Cuando la época de lluvia llega a las sierras de Córdoba, a los costados del camino florecen plantas silvestres con brotes de color blanco, violeta y amarillo. A lo lejos, pequeños montes se asoman en el inmenso pastizal. El camino de tierra te va llevando. Después de algunos kilómetros, hay una tranquera blanca y un cartel tallado en madera. Llegaste a Cerro del Cóndor.
Al cruzar la tranquera, se alarga un sendero bordeado con lavandas e insectos polinizadores. A la distancia, un hombre trabaja en la tierra. Es Sacha, que está empezando la cosecha de cedrón. Esta es una de las tantas plantas medicinales que produce, y una de las actividades que sostienen a la Reserva.
La Reserva Cerro del Cóndor es un área natural protegida en el noroeste de la provincia de Córdoba. Comprende 225 hectáreas en la zona de los volcanes de Pocho, a 37 kilómetros de la localidad de Taninga. Según un reporte de la Fundación Arreken, una organización que promueve la conservación de la biodiversidad, la Reserva alberga al menos 200 especies de animales. Entre ellos hay pumas, corzuelas y osos hormigueros. También hay águilas, cóndores y otras 150 especies de aves.
Qué es una Reserva Ecológica privada
Cerro del Cóndor es una reserva natural privada. Es decir, una propiedad privada en donde se conserva la biodiversidad y otros valores naturales. A lo largo del tiempo, esta práctica ha llevado diferentes nombres. Entre ellos, se habla de conservación privada, área protegida privada, reserva natural privada y custodia del territorio. De manera general, todos estos nombres se refieren a iniciativas voluntarias que asumen un compromiso con la conservación de la biodiversidad, más allá de los esfuerzos del Estado con el mismo objetivo.
Nuestro país cuenta con al menos 340 reservas de esta categoría. En total, son más de 1 millón de hectáreas de superficie protegida. Esto convierte a Argentina en uno de los países de Latinoamérica con más superficie resguardada por iniciativas privadas.
“El proyecto de reserva surge del amor a la naturaleza que compartimos en mi familia, y de la intención de guardianar un territorio específico,” relata Sacha Laniado, propietario de la Reserva.
Sacha vive en Cero del Cóndor. Se define a sí mismo como amante de la naturaleza. Además de gestionar el proyecto, es productor de hierbas medicinales y fundador de la escuela de permacultura “El Árbol”. El origen del proyecto de Reserva surgió de un deseo suyo. Él quería emprender un proyecto familiar relacionado a su especial sensibilidad por la naturaleza. En esa búsqueda, se presentó la oportunidad de comprar un terreno.
Un campo de producción agrícola, que a través de una actividad extractiva intensa había degradado la flora y fauna autóctona del lugar. Sacha asumió el desafío de recuperar y regenerar el terreno. Subsistir sin pedirle a la naturaleza más de lo que podía dar, como dice él. Para emprender este proceso, su primer reto fue reducir el ganado en circulación, ya que los animales de pastura estaban consumiendo las plantas autóctonas en crecimiento.
“Nuestro rol consiste en acompañar y frenar procesos de degradación generados por otros humanos. Uno termina siendo un guardaparque, un policía ambiental. Generamos un marco para que después la naturaleza haga su trabajo, como lo sabe hacer,” continúa Sacha.
Conservación de flora autóctona
También, los Laniado comenzaron una plantación extensa de chañares, algarrobos y otros especímenes de flora autóctona. Según Sacha, la naturaleza reaccionó de inmediato. Hoy, la Reserva está cubierta de árboles y arbustos autóctonos, casi en su totalidad. El proceso viene muy bien, dice. Sin embargo, los 20 años de trayectoria de la Reserva Cerro del Cóndor no estuvieron exentos de desafíos.
“El desafío de la preservación y regeneración voluntaria tiene que ver con el sostén económico y la motivación para conservar. Sí o sí tiene que estar incorporada la parte económica, porque asegura la continuidad de los procesos y la real rentabilidad de los proyectos,” explica Sacha. “Es siempre un desafío. Especialmente para proyectos que no cuentan con capitales importantes al principio, que es lo que nos sucedió a nosotros,” continúa.
Sacha explica que para sostener el proyecto tuvieron que diversificar la cabeza y hacer un poco de todo. Primero, aprovecharon la flora autóctona para comercializar insumos para infusión. Al investigar las plantas nativas del lugar, se dieron cuenta que tenían un uso medicinal. Luego, multiplicaron la producción al incorporar especies no autóctonas, pero controlables, como el cedrón y la lavanda. Todos estos productos son comercializados a través de Ecofusión, su propia tienda online.
Turismo educativo en Reservas naturales
El turismo educativo es otra de las fuentes de ingreso de la Reserva. En Cerro del Cóndor se ofrecen cursos sobre ruralidad, permacultura, fitomedicina y otras disciplinas relacionadas a la preservación y valorización de los recursos naturales autóctonos.
“Hoy somos parte de la Red de Reservas Privadas de Argentina,” menciona Sacha. “Eso hace que sea un desafío colectivo. No es solo propio. Hay muchas otras personas que consideran que se puede vivir en la naturaleza y a la vez participar de procesos de regeneración”.
La Red Argentina de Reservas Naturales Privadas es la primera organización en el país con el compromiso de conservar valores naturales y culturales en propiedad privada. Desde 2014, la Red facilita el intercambio de experiencias y conocimientos entre propietarios y busca el reconocimiento y apoyo a los proyectos.
“Aproximadamente, el 80% de las tierras en Argentina están en manos privadas,” explica Rafael Picco, miembro del comité directivo de la Red Argentina de Reservas Naturales Privadas y propietario de la Reserva Cerro Blanco en Córdoba. “Por consiguiente, si queremos hacer conservación en serio, tenemos que manejarnos dentro del ámbito privado. En ese contexto, la existencia de la Red toma un papel fundamental,” continúa.
Rafael entiende que la conservación y la producción no están en las antípodas, sino que pueden ir perfectamente de la mano. De hecho, él sostiene que en muchos casos es necesario, ya que la conservación suele traer aparejada una inversión que requiere ser costeada.
Uno de los caminos productivos que siguen esta filosofía es la producción orgánica, que se basa en la aplicación de técnicas que mantienen o aumentan la fertilidad del suelo y la diversidad biológica. Otra opción, y una de las más elegidas por propietarios, es el turismo sustentable. Al igual que en la Reserva Cerro del Cóndor, al menos el 60% de las reservas de la Red tienen visitación pública con objetivos turísticos, educativos o de investigación.
“En los últimos 6 años se triplicó la cantidad de integrantes de la Red. Y tenemos carpetas en estudio que dicen que la tendencia sigue hacia adelante. Con más de 200.000 hectáreas protegidas dentro del ámbito de la Red, si logramos el potencial registrado, podemos llegar a cubrir al menos 1 millón de hectáreas, que son las que relevamos que estarían en algún tipo de conservación,” continúa.
Misiones, líder en conservación voluntaria
En términos de conservación voluntaria en Argentina, Misiones es indiscutidamente la provincia líder. Con al menos 70 reservas vigentes, hay varios atributos que favorecen la creación de reservas privadas en este territorio en particular. En primer lugar, las características de la selva misionera y las amenazas a su retroceso generan una especial sensibilidad hacia la preservación.
Así, la provincia cuenta con numerosas asociaciones y fundaciones que trabajan activamente por la conservación en tierras privadas. Por otro lado, Misiones tiene una normativa provincial que otorga reconocimiento jurídico a las reservas naturales privadas. Este reconocimiento implica una serie de beneficios importantes, como la reducción de impuestos inmobiliarios y facilitación de ayuda económica por parte del gobierno provincial.
Una de las experiencias de preservación voluntaria en Misiones es la de los hermanos Teza, propietarios de la reserva El Cantar de la Pachamama. Al heredar un campo al margen del arroyo Chafariz, cerca de la localidad de El Soberbio, los hermanos observaron que había 350 hectáreas de monte autóctono que no habían sido intervenidas.
“Con mis 6 hermanos buscamos hacer algo por la naturaleza. Teníamos esas 350 hectáreas de monte virgen, que nunca había sido tocado, y pensábamos que podía seguir así. Nos gustó la idea de que el campo de mi viejo sea conservado,” cuenta Diego Teza, propietario de la reserva. En 2017, la provincia de Misiones entregó a los Teza el certificado del Programa Nacional de Enriquecimiento y Conservación de los Bosques Nativos, y la resolución que transforma a El Cantar de la Pachamama en reserva privada.
“Con ese estatus de Reserva Natural Ecológica no podemos modificar nada y sólo podemos hacer algunas actividades turísticas como avistaje de aves, senderismo o instalar alguna cabaña para albergar turistas que quieran estar en un ambiente natural,” explicó Diego Teza sobre las actividades que realizan en la Reserva.
