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Qué productos se incluyen para construir dos indicadores clave: la Canasta Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total

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El informe del Indec dio a conocer que las canastas básicas en octubre subieron, aunque a un ritmo menor que en meses anteriores. La Canasta Básica Alimentaria aumentó 1,4% y la Canasta Básica Total 2,3%

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que en octubre de 2024 la Canasta Básica Alimentaria (CBA) subió un 1,4%, mientras que la Canasta Básica Total (CBT) registró un incremento del 2,3%. Estos indicadores, que determinan las líneas de indigencia y pobreza respectivamente, reflejan una leve desaceleración respecto a meses anteriores.

Sin embargo, a nivel interanual la CBA experimentó un alza del 170,6%, mientras que la CBT registró un incremento del 185,7%, valores que, aunque significativos, se encuentran por debajo de la inflación general anual, que alcanzó el 192,4%.

Diferencias entre la CBA y la CBT

La Canasta Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total son indicadores clave para entender la situación económica de los hogares en Argentina. La CBA incluye un conjunto de alimentos esenciales que garantizan el consumo mínimo de calorías y nutrientes necesarios en una dieta diaria, como pan, carne, leche, verduras, y frutas. Las recomendaciones se basan en estándares de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si un hogar no puede cubrir los costos de estos bienes, se considera indigente.

La CBT incluye tanto los alimentos de la CBA como otros bienes y servicios esenciales para la vida cotidiana, como transporte, vestimenta, salud, educación, y vivienda. Este indicador define la línea de pobreza: si un hogar no cuenta con ingresos suficientes para cubrir la CBT, se considera pobre.

Ambas canastas se publican mensualmente para el Gran Buenos Aires, tomando en cuenta los hábitos de consumo de la población de referencia a partir de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo). Los precios se valoran usando los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y no se limitan a los productos alimentarios ni al programa Precios Cuidados.

Pobreza e indigencia

Una familia tipo (compuesta por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de seis años y una hija de ocho), necesitó en octubre $434.620 para no ser indigente, y $986.586 para no ser pobre. Por su parte, un adulto debió contar con ingresos por $140.654 para no ser considerado indigente y por $319.284 para no caer por debajo de la línea de la pobreza.

Según datos de la consultora privada Exquanti, en el primer trimestre de 2024 la pobreza en Argentina alcanzó el 55%, mientras que uno de cada cinco argentinos se encontraba en situación de indigencia, de acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec. 

Sin embargo, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), señaló que las cifras más recientes muestran una tendencia a la baja en estos indicadores. “Del 54% de pobreza y 20% de indigencia en el segundo trimestre se redujo a 50% y 17%, respectivamente. Esta disminución continuó durante el tercer trimestre, acercándose a los niveles del último trimestre de 2023, cuando la pobreza se situaba en 45% y la indigencia en 15%”, explicó. Salvia atribuyó estos cambios a una leve mejora en los ingresos de los hogares y a una desaceleración en el ritmo de aumento de las canastas básicas.

El economista Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), explicó que en contextos de inflación, lo primero que sube son los precios de los bienes, especialmente los alimentos. Sin embargo, con el tiempo, este rubro tiende a estabilizarse y son los servicios los que comienzan a aumentar. “En esta segunda fase, la inflación tiende a superar el aumento de las canastas básicas. Esto, sin embargo, puede contribuir a una leve reducción de la pobreza, especialmente porque los ingresos de los sectores informales han tenido un crecimiento durante este año”, concluyó Colina.

Testimonios

Ana, de 56 años, trabaja como cajera en un supermercado de La Matanza y ha notado un cambio en el comportamiento de consumo de los clientes. “Antes, la gente llenaba el carrito con cosas para toda la semana, pero ahora muchos vienen con una lista muy corta. Compran solo lo necesario: harina, arroz, fideos, y alguna verdura. Las carnes casi no se venden, y los lácteos también quedaron relegados”, explica.

Ana destaca que incluso productos básicos como aceite o azúcar se llevan en cantidades más pequeñas. “Se nota que están priorizando lo que les alcanza, y muchos me preguntan si algo estará en oferta la próxima semana antes de comprar”, agrega.

José, un jubilado de 68 años, comenta: “Con mi pensión apenas me alcanza para los remedios y algo de comida. Cada vez que voy al supermercado, siento que mi plata vale menos”. Sofía, madre de tres hijos, explica: “Antes podía llevar a mis hijos a comer afuera una vez al mes, pero ahora todo va a la comida de la casa. He tenido que dejar de comprar frutas frescas porque están muy caras y comprar lo más barato para que alcance. Siento que siempre estoy haciendo malabares”.

Críticas al diseño de las canastas

Marco Lavagna, titular del Indec, explicó en Radio 10  cómo la inflación afecta de manera diferente a distintos sectores y regiones del país, señalando que los índices de precios al consumidor no siempre reflejan la realidad de cada individuo o región en particular. “Cuando tenés economías con alta inflación como Argentina, hay muchos productos que aumentan un montón y muchos productos que bajan. No nos representa a todos individualmente, sino el promedio de todos nosotros. Es lo mismo que el promedio de toda Argentina y no Ciudad de Buenos Aires. No es lo mismo el gas en el AMBA que el gas en el norte, entonces cuando uno ve el promedio, uno tiene en el mes a mes esas realidades”, explicó.

Además, María José Amiunes, licenciada en Nutrición, critica la CBA al señalar que, aunque cubre las calorías necesarias, no garantiza todos los nutrientes críticos y esenciales para una dieta saludable.

“A largo plazo, este tipo de alimentación es peligrosa. Consumir únicamente los alimentos de la canasta básica puede conducir a un déficit de calcio, aumento del colesterol, y una baja de hierro. Es una canasta que lleva a constipación, sobrepeso, y desnutrición oculta”, advierte la nutricionista.  Modificar esta composición para incluir alimentos más nutritivos podría elevar los costos, impactando en las líneas de indigencia y pobreza. 

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