El primer desafío al que se enfrentan los jóvenes al terminar el secundaraio es definir qué quiere estudiar y en dónde. A medida que se va avanzando en la carrera universitaria aparecen las dudas de cómo acceder al primer empleo
Adentrarse en el mercado laboral es desafiante en un contexto que se destaca por el fenómeno de la informalidad de los trabajadores, pero en la actualidad el escenario hay un dato alentador: el empleo registrado en la población joven está en alza y lleva acumulados 33 meses de crecimiento, según los datos del Centro de Estudios para la Producción. Para finales del 2023, el empleo formal de jóvenes creció en un año un 12% y se crearon 75.640 puestos adicionales – estas tasas anuales de crecimiento no se registraban desde el 2011.
Sin embargo, cabe destacar que las áreas en tendencia tienen una fuerte influencia en este crecimiento: en términos generales, para el sector privado, las áreas de trabajo en las que mas se insertan los jóvenes en el país son Comercio (22% del total privado registrado), seguido por la Industria (19%), Alojamiento y gastronomía (12%) y los servicios administrativos (10%). A su vez, las carreras con alta demanda laboral y mejores salarios en alza son Programación, Ingeniería, Marketing Digital y Data Science (además de Enfermería, tras la pandemia), según los datos de 2023 del organismo especialista en reclutamiento Randstad.
Y es que para los universitarios argentinos existe un puente clave. No solamente porque los estudios suponen preparación profesional, sino porque además las instituciones cuentan con convenios con empresas que permiten acceder a lo que para muchos estudiantes es la entrada al mercado laboral: las pasantías.
La salida laboral puede ser una inquietud a la hora de decidir una carrera universitaria, pero otros van resolviendo sobre la marcha. “Me anoté sin tener muy en claro cuál era la salida laboral de la carrera”, reconoció Tatiana Urrutia, de 24 años, estudiante en sistemas de información de las organizaciones.
Urrutia se encuentra realizando una pasantía porque estaba buscando un trabajo part time y se desempeña en el área de tiendas de una de las petroleras más grandes de la región. “Se aprende muchísimo metiendo las manos en la masa. De hecho, creo que aprendí mucho más trabajando que cursando”, destacó en diálogo con Punto Convergente.
Estudios, universidad y mercado laboral
La formación académica que se complementa con la experiencia laboral y la franja horaria más limitada que conlleva el contrato de pasantía son las principales razones por las cuales los estudiantes las eligen para insertarse en el mundo laboral, y es que esa es la finalidad principal de una pasantía: aprender.
El fin educativo es la base fundamental de una pasantía
Son un nexo entre el universo educativo y el laboral: por definición, solo pueden realizar una pasantía las personas mayores a 18 años y sus actividades necesariamente deben estar relacionadas con la finalidad de la formación educativa, sin carácter obligatorio.
El abogado laboralista y presidente del Colegio de Abogados de Ushuaia, Clemente Vidal Oliver, destacó en diálogo con este medio que un punto interesante de la Ley de Sistema de Pasantías (26.427) es que las empresas u organizaciones no pueden crear empleo nuevo, reemplazar personal ni cubrir vacantes con los pasantes. De esto desprende que una de las limitaciones es que las pasantías no originan ningún tipo de relación laboral entre el pasante y la empresa.
Esto no significa que el contrato no conlleve los beneficios regulares del personal, aunque estos dependen del acuerdo individual establecido en el convenio, pero sí distingue que la tarea del pasante no puede salirse del objetivo del plan de trabajo elaborado por la institución educativa.
Lo establecido por ley no es necesariamente la realidad, pero, aunque se asume que puede haber situaciones de abuso de tareas en aprovechamiento de los intereses que se ponen en juego, el control de legalidad funciona a favor del pasante. “Muchas veces las empresas son reacias a la pasantía porque no quieren correr el riesgo de comerse una demanda laboral por trabajo no registrado”, consideró Oliver.
Qué dice la Ley de Contrato de Trabajo sobre las pasantías
La Ley del Contrato de Trabajo aplica para los pasantes: “mientras haya prestación de servicios, la ley presume que estás en el marco de un contrato de trabajo a menos que se prueba lo contrario”, advirtió. Es decir, en situaciones en las que el empleador excede al régimen disciplinario del contrato, el pasante puede denunciar el realizamiento de tareas no correspondidas, el pago indebido de la asignación por estímulo o cualquier arregle por fuera del convenio de pasantía como trabajo informal.
En un caso que se dio por un convenio de nivel educativo secundario en 2016, una persona fue contratada como pasante en 2005 en un local de comida rápida y terminó por denunciar la irregularidad, ya que su experiencia no contaba con fines educativos. La Cámara de Apelación del Trabajo terminó resolviendo en ese juicio que se trató de un fraude laboral: “La actora estuvo fraudulentamente registrado por el empleador mediante contratos de pasantía que no cumplían con los recaudos previstos en la ley”, consideró la jueza de Cámara, María Dora González.
“No hago exactamente lo que dice el contrato, hago un poco más, pero estoy ahí para aprender y cualquier oportunidad que me da más experiencia, suma”, evaluó Hélene d´Abbadie, de 22 años, estudiante de Marketing y pasante hace un año en una corporativa de chocolates europea que es la segunda productora en el mundo. “Pero depende de la carrera. Sé que en las pasantías de diseño re explotan a la gente, a mí no y además me pagan. Pero no te pagan mucho y a veces me piden cosas por demás o me piden que me quede más tiempo y yo digo: no, ´si querés que trabaje más, pagame más´, tengo amigas que lo dejan todo”, agregó.
La diferencia de trato en las áreas lo confirmó la estudiante de Diseño de Indumentaria, Marina Sampaolesi, 23 años, quien realizó una pasantía en una reconocida marca de ropa de lujo. “En el rubro es común que las pasantías sean informales y no remuneradas. En mi caso, trabajaba 30 horas semanales y solo me daban un monto para viáticos muy bajo”, le contó a este medio. Ella tomó el trabajo porque, también, valoraba la experiencia antes que nada.
“Me pasó en un punto de no poder llevar al día las tareas por la cantidad de responsabilidades y tener que consultar qué debía priorizar. Igual, en mi caso tuve suerte de que mi jefa se tomaba el tiempo de enseñarme e informarme de los procesos de la marca y el rubro en general, pero no suele ser así. Muchas marcas consideran a los pasantes como mano de obra gratuita y deberían estar agradecidos de siquiera tener la oportunidad”, sentenció.
Una pasantía: mucho más para ganar que para perder
A pesar de que la pasantía no significa una relación laboral con la empresa y, por consiguiente, no garantiza una contratación laboral posterior, en el caso de que suceda, el laboralista subraya que el período de prueba se exