La familia Touma, integrada por Taufic, su esposa Ani Habad y sus dos hijas, Kristel y Mari, llegó al país en la noche buena del 2016. Su llamante, un trabajador municipal de la localidad bonaerense de Pilar les ofreció todo lo que estaba a su alcance para hacerlos sentir bien. Ellos tenían una casa nueva a estrenar, un auto Ford Fiesta 0km, se les dio un pase libre a través de un convenio con una empresa de transporte en Córdoba, para que tengan pases por un año gratuito y que conozca toda la provincia. Se les dio oportunidades laborales, las cuales no aceptaron y las hijas estaban integradas a nivel educativo. Sin embargo, nada de eso les fue suficiente para quedarse y decidieron regresar a su país natal.
“A Taufic Touma se le ofreció trabajo en la municipalidad de Pilar, como también trabajar de remisero con el auto que se le había dado, pero eran limitantes por su falta de conocimiento del idioma .Después se le brindó la posibilidad, tanto a él como a la mujer, de hacer tareas de bobinar motores y no las quisieron porque decían que les hacían doler muchos los dedos de las manos”, manifiesta el llamante quien pidió reservar su identidad.
“Vinieron los Touma y ahí empezamos a tener diferencias. Ellos se mostraban muy demandantes y yo me asombraba porque hasta hace 10 días estaban en la guerra- comenta el llamante-. Pero después me fui enterando de una realidad que es el núcleo del problema, porque nosotros los llamantes creíamos que lo importante es que salieran de la zona de guerra, salvarle la vida era nuestro objetivo”. Además explica que ellos no estaban tal mal, la familia Touma, tenía un negocio de perfumería y lo que buscaban acá, era una situación de progreso económico.
Por otro lado, asegura que en Alepo se encuentra un cura argentino, David Fernández, que los convenció para venir al país y esta familia estaba disgustada con este hombre porque decían que les habían prometido un panorama de Argentina distinto al que se terminaron encontraron. “Les dijo que la Argentina era como Canadá, como Estados Unidos. Entonces venían acá con una perspectiva de lo que podrían haber encontrado o se imaginaban allá. Ellos decían que su barrio prácticamente no tenía bombardeo. Ellos la guerra, la habían aprendido a manejar, sabían qué lugar es peligroso y cual no”, afirma.
Por otra parte, Viviana Pozzuto de la Dirección Nacional de Migraciones, dice que la familia Touma, se fue por otros motivos los cuáles no son los que se dicen en la prensa. “Se fueron porque Taufic tenía que asumir una herencia en su país. El padre de la familia Touma es el único hermano varón y tenía que ir a hacerse cargo de una herencia que le dejaron sus hermanas”. Así mismo, Daniel M, refugiado sirio en Argentina y estudiante de medicina en la UCA, comentó acerca del tema y dijo que en Siria, si el padre o la madre mueren sin decidir a quién va la herencia, el Estado le da a los hijos dos veces más que a las hijas. “Si tiene, por ejemplo, tres casas el Estado le brinda 2 al hijo y 1 a la hija. Pero la mayoría de los padres, si quieren ser justos, dividen sus propiedades a sus hijos e hijas igualmente cuando son mayores para que no tengan problemas después entre sí o con el Estado”.
Además Pozzuto considera que el término “inflación” ellos no lo conocen, primero porque no saben el idioma y al no conocerlo, no comprenden ese término, aparte ellos no manejan plata, sino que el llamante se hace cargo. “Hacemos una demagogia de la situación en Siria, porque comparar la inflación con un estado de guerra es muy crítico. En la familia Touma, el hombre necesitaba una operación y se le hizo el pre quirúrgico, se le dio atención psicológica y el día de la operación no asistió. Fue una semana antes de que se vayan. Era una operación bastante importante porque es a nivel lumbar, necesitaba una prótesis. Se consiguió la prótesis y la operación y no se presentó. Ellos estaban insertados y atendidos”.
Según afirma el llamante de la familia Touma durante todo ese tiempo no le faltó nada y gastó 500.000 pesos en ellos. Además les pagó el pasaje de ida como el de vuelta, ya que prefirió no esperar a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que se encarga de los pasajes de los refugiados, porque decían que si les pagaban iba a ser recién en mayo y que no tenían disponibilidad inmediata. “Yo me encontraba alentado o engañado por el cura David Fernández que decía que ya se morían, que las chicas estaban en la calle y le dije que lo pagaba yo. Así que les pague el pasaje y les mande 1000 dólares para el traslado de Alepo a Beirut”, cuenta el llamante de la familia Touma.
