El periodista y escritor argentino Jorge Fernández Díaz expuso en la Universidad Católica Argentina (UCA) en el panel “Periodismo y Literatura: una pareja promiscua”. Muchos de los asistentes al XIII Encuentro del Consejo Latinoamericano de Acreditación de la Educación en Periodismo y Comunicación (CLAEP) recordaron con sus palabras por qué eligieron el camino del arte de contar historias.
Desde Alberdi hasta Walsh: “Muchas veces el periodismo mata a la literatura, en otras ocasiones la fecunda”
Fernández Díaz comenzó el conversatorio con un recorrido por la historia argentina, en el que destacó el rol clave de los profesionales de las palabras en la construcción de nuestra Nación. “Esos tipos, que crearon este país luego de las revoluciones, fueron los que empezaron a escribir en los periódicos”, señaló.
En pocos minutos nombró más de veinte personas que se pusieron al hombro la formación de la ciudadanía desde el siglo XIX hasta hoy. “Diez periodistas importantes armaron este país. Es increíble pero es así. Eran periodistas y escritores, eran polemistas, eran políticos al mismo tiempo”, expresó con admiración.
La segunda vocación: “Ningún gran periodista es solo un periodista”
El escritor argentino explicó que un periodista tiene una vocación aparente y una escondida, y que para conocer bien a uno, hay que saber cuál es su vocación escondida. Para ejemplificar recitó una lista de segundas vocaciones de sus colegas en las que incluyó la abogacía, la política, el ser detective y por supuesto: la literatura. Con total convicción, afirmó que: “Ningún gran periodista es solo un periodista, sino al menos otra cosa”.
“Para algunos de nosotros era muy claro que además de ser periodistas queríamos ser escritores. Que el periodismo lo veíamos como una forma no solo del oficio cartesiano, sino una forma de arte”, afirmó frente a un auditorio repleto de cabezas que asentían al final de cada frase.
Fernández Díaz sentía que había un imán que lo ataba a la redacción: “Era tan fascinante ese mundo que me quedaba a hablar con los viejos redactores, los viejos reporteros”. Como a muchos periodistas antes y después de él, la pasión por aprender viendo y escuchando lo hacían quedarse horas de más en el trabajo. “Nadie me pagaba ese segundo turno que yo hacía hasta las 21, nadie me lo pagaba pero yo me sentía pagado por hacerlo”, recordó durante la charla con el periodista y docente Alfredo Dillon.

El desafío de combinar periodismo y literatura
El escritor, cuando era un joven de 24 años, tomó coraje y le dijo a su jefe en la redacción: “Sería bueno poder contar con las armas de la ficción, lo que no podemos contar como periodistas”. Con cara de sorpresa, el hombre le preguntó a Fernández Díaz a qué se refería con eso y le dio la oportunidad de demostrar lo que podía hacer.
“Hay muchas cosas que saben los periodistas, que no las pueden publicar simplemente porque no se pueden probar: pero saben que son así”. Entonces, el joven encontró la forma de mezclar sus dos pasiones, de usar recursos de la literatura para poder completar las historias reales que de otra forma no podrían contarse. Empezó a publicar policiales basados en hechos reales con ilustraciones que el diario usaba como “un mensaje de cuidado porque lo que te estoy contando… aunque es ficción, es verdad”.
“Muchas veces la ficción tiene más verdad que la propia del género” advirtió. Con esa afirmación abrió la puerta a un debate ético sobre el contrato de lectura y la obligación de la veracidad de fuentes del periodista para con el lector. “No podés hacer ficción porque eso es mentir. Hacer ficción dentro del contrato de lectura es mentir… Ahora, hacer ficción para buscar la verdad es toda una paradoja”.
Historias cercanas: “El diario no habla ni de ti ni de mí”
El periodista abrió su corazón a los presentes y les contó sobre su relación con sus padres. Habló sobre cómo la literatura marcó el vínculo con su papá desde el principio hasta el final; de cómo este arte había generado una grieta entre los dos y cómo, años más tarde, supo ser el pegamento que los volvió a unir.
También compartió que fue una crisis creativa lo que lo llevó a escribir el libro que tituló Mamá. Como en una charla íntima, de esas que vienen con un café de por medio, contó sobre la depresión en la que había caído su madre y cómo eso lo inspiró a escribir la historia de vida de esta mujer, la que llevó hasta ahí, la que había hecho que su psiquiatra llorara en cada sesión.
“Les cuento esto porque hay grandes historias donde menos lo pensamos. Hay grandes historias alrededor nuestro, cerca nuestro, al lado nuestro ¿no?”, explicó Fernandez Díaz. Esta idea la completó con anécdotas de proyectos sobre historias reales de amor a las que les agregaba la magia de la ficción para preservar identidades, e historias de héroes “cotidianos”, de vecinos cuyas vidas consideró que valía la pena contar. “Lo que sabía de la novela y del cuento lo apliqué a los relatos verídicos”.
“Más que extinción: expansión”
Ante las dudas sobre la crisis actual del periodismo, Jorge Fernández Díaz, se plantó con seguridad: “El periodismo va a seguir existiendo”. No dudó que la introducción de la inteligencia artificial vaya a producir cambios, sin embargo, tampoco tiene dudas de que la profesión, entendida como un arte, puede sobrepasar la prueba. Compara este cambio de paradigma con otros momentos de la historia en los que se pensó que la radio, el diario, el cine y otras formas de expresión iban a desaparecer, y llegó a la conclusión esperanzadora de que hasta hoy siguen en pie.
“La inteligencia artificial va a engañar, como ya hemos visto en la campaña electoral, va a haber (casi seguro) momentos donde la gente diga -¿Esto es verdad o es mentira?- Y va a necesitar algún periodista, en el que crea, que le diga: “Esto es verdad y esto no es verdad”. Con esta afirmación, buscó asegurarle a la audiencia que, aunque mute, el periodismo va a seguir existiendo.
A esta idea de supervivencia, le sumó la de auge: “El periodismo, como dice el señor Milei, como dice el ministro de Economía que sabe tanto del periodismo… nos encanta que esta gente que sabe tanto de periodismo nos explique el periodismo a nosotros… Están tan preocupados, porque el periodismo está en un gran momento (más allá de los pecados que si quieren los hablamos). Están tan preocupados, que tienen que ocuparse todo el tiempo del periodismo. ¿De una cosa en extinción? No, yo creo que el periodismo está en expansión”, remató el escritor con un tono ácido.
“¿Qué es el periodismo? El Periodismo somos todos”
A medida que el conversatorio iba llegando a su fin, eran cada vez más los emocionados. Alumnas lagrimeaban, movidas por el testimonio que reforzaba su fe en un periodismo que a pesar de todo, aún parece estar vivo. Justo a ellas, profesionales con muchos años de carrera sonrían al recordar esa pasión que los había llevado a elegir este camino hace tanto tiempo.
Fernandez Díaz cerró la charla, que podría haber continuado por horas, planteando cinco conceptos que encapsulan lo que él denominó “la clave de la felicidad para los que nos dedicamos a esto”.
- “La vida es una góndola inmensa de historias a nuestra disposición: el asunto es saber elegirlas, invertir”.
- “Simplemente tomarse esto como un juego: como el juego más serio del mundo”. No dejar nunca que el trabajo deje de ser un juego apasionante y divertido.
- Trabajar de forma tal que “te dé la sensación de que lo harías aunque no te pagaran nada”.
- Si los sueños no dan de comer, hay que mantenerlos en la banquina, pero nunca desecharlos. “Siempre me fui a la banquina, es decir: trabajé por la ruta, pero tenía una ruta paralela donde me permitía hacer lo que amaba mientras tanto. Hasta que logré que lo amaba fuera aceptado en la en la ruta (oficial)”.
- Los periodistas “que están en el territorio, los que hablan con las fuentes, los que susurran secretos, los que entienden” son “la fiel infantería que mantiene vivo el periodismo”.