAL S.A (UTE) con un importe de $863.937.908,87, HELPORT S.A – NESTOR JULIO GUERECHET S.A (UTE) con $879.614.489,09 y la ganadora de la licitación DECAVIAL S.A.I.C.A.C, con una oferta de $678.926.079,53, un 10,44% por debajo del presupuesto oficial.

¿Qué es una licitación pública?

“El fundamento de una licitación es que haya muchas ofertas y que el Estado se beneficie con la mejor”, explicó un asesor de empresas constructoras. Se publica en el diario el llamado y las que cumplan con las condiciones pueden presentarse. Cada oferta puede ser de hasta un 20% por arriba o por debajo del presupuesto oficial y puede ganar, incluso, la que tenga el segundo mejor precio, ya que se evalúa todo el historial de la empresa. Sin embargo, el asesor destacó: “El jefe del registro de constructores del Chaco repartía las obras. En cada licitación se presentaban tres propuestas, pero estaba todo arreglado de antemano. Una ofrecía un precio inferior al presupuesto y las otras dos iban al llamado solo para que hubiera competencia”.

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De Menem a Kirchner, pasando por Capitanich y Lázaro Baez

El proyecto sobre el cual se iba a licitar la ejecución de esta obra, según el archivo de los medios de comunicación locales, tenía datos y fechas confusas. La realidad es que el mismo le fue encomendado en el año 1999/2000 a la Consultoría Oscar G. Grimaux y Asociados durante la presidencia de Menem, siendo Ángel Rozas gobernador del Chaco.

En el 2001 se licitaron dos obras a construirse en la provincia: una fue la Ruta Nacional N°16
(Nicolás Avellaneda) que unía a Resistencia con Corrientes, adjudicada a la UTE JCR & DECAVIAL. La otra era la Autovía de la Ruta 11, desde el Cementerio Parque Jazmín hasta el Autódromo, cuya licitación fue ganada por la empresa Sucesion Adelmo Biancalani.

Créditos: Irina Repetto


Sin embargo, en el 2002 se produjo la devaluación, cayó De la Rúa, se terminó el uno a uno y comenzó la escalada inflacionaria en el país. Fue necesario que en los contratos que tenían por objeto la ejecución de obras, se buscara una herramienta para mantener los precios según lo cotizado, autorizando el reajuste conforme el incremento de precios. Para esto se dictó el decreto 1295/02, que autorizó re determinar los precios de la Obra Pública según la inflación.

“La empresa de Biancalani, adquirida en el 2006 por Austral Construcciones de Lázaro Báez, no pudo, en ese período, empezar la obra ni re determinar los precios, pero JCR & DECAVIAL si lograron hacerlo, ya que eran empresas mucho más grandes que la de Biancalani en ese momento”, explicó el ingeniero Hugo Varela, administrador general de Vialidad Provincial.

Por su parte, una asesora de empresas constructoras dijo: “JCR y Biancalani estaban vinculadas a la administración de Vialidad Nacional porque JCR era quien le alquilaba el hotel boutique del Calafate a la familia Kirchner. Existían vinculaciones que le daban a los funcionarios provinciales, la seguridad de que, si la contratista era JCR o Biancalani, los recursos para la obra estaban garantizados”.

Mapa Ruta 11


“En diciembre del 2007, cuando asumió la gobernación de la provincia Capitanich, se renegociaron los precios del contrato rápidamente, pero se logró hacer solo el acceso al aeropuerto, unos 5000 metros que se reconstruyeron, con iluminación y repavimentación. Estos trabajos tardaron ocho meses y se inauguran con la presencia de la entonces presidenta Cristina Fernández. Luego, como los montos de la obra no cerraban con los mecanismos de ajuste de precio, se rescindió el contrato con la empresa de Biancalani. Debido a esto se realizó una nueva licitación en el año 2013 con reformulación de proyecto y bajo una nueva denominación: “Travesía Urbana de la Ciudad de Resistencia”, explicó el administrador general de Vialidad Provincial.

El proyecto comenzó a ejecutarse en ese año, pero con muy poco avance. El jefe de presa de Vialidad Nacional explicó que la obra contaba con mucha construcción de desagües pluviales, 1/3 era bajo tierra: “No se veían avances físicos, porque los canales que se hacían, se tapaban. Esto representaba el 30% del presupuesto total de la obra”, dijo Brizzo.

