Sobre una calle de adoquines, en un pueblo muy tradicional de Buenos Aires hay una casa en la que vive un hombre que mantiene de pie uno de los oficios más antiguos del país, la platería.
En San Antonio de Areco se mantienen vivas muchas tradiciones y las actividades artesanales que desarrollan sogueros, pintores y boteros que se encuentran en calles de viviendas con fachadas de épocas pasadas. El museo Güiraldes es el máximo exponente de un tiempo que ya se fue junto a un viejo fortín que fue una de las tantas postas del camino real.
Sobre la calle Lavalle, que linda con la plaza central de Areco, se halla una casa de 1915 que honra con una placa a toda persona que practique el oficio de la platería y dice: “Noble oficio este de la platería cuyo nombre se confunde con el del país donde se practica. Fray Martín del barco Centenara nos bautizó Argentina, región de la plata, ser platero y ser argentino significa compartir de la misma raíz etimológica, un itinerario afirmativo de la propia identidad”.
Ya dentro de la casa se haya el taller y museo de Mariano Draghi, con techos altos y pisos de mosaicos calcáreo. El museo acoge piezas de valor histórico y artístico, pilchas gauchas como ponchos; para el caballo, como recados de bastos o cabezadas de plata o estribos además de facones, verijeros y cuchillos de plata. Reinan el silencio y la pulcritud de los ambientes.
Siguiendo un pasillo con piso de madera se halla el taller, con piso de ajedrez en algunos ambientes la oficina del orfebre esta abarrotada de elementos que le permiten elaborar las magníficas obras que después serán vendidas o entregas a diversos clientes, que guardarán con cariño y dirán frente a sus invitados “es un cuchillo hecho por Draghi”. Cinceles, leznas, gubias, pinzas y de mas elementos que forjan las ideas del artista y de sus ayudantes.
El museo y taller guarda piezas únicas, valoradas por quienes conocen la historia familiar, los admiradores del arte criollo y turistas que desean visitarla. También, se fabrican piezas u obras de arte para clientes de todo el mundo.
La platería, una pasión que comienza en casa
La relación de Mariano Drahi con la orfebrería nace desde la cuna. Es hijo del también platero Juan José Draghi, que a diferencia del hijo fue autodidacta y a raíz de ello, creador de su propio estilo. Durante los años 60, Juan José se dedico a rescatar la platería tradicional criolla, objetivo que logró con éxito.
“Mi papá logró encontrar un equilibrio entre dos estilos, ni muy liso, ni muy recargado… con líneas limpias, suaves. Encontrando el equilibrio y la armonía en una pieza, hizo que tuviera éxito”, cuenta el hijo de Juan José en una entrevista con Radio Viajero Frecuente
Mariano Draghi cuenta que desde muy chico que está vinculado con la platería. “Desde los nueve años y antes porque vivíamos en el taller, el taller fue nuestra casa. A mi hermano y a mi nos enseñaron el oficio, por un poco de mandato familiar, no es que a mi me gustaba hacer platería, sino que se nos enseño la cultura del trabajo -y acota- cosa que se ha perdido hoy, mi viejo se sintió obligado a darnos una herramienta para que el día de mañana y después decidir que hacer, pero hizo mucho esfuerzo para que nos decidiéramos por quedarnos con el oficio”, señala.
Aunque la pasión por la orfebrería del joven arequero no fue siempre la misma, hubo un proceso de enamoramiento: “Papá nos pagaba a mi hermano y a mi para que podamos generar nuestros propios ahorros, y eso me llevo a que me quisiera quedar en el taller todo el tiempo posible, pero no lo amaba al oficio, lo hacia como una persona que iba a trabajar por obligación”.
Italia, un paso más adelante
El amor y la pasión por el arte lo llevó a profesionalizarse estudiando en Florencia, Italia. Lo mismo hizo su hermano Juan Patricio. “quería algo más, ya con lo que sabía no me servía, sabía que estaba para otras cosas. Y como tenía plata ahorrada me fui y me formé en una academia donde aprendí repujado sobre metal, a trabajar con la figura humana -y añade- para mi Florencia fue una bisagra”.
Fue en su vuelta del país europeo en el que se dio cuenta que no era solo el arte, sino también la capacidad de poder comunicar cosas a través de sus obras y no solamente crear bellas obras, “y ahí es donde realmente me enamoré del oficio -agrega también- y pensé “¿para que hago esto? ¿lo hago por plata o para dar servicio de valores a través del arte?”.
El país no está atravesando su mejor momento, entre sus trabajos que él mas destaca se haya un cuchillo que habla de la Argentina. “No solamente es por el cuchillo en sí sino además por la persona a la que se lo hice que es Estaban Bullrich. Coincido mucho con sus valores, sobre todo en lo ético y moral. -y expone- el cuchillo habla sobre la decadencia moral que atraviesa la Argentina, basada en una entrega de la dignidad argentina a cambio de una limosna, traté de representar eso en el cuchillo de Esteban”.
Quien hace su trabajo con pasión logra llegar a lugares difíciles de imaginarse, así fue como llegaron a él pedidos de personas como el creador de la trilogía de Batman, un ex mandatario de los Estados Unidos también tiene una llave de la ciudad hecha en su taller, príncipes y jeques de arabia, son hoy poseedores de piezas de su autoría.
Proyecto de padre e hijos
En un momento, le llegó un pedido con destino a la Queen’s Cup, por parte de una empresa oriunda de Polonia. “Se presentó en el taller el dueño de la empresa a encargar el trabajo personalmente, nos pidió unos símbolos de Polonia en nombre de la empresa. Fue un honor, sobre todo por el lugar en el que se encuentra la copa hoy en dia.
De los trabajos que mas guarda en su memoria, la realización de la Queen’s Cup. en aquel entonces Mariano trabajaba junto a su padre y su hermano, en sociedad. “es un torneo que se juega todos los años en la temporada alta británica” -explica. y agrega- “además la copa la entregaba la reina” finaliza.
en esta ultima edicion, ya sin la presencia de la reina, la copa en la edición 2023 no fue entregada por ningún miembro de la realeza británica.