Qué provincias permiten reservas naturales privadas
Así como en Misiones, las legislaturas de las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Río Negro, Salta, Santa Fe y San Juan también tienen una normativa para reservas naturales privadas. Sin embargo, a nivel nacional no hay un marco legal regulatorio.
Ni el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, ni las leyes de presupuestos mínimos de protección ambiental, ni la Ley de Parques Nacionales contemplan esta práctica. Aunque, sí hubo intentos.
Brenda Austin, actual legisladora por la provincia de Córdoba, y diputada nacional entre 2016 y 2021, presentó en el 2019 el proyecto de ley “Régimen de Reservas Naturales Privadas”. Como menciona su Artículo 1°, el objetivo del proyecto de ley era promover la creación de áreas protegidas bajo gobernanza privada y regular su funcionamiento en el ámbito de la República Argentina.
Entre los elementos que planteaba el proyecto se encontraban la creación de la figura de Reserva Natural Privada como nueva categoría de área protegida nacional, un Consejo Nacional Consultivo para la Conservación Voluntaria de la Naturaleza y un sistema de incentivos y beneficios fiscales entre los que se encontraban deducciones en diferentes impuestos.
“En 2019, junto a integrantes de la Red Argentina de Reservas Naturales Privadas, comenzamos a trabajar un proyecto de ley nacional con el objetivo de reconocer e incentivar estas iniciativas de conservación voluntaria de la naturaleza,” detalla Brenda, autora del proyecto de ley.
“A diferencia de otros países de América Latina, y pese a ser uno de los que cuenta con más superficie protegida bajo esta categoría, la Argentina no tiene un marco legal que las contemple y eso deriva en un reconocimiento y tratamiento desigual según la provincia donde se ubiquen,” continúa.
Asegura que, “en un contexto global de crisis frente al cambio climático creciente y la pérdida de biodiversidad, son iniciativas que representan un fuerte compromiso hacia las generaciones futuras y tienen un enorme potencial para generar externalidades positivas en el ambiente, la sociedad y también en la economía, comenzando por las comunidades donde están situadas”,” explica.”.
La legisladora argumenta que estas iniciativas incrementan la superficie protegida en nuestro país, en el marco de hojas de ruta cada vez más ambiciosas a nivel mundial para frenar el deterioro de la biodiversidad. Además, representan una ventaja para el Estado, al no incurrir en procedimientos y gastos significativos.
El proyecto de ley “Régimen de Reservas Naturales Privadas” fue presentado en la Cámara de Diputados en 2019, y luego se volvió a presentar en 2021. Sin embargo, no obtuvo tratamiento durante los años que estuvo vigente.
“Considero que la agenda ambiental aún se encuentra con escenarios complejos y de una errónea subestimación desde el arco político en general, que impiden que permee en la toma de decisiones con la prioridad que amerita,” explica la legisladora sobre la falta de tratamiento del proyecto.
“El Congreso arrastra muchos pendientes en materia ambiental, algunos de ellos con debates que se reiteran hace años. Aun así, en los últimos años, el marco de acuerdos en torno a la legislación ambiental al menos ha reafirmado la creación de nuevas áreas protegidas como una política de Estado y veo allí una base mayoritaria que da luz verde en avanzar en su extensión y eventualmente en la consolidación de nuevas categorías como las Reservas Naturales Privadas,” continúa.
La biodiversidad en Argentina
En total, se estima que la superficie continental de nuestro país sujeta a protección es del 7,7%. Este porcentaje nos ubica muy lejos del Convenio Sobre la Diversidad Biológica, aprobado a través de la Ley N° 24.375, que establece que para el 2020 se debería haber protegido al menos el 17% de las zonas terrestres.
Teniendo en cuenta que al menos el 80% del territorio argentino está en manos privadas, y observando el gran listado de ventajas ambientales, sociales y económicas de la conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas, las reservas naturales privadas se convierten en actores beneficiosos clave para nuestro país.
A nivel regional, Brasil cuenta con más de 1.000 reservas privadas reglamentadas como Reservas Particulares Do Patrimonio Natural Do Brasil (RPPN). Perú cuenta desde 1997 con una legislación que contempla a las Áreas de Conservación Privada (ACP).
Mientras todo esto sucede, este año ya se crearon al menos 4 nuevas reservas privadas en nuestro país. A pesar del contexto desafiante y desigual para los propietarios, como mencionó Rafael Picco, esto es solo un número en tendencia. Y poco se podrá hacer para que desacelere.