La (no) paralización de la obra

En diciembre del 2015 Mauricio Macri fue elegido presidente de la Nación y por primera vez en ocho años, Chaco tenía un signo político distinto al gobierno de turno. Domingo Peppo asumió como Gobernador de la provincia y Jorge Capitanich como Intendente de la ciudad de Resistencia. En ese entonces la obra estaba ejecutada en un 12%.
“Hubo muchas idas y vueltas en cuanto a la reformulación del proyecto. El gobierno de Macri puso en observación toda la obra pública, en especial las viales con mayor monto. Se revisaron todos los contratos y esto hizo todo se demorara. Se decidió acortarla a la mitad, aunque nunca se concretó, porque no era prioritaria y Vialidad Nacional quería concentrarla en su totalidad”, explico un funcionario de la gestión de Domingo Peppo.

Créditos: Irina Repetto

Mucho se discutió sobre si la obra estuvo o no paralizada. Fuentes del Gobierno Oficial dijeron que sí, mientras que otros sostuvieron que se encontraba “virtualmente paralizada”, es decir que se construía muy poco. Pudimos corroborar que la segunda opción es efectivamente la correcta. Desde el año 2016 los certificados emitidos estuvieron por debajo de la curva de inversión, atrasados y sin pagarse.


Brizzo argumentó que, durante la gestión de Macri, se dijo que la obra “no estaba bien supervisada y había inconvenientes en la inspección y ejecución”, por lo que se solicitó dar de baja el convenio. Para marzo del 2019 el presupuesto de Vialidad Nacional fue recortado en un 66%, por lo que se debieron revisar los estados y situaciones de los contratos de obras que tenían dificultades en su realización. Por tanto, en junio del mismo año se realizó el traspaso de jurisdicción y Vialidad Nacional se hizo cargo de la ejecución, inspección y financiación de la obra.

Una cuestión de Estado

Después de las elecciones de octubre del 2019, Alberto Fernández asumió la presidencia y Jorge “Coki” Capitanich con el 49% de los votos fue elegido, una vez más, Gobernador del Chaco. La Arquitecta Alejandra Vilela, actual directora de Vialidad Nacional del Chaco explicó: “El Gobierno Nacional, después de abonar a gran parte de las empresas los certificados atrasados, dio instrucciones de elegir dos obras para su reactivación. En Chaco fueron seleccionadas la Autovía de la Ruta 11 y la Ruta N°7, reiniciando las mismas en mayo del 2020”.

Vilela agregó: “Cuando retomamos el trabajo, solo estaba ejecutado un 33%. En los últimos ocho meses, se concretó un 20% más. Hoy la obra está valuada en $5.600.000.000. Durante la gestión anterior se certificaban por mes, cinco o siete millones de pesos, solo para mantenerla. Con el cambio de gobierno se pasó a facturar cerca de $200 millones por mes y se espera superar los $300 millones”.

Fuente: Vialidad Nacional

Originalmente la obra tenía un plazo de ejecución de 36 meses, es decir que su inauguración estaba prevista durante el mandato de Peppo. “El proyecto tenía un componente hidráulico muy grande que buscaba resolver varios problemas en la provincia. Eso tenía que ser un logro para Capitanich y no para Peppo. Era un beneficio directo para el mayor líder político. Hoy la obra va a terminarse porque así lo quiere Capitanich. Está el dinero para hacerla, aunque en la gestión anterior también estuvo. Si lo hubieran invertido en la obra, la finalizaban”, manifestó un ex funcionario de gobierno del Chaco.

Por su parte un ex funcionario del Ministerio del rubro agregó: “Hay que dejar de lado las cuestiones políticas. A las empresas les conviene que la obra demore así re determinan precios y no pierden. Lo esencial es ejecutarla en tiempo y forma, pensando en los usuarios. Primero se hace y después se ve a quien le toca el mérito”

Seguridad vial: una deuda pendiente

La zona de la autovía es la contracara de la provincia: barrios humildes al lado de un mega hotel en el medio del desastre y una cadena internacional de supermercados. “La ruta pasa por el acceso al Aeropuerto Argentina 2000, el más importante de la zona, pero no se puede ingresar por la falta de señalización. La entrada fue hecha en el 2008 por la empresa de Biancalani, que después la compró Lázaro Báez. Sin embargo, desde la inauguración se hicieron muchas reparaciones del pavimento; pasas con el auto y ves el deterioro, más allá de que sea nuevo. Hoy no hay un solo cartel que indique como ingresar al aeropuerto. La gente entra por donde hay que salir”, manifestó Juan, quien circula diariamente por la zona.

“La obra fue un desastre desde el momento cero. Estas a 300 kilómetros de la frontera con Paraguay, hay personas que no son de la zona, y están obligados a transitar por ahí. Están arreglando el acceso al aeropuerto y tienen toda la ruta sin terminar. Ahora agregaron un poco de iluminación, pero no hay un solo cartel, sumado al hecho de que es una zona comercial con una estación de servicio, mayoristas y camiones de carga y descarga”, manifestó Martín, quien desde hace cuatro años maneja todos los días por la ruta para ir a trabajar.

Salida del Aeropuerto de Resistencia. Créditos: Irina Repetto

Al ser consultado por la falta de señalización de la obra, un alto empleado de Vialidad Nacional dijo que “recibieron muchísimos reclamos” de la gente por la falta de carteles e iluminación. “Se ponían flechas luminosas que señalaban los desvíos, pero el resistenciano poco caso hace a las indicaciones de carteles. Estas llevaban pilas de moto, pero penas las ponían, desaparecían al día siguiente, por el gran vandalismo que había”, argumentó.

Sobre esto el jefe de prensa de Vialidad Nacional dijo: “Es una obra muy conflictiva en cuanto al tránsito. Circulan 25 mil vehículos promedio por día en ese tramo. Ahora el señalamiento mejoró en un 100%. No se produjeron accidentes directos por parte de la obra”. Sin embargo, Carlos, quien recorre diariamente la zona manifestó: “Nunca vi a ninguna persona controlando el tránsito. La construcción está en una zona que se inunda. Vi motos que se resbalaron y cayeron en el medio del asfalto. Puede que no haya habido ningún accidente por causa directa de la obra, pero vi varios siniestros como el de un camión de carga que, por la construcción, no tuvo espacio para doblar y terminó aplastando a una mujer”.

Por su parte, Alejandra Vilela manifestó: “Para inaugurar aún faltan, por ejemplo, semáforos. Al día de hoy, hay algo construido en los 11km”. En cuanto a la finalización de la obra, la arquitecta sostuvo: “Se espera terminar el trabajo a comienzos del 2022, aunque la mayor parte será inaugurada este año”.

Un barril sin fondo

Un empleado de empresa constructora, encargado de preparar los precios de las ofertas de licitaciones en las Obras Públicas manifestó: “En este proyecto tenes un claro ejemplo de la falta de control en la ejecución y continuidad de la Obra Pública: se habla del porcentaje hecho y no de cuanto se lleva gastado. Pasaron ocho períodos de gobierno y ninguno pudo terminarla, a pesar de que el Chaco fue una de las provincias más beneficiadas con el presupuesto para obras durante la época kirchnerista. Hoy te están diciendo que un kilómetro de la ruta vale $455 millones”.

“La cuestión de base es la falta de respeto al presupuesto. La provincia dijo en el 2001 era necesaria esta obra vial. Para 11 kilómetros se hicieron tres proyectos, dos licitaciones y en 20 años no está hecha ni la mitad. Todo eso es dinero que se pierde. No hay continuidad ni planificación para la ejecución de los programas de gobierno; cada gestión cambia las prioridades. Los tiempos se alargan y una obra que tenía un plazo de ejecución de tres años, lleva 20”, dijo Oscar, ingeniero que asesora a empresas constructoras.

“Mientras tanto los costos se incrementan y la gente no puede gozar de los beneficios de la construcción”, dijo una asesora de empresas constructoras. Y agregó: “Cada año el Congreso recorta los presupuestos sin analizar las consecuencias que esto puede traer. Si se lo respetara, las obras se terminarían en tiempo y forma. Hoy la autovía esta inconclusa y a la mitad. Y en el medio de todo esto, está la gente que paga eso con sus impuestos”.

20 años para construir 11km de ruta (Créditos: Irina Repetto)
Créditos: Irina Repetto


La lentitud en la realización y/o reparación de Obras Públicas dificulta la vida cotidiana de los ciudadanos. Desde la redacción de este proyecto, los nuevos desvíos transitorios se multiplicaron y generaron un verdadero galimatías para saber cómo entrar a la ciudad y como seguir por una ruta con escaza señalización.

Se multiplican día a día las quejas de los miles de automovilistas que circulan por esta ruta y sufren las consecuencias de la precarización, como la imposibilidad de transitar por tramos en buen estado o a una velocidad mayor a 20 km/h. En tanto de noche, la iluminación es prácticamente nula.

Mientras la Nación, las provincias y empresas constructoras se dedican al juego de “quién es el culpable”, lo cierto es que esta obra de vital importancia para la seguridad vial y la economía de la zona, lleva más de 20 años de tareas intermitentes y poco efectivas, con solo un 50% de ejecución y miles de millones de pesos comprometidos.

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