Cada fin de semana, en la Plaza Francia se lleva a cabo una de las ferias renombrada. Cuál es el camino para conseguir un puesto en este paseo de Recoleta visitado por cientos de turistas
A las 10 am del sábado, los vendedores empiezan a trabajar. Traen las mesas. Abren las bolsas. Pulen las joyas. Ordenan las tazas. A las 10 am del sábado, el sol invade la Plaza Francia, ubicada Av. del Libertador 1400, Recoleta.
Los rayos dorados se posan sobre el Monumento a Francia destacando el mármol blanco y las figuras alegóricas. El águila de bronce en lo alto del monumento saluda la llegada de luz. A las 10 am del sábado, los bancos, los paseantes y los artesanos quedan envueltos en rayos dorados. A las 10 am del sábado, empiezan a llegar los turistas.
La Plaza Francia es un destino imperdible para los visitantes de Buenos Aires. Este punto verde se llena de vida todos los fines de semana y feriados, de 10 a 14. Es parte de la expresión cultural más antigua en el espacio público, por lo que fue declarada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires como “Hito Cultural y Turístico de la Ciudad”.
Desde piezas de vidrio y plata hasta un telar o una artesanía en metal o cuero. Los artesanos y artesanas ofrecen piezas de gran calidad y siempre están dispuestos a compartir el relato de los materiales usados y de las técnicas aplicadas.
Patricia Zavala viste una remera negra lisa. Su pelo suelto y ondulado. Sus arrugas marcan su edad. Se dedica a la platería y la puedes encontrar en este mismo puesto desde hace 35 años. “Cuando yo ingresé aquí éramos unos pocos, como 60, 70 personas”, recuerda Zavala.
Hay un conjunto de ferias artesanales en CABA que forman parte del circuito de ferias. Estas tienen un rango de importancia. Cada vez que se abre un espacio, se hace un sorteo entre los puestos con mayor antigüedad para ver quien puede mudarse a la próxima. “Esta es como el último bastión”, explica la artesana.
Cuales son los requisitos gubernamentales para tener un puesto en la feria
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuenta con un sistema formal para regular la actividad en sus ferias artesanales. Para quienes desean vender productos elaborados artesanalmente en estos espacios públicos, es necesario tramitar el Permiso de Uso Precario, una autorización que habilita a los artesanos a ocupar un puesto en alguna de las ferias oficiales.
Según el sitio oficial del Gobierno porteño, el trámite está dirigido a personas mayores de edad que tengan domicilio en la Ciudad y sean ciudadanos argentinos (por nacimiento, opción o naturalización) o extranjeros con residencia permanente. Además, deben contar con usuario y clave MiBA de nivel 2 o 3 para operar en el sistema en línea.
“La solicitud se realiza a través del sistema TAD (Tramitación a Distancia), donde el solicitante debe cargar su DNI, una foto tipo carnet y una declaración jurada”, explican desde la Dirección General de Permisos y Ferias. En dicha declaración, se debe detallar el rubro artesanal a desarrollar y se deben declarar ciertos aspectos legales, como no poseer cargos en el gobierno ni juicios pendientes con el GCBA.
Examen práctico de artesanías
Uno de los pasos clave es la prueba de taller, un examen práctico que evalúa la autenticidad y calidad del trabajo artesanal. “La persona debe demostrar en vivo su oficio, la transformación de los materiales y la originalidad de sus piezas”, explican las autoridades. Esta prueba es organizada por la Comisión Técnica Interferias, que se comunica con el solicitante una vez que el expediente es revisado.
Si el postulante aprueba la evaluación y hay vacantes disponibles en alguna feria, se le otorga el permiso y se lo cita para la asignación del puesto. El proceso es gratuito.
“Una vez llegas, la gente se muere acá”, declaró Leonardo, dueño de un puesto de tablas de madera con diez años de antigüedad. En esta feria, no se puede armar una red de clientes. Su mayor consumo está basado en turismo. El artesano nota una caída en la venta turística, “por el tema de cómo están manejando este tipo de la movida económica” lo que nota es que con el gobierno de Javier Milei, cada vez menos turistas eligen comprar.
“Más allá de que Argentina es muy especial en su turismo, lo que tiene es que pueden llegar a venir, pero no consumen, solo compran lo justo y lo necesario, no es que se haga un regalito”. Igualmente, debido a su locación en la feria, muchos locales pasan “Entonces al verlo y le gustan las cosas, y viendo cosas buenas, tengo gente que viene y recomienda, y bueno, me manejo con ellos también mucho”.
Por otro lado, Leonardo nota que en la pandemia se pudo mantener el comercio, “Había fines de semana que no se podía abrir, otros que sí. Sabés que no jodió mucho”.
Eugenia Carbone, dueña de un puesto de arte desde 2016, si notó una gran dificultad durante la pandemia, “Estuvimos varios meses cerrados y después cuando volvimos a abrir, al ser una feria de turismo, la verdad es que durante mucho tiempo no pasaba nada”.
Durante la semana, Eugenia dibuja. Luego, lleva los diseños a papel o estampotela. También venden “libretas que las hago todas cortadas y cosidas a mano y bolsas de tela”. Su puesto está dedicado a promover la conciencia ecológica, por eso podes encontrar en todos sus diseños, algún elemento de flora y fauna.
La baja de turismo en la Feria de Artesanos
Según un informe del INDEC sobre estadísticas de turismo internacional, desde 2018, el turismo receptivo en Argentina ha atravesado tres etapas bien definidas. En primer lugar, se registró un período de alto rendimiento hasta 2019, año en el que ingresaron al país 7,4 millones de turistas no residentes.
Luego, la irrupción de la pandemia provocó un desplome histórico: en 2020 las llegadas cayeron un 77 % respecto al año anterior, y en 2021 apenas se superaron los 450 mil turistas.
A partir de 2022 comenzó una marcada recuperación, con 3,9 millones de turistas ese año y un repunte a 7,4 millones en 2023, cifra que iguala los niveles prepandemia. Esta recuperación también se reflejó en los ingresos económicos: en 2023, el país obtuvo 5.650 millones de dólares por turismo receptivo, un 34,4 % más que en 2022.
A lo largo del 2024 ingresaron al país 7,5 millones de turistas no residentes, superando levemente los valores prepandemia de 2019. La mayoría de los visitantes llegaron desde países limítrofes, encabezados por Brasil, Uruguay y Chile, aunque también se destacó el crecimiento de turistas provenientes de Estados Unidos y Europa, lo que refleja una diversificación del origen de los viajeros.
En el primer trimestre del 2025 ingresaron más de 2 millones de turistas no residentes, lo que representa un incremento del 20,3 % respecto al mismo período de 2024. Esta tendencia sugiere que 2025 podría cerrar con un nuevo récord en turismo receptivo. Al igual que en 2024, predominan los visitantes de países vecinos, pero se mantiene el crecimiento de los mercados más lejanos, como Europa y Norteamérica.
Cómo lograron obtener su puesto algunos artesanos
Con un piercing en la nariz. El pelo rubio, casi blanco y una riñonera en los hombros, la artesana comenta cómo logró obtener su puesto. A diferencia de Leonardo y Savala, Carbone no formó parte de ningún sorteo, sino que siguió los pasos publicados en la página de la ciudad. “Para empezar vos venís como invitado. Si no tenés puesto, se te asigna un lugar que es muy rotativo, después pues depende de uno si le gusta y si se quiere quedar”.
Un aspecto negativo de estas ferias es que el clima puede frenar el comercio. Un día de lluvia suspende la feria. Lo bueno es que “Buenos Aires tiene turismo todo el año. Siempre hay turistas que pasan, así pasen dos o tres días, hay movimiento”. Carbone destaca la ausencia de locales, “quizás se la ve más los domingos, pero es más gente que sale a pasear, no a consumir”.
Adriana utiliza su carisma y su sonrisa como un instrumento de venta. Se dedica al vitro Tiffany, técnica de cortado y soldado de vidrio. La señora tiene un sweater rojo y se encuentra en el pico más alto de la plaza. Ella tiene este puesto desde hace dos años. Como el resto de los artesanos, durante la semana se encarga de producir y durante el fin de semana vende.
Una pieza se empieza eligiendo el vidrio y la pieza que se va a hacer, después se cortan y se pasa la pulidora. “Se pule para sacarle todo el filo al vidrio, después se encinta con cobre, y por último se lo suelta con estaño”, explica Adriana. Una pieza puede llegar a tomar una semana. “El precio mayormente es el costo de producción, porque si uno pone el precio que tiene por el trabajo, sería imposible venderlo”.
Con este mismo problema se encuentra Zavala “no pongo el tiempo en mi trabajo. Pongo, el costo de los materiales, de las piedras y del metal”. Durante su semana, más allá de los quehaceres del hogar, natación y clases de pintura, Zavala está constantemente produciendo. “Es un trabajo dañino, por ejemplo los vapores de la soldadura no son muy buenos para la salud, tengo que usar barbijo y bueno en las manos también me lastimo mucho” explica.
Dado que vivimos en un mundo de entorno digital, los vendedores deben amoldarse a las tecnologías. Es por eso que muchos exponen su arte en las redes sociales. “Sí, pero en realidad la que algunas veces publica algunas cosas es mi hija. Yo todavía no estoy muy ayornada al tema”, comenta Zavala.
Tanto Adriana y Patricia como Eugenia, tienen redes sociales para fomentar una base de clientes. Leonardo se rehúsa a tener plataformas digitales, “porque es todo original, yo no te puedo plantear que me compres esto por internet porque mañana no lo voy a tener. Sí podría presentarme para que vean la mercadería, pero a mí tampoco, no me interesa”.
Agustina Mirabelli es una joven de 22 años. Lleva el pelo suelto, ondulado, con reflejos rubios. Porta un pantalón de jean holgado, tiro bajo y una remera ajustada al pecho. Sus uñas largas, poseen una manicura perfecta, forma almendra color rojo. Una cartera bordó pequeña se esconde bajo su hombro.
“Vi unos anillos virales en tik tok y por eso vine”, explica sonriente la joven. Puesto tras puesto, se prueba distintos anillos y pulseras. Primero un anillo plateado ancho que le ocupa la mitad del dedo. Luego, una pulsera dorada, fina y delicada. “Me encanta todo, no puedo decidir” dice al teléfono, grabando un video para TikTok. Llegó a la plaza con dos anillos, salió con seis, una pulsera y dos collares.
A las 2 pm del sábado, los vendedores empiezan a guardar. Doblan las mesas. Cierran las bolsas. Pulen las joyas. envuelven las tazas. A las 2 pm del sábado, el sol se va de la Plaza Francia, ubicada Av. del Libertador 1400, Recoleta. Los rayos dorados ya no se posan sobre el Monumento a Francia destacando el mármol blanco y las figuras alegóricas. El águila de bronce en lo alto del monumento despide luz.
A las 2 pm del sábado, los bancos, los paseantes y los artesanos se van de la plaza. A las 3 pm del sábado, la plaza francia se encuentra vacía.