Mariano Winograd, creador de Refugio Humanitario, (RHA) una asociación no gubernamental que se encarga de consolidar llamantes para la llegada de refugiados en la Argentina, recibió a la familia Touma en el aeropuerto y comentó que estuvieron en condiciones inmejorables.
“Estuvieron bien tratados, contenidos, respetados, privilegiados. Lo único que sé es que fue muy desafortunado con sus declaraciones en los medios sobre su ida que se debía a la inseguridad y a la inflación cosa que me parece un disparate”, confiesa Winograd. Además, manifestó haber mantenido conversaciones con el cura David Fernández y dijo que piensa que debe haber habido algún problema en su trabajo porque mucha de la gente que vino tenía unas expectativas que no correspondían a su realidad. “Hay una brecha entre las expectativas y la realidades, demasiado repetidas, porque hemos traído mucha gente de Siria y es demasiado el número de insatisfacción. Hablé con las familias refugiadas y con sus llamantes y sé que varios de ellos han decidido volverse a Siria y a mi me resulta un poco difícil de comprender”.
Según las cifras correspondidas a RHA de este año, llegaron 27 familias de refugiados de las cuales 6 fueron las que regresaron a Siria. Mientras que otras 26 están pendientes por venir al país.
“Lo entendería en un caso, pero me resultaría raro que sea repetido y recurrente”, comenta Winograd. Además, asegura haber oído hablar de un señor que en la Argentina convence a los refugiados de volverse a Siria. “Pienso que pueda haber gente que sea militante del partido de Assad y que esté trabajando para edulcorar la imagen su gobierno y en ese caso que los refugiados en vez de irse de Siria quieran volverse puede resultar coherente con su ideología”.
El llamante de los Touma comenta que dos de las familias de refugiados que estaban en Jesús María, Shammas y Suleiman, volvieron a Siria. Mientras que una tercera llamada Obari se fue a San Luis.
Florencia Arévalo, voluntaria en Refugio Humanitario, también está conforme a esta teoría repetida de que los refugiados vienen con expectativas diferentes a la Argentina y que son arengados a volverse a Siria. “Ellos vienen con una expectativa como que acá se les va a dar todo y no es así. Acá en Córdoba hay un señor que los incentiva a volver a Apelo. No sabemos porque motivo y se les llena mucho la cabeza en contra de los llamantes”. Florencia menciona que se han contactado con ella varios chicos jóvenes pidiendo ayuda para venir al país porque no quieren ir a la guerra.
¿Pero cómo es en realidad el sistema que organiza la llegada de refugiados al país? Según la Dirección de Asuntos Internacionales y la Dirección Nacional de Migraciones de la República Argentina, en el país existe el Programa Siria, que se crea a fines del 2014 y en 2016 con la nueva gestión se modificó. La gran modificación fue que en el 2014 entraban sirios que podían ser llamados solamente por familiares y en 2016 se cambia por cualquier persona puede tener un llamante.
El programa en sí se especializa en un esponsoreo privado en donde la persona ingresa al país con un llamante y este se hace cargo de la persona, de la manutención y alojamiento durante un año. El pasaje este año se produce a través de una cooperación con OIM, que está pagando los pasajes. Ingresan ya teniendo su visa, es decir que ellos van al consulado en Siria y se les estampa el pasaporte, la visa humanitaria. Estas personas con visa humanitaria podrían en vez de la visa, venir a pedir refugio, por lo cual no tendrían carácter de refugiado.
El ingreso al país tarda mucho ya que se realiza un trámite en donde pasan por los controles y se canalizan perfiles. Luego hacen el “match” para el llamante acá. Esto se produce en Argentina y luego el beneficiario allá en su país. En caso que los refugiados sean hijos únicos varones no van al ejército, como es el caso de Taufic, padre de la familia Touma. Una vez que finaliza ese proceso, que lleva un tiempo de 3 o 4 meses, todas esas entrevistas llegan a la Dirección Nacional de Migraciones y el director emite la disposición donde esta persona puede ingresar a nuestro país. El beneficiario puede ingresar a la Argentina por el término de un año.
Según estadísticas publicadas por la Dirección Nacional de Migraciones, hasta el 2 de octubre de este año se solicitaron 760 permisos de ingresos, de los cuales 439 son mujeres y 321 hombres. Además indica que las provincias con más ingresos fueron Buenos Aires con 145 refugiados y CABA, con 160, Córdoba con 61, Salta con 67 y San Luis con 85. Está previsto que vengan 3000 sirios pero a goteo, ya que para la llegada de refugiados, se necesitan llamantes. La Comunidad Sirio Libanesa es la tercera comunidad de migrantes más grande en la Argentina, asegura Viviana Potuzzo. La primera es la italiana, luego la española y tercero la sirio libanesa. “Como migrantes tenemos el 4% de la población total, es decir que tampoco difiere a la demanda de los argentinos”.
Cuando los refugiados ingresan al país se les da directamente el DNI, Migraciones con Registro Nacional de las Personas (RENAPER) le entregan el documento para que ellos puedan insertarse al sistema en sí, como al monotributo social y a cualquier tipo de actividad que quieran desarrollar. Pero hoy como barrera lo primero, es el idioma.
Adalberto Assad, Presidente de la Confederación de Entidades Argentino Arabe, (FEARAB) explica que los sirios no se preparan para venir, ellos tienen un periodo de adaptación psicológico y de idioma por lo cual tienen que ser cobijados y las instituciones lo tienen que contener, como es el caso del Estado. “La mayor cantidad de sirios que ingresaron son profesionales, por eso el Ministerio de Educación pidió que se puedan convalidar los títulos para que esta gente se pueda insertar desde un principio en el campo laboral.
Pero, ¿el Gobierno realiza algo más que otorgarle un visado a los sirios? Esa es una de las principales críticas que le hacen a la implementación del Programa Siria”. Mariano Winograd, comenta al respecto y dice que el Gobierno ha ofrecido de traer a 3000 sirios y no lo ha cumplido. “Cuando la Argentina asumió el compromiso lo habrá hecho basado en algo. Se supone que debería ser en un plazo de la duración de un gobierno, 4 años. Si en un año llegaron 300 entonces 3000 va a ser en 10 años. El gobierno debe cumplir con los en un plazo prudente”, manifiesta.
Por otra parte, el analista político Andrés Cisneros, sostiene: “Los argentinos estamos abiertos a los pueblos que vengan de todo el mundo, pero eso era hace 200 años donde la realidad argentina era otra”.
Y agrega: “Nosotros no recibimos a los contingentes solo por amor a la humanidad, los hacíamos porque nos hacía falta. Además testifica que hoy siguen sin hacernos falta pero que los recibimos por amor a la humanidad. “Está claro que no podemos cerrarles las puertas a las personas que están escapando de una guerra en busca de una vida mejor, donde puedan criar a sus hijos, estudiar y trabajar como lo hacían antes del conflicto”.
Daniel M, comentó acerca de la situación de la familia Touma y explica que para él la inflación no es tan grave. “Los sirios no entienden que es la inflación, porque en Siria no es un tópico. Todo fue controlado por el gobierno. SÍ había inflación pero era muy chica. Toda la gente está viviendo del mismo modo y es mucho mejor a diferencia de lo que se vive en Siria. No hay comparación entre la inflación y la guerra. Les dan trabajo, un auto, una casa, ¿qué más?”.
Según Daniel, el papel de los refugiados en Europa es totalmente distinto al de Argentina, ya que ahí tienen que buscar todo por si solos, hasta aprender el idioma, y es mucho más difícil. Él ingreso al país por el segundo programa sirio, explica que el primero no tuvo mucho éxito porque había que tener alguien acá que sea familiar. Pero cuando lo cambiaron esa modalidad y crearon la existencia de las familias llamantes pudo ingresar y con eso entraron muchos más sirios al país.
“En países como Brasil te dan una visa para entrar pero nada más. No te dan un llamante y no hay nadie para ayudarte. Uno tiene que cuidarse por uno mismo”, comenta Daniel.
Por último, cuenta que en la Argentina se siente libre y cómodo ya que puede hacer lo que quiere y se puedo manejar con el idioma.
“No sé si voy a volver a Siria. Depende de las condiciones. Hoy sabemos cuál es la situación pero en 6 años no, ¡¿quién sabe?! Mis planes ahora es terminar mis estudios de medicina y buscar oportunidades”, concluye.
Foto de tapa: Clarín