El 2° Foro Internacional de Periodismo Democrático “Periodismo y poder”, organizado por la Universidad Católica Argentina (UCA) y la Fundación Konrad Adenauer (KAS), se convirtió en un espacio de reflexión sobre el estado actual de la prensa en el país. El encuentro reunió en la UCA a destacados periodistas, académicos y estudiantes para diseccionar la tensa y compleja relación entre el oficio y los centros de poder. A lo largo de la jornada, diferentes paneles aportaron una pieza clave al complejo rompecabezas de la profesión.
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de Susanne Käss, representante de la KAS en Argentina, quien destacó la importancia de fomentar el debate sobre el rol del periodismo en la sociedad. Por su parte, el periodista y director de la carrera, Hernán Cappiello fue uno de los primeros en encender el debate al sentenciar que, más allá de los intereses de los medios, la aspiración principal es que exista un periodismo que fortalezca la democracia.
Y ésta no es una lucha solo Argentina, la relación entre la prensa y el poder, según él, es intrínsecamente “tensa y compleja” en todo el mundo. Finalmente, Adriana Amado, fundadora de Infociudadana y profesora titular en la Universidad Camilo José Cela de España, ofreció una perspectiva sobre el contexto mediático actual y los retos de la era digital.
El desafío de la polifonía de voces

El editor jefe de la sección Política de La Nación, Jorge Liotti, aportó una mirada aguda sobre la evolución de la comunicación política en la conferencia “Periodismo político desde adentro: cómo dialogar con el poder sin perder autonomía”.
Señaló que la figura del presidente Javier Milei, que se presenta como un “outsider“ que ataca, se va desgastando con el tiempo. Asimismo, reflexionó sobre el rol del periodismo en el contexto actual y dirigiéndose a los estudiantes de periodismo, sostuvo que hay que evitar que lo económico pese más que la vocación.
Liotti recordó el pasado, cuando el periodismo era la única voz autorizada que le hablaba al público, y lo contrastó con el presente, un caótico coro de voces. En este nuevo escenario, el rol del periodista no es solo informar, sino también “distinguirse, contextualizando y profundizando”. Subrayó que, en tiempos de crisis, los medios tradicionales demuestran su verdadero valor, convirtiéndose en el refugio para quienes buscan la verdad.
El vestuario del poder
El primer panel se centró en un diagnóstico detallado del periodismo en el país. Adriana Amado presentó su visión sobre la situación actual de la profesión, abordando los cambios en los modelos de negocio y la relación con la audiencia. Diego Cabot, prosecretario de Redacción del diario La Nación, fue claro a la hora de explicar cómo debíamos entender lo que pasa en el “campo de juego” de la política. “Hay que meterse de lleno en los “vestuarios” del poder” afirmó, un camino que inevitablemente te lleva a la “fricción”.

A su vez, compartió su decisión de “no polemizar con nadie”, una forma de protegerse en un mundo donde el periodista, a pesar de ser más leído que nunca, debe cuidarse a sí mismo. Para él, el periodismo de calidad requiere un gran sostén emocional, ya que el camino es largo y difícil.
Por último, Juan Manuel Lucero, líder del equipo de News Partnership de Google para el Cono Sur, expuso sobre el impacto de la tecnología en la difusión de información, poniendo especial énfasis en las posibilidades de potenciar el trabajo en las redacciones y la promoción de un ecosistema mediático saludable.
El hostigamiento a los periodistas: una amenaza sin precedentes
Finalmente, Claudio Jacquelin, columnista político del diario La Nación y vicepresidente de FOPEA, puso sobre la mesa el hostigamiento a la prensa argentina. Con datos en mano, confirmó que el blanco ya no son los medios, sino los “periodistas con nombre y apellido”.
Los números hablaban por sí solos: en lo que va del año, se registraron 205 ataques a la prensa, rompiendo el récord de 2013 con más del 70% proviniendo del poder político. El dedo de la denuncia apuntó directamente al presidente, responsable de más de 56% de esos ataques, lo que demuestra el “poder multiplicado de su palabra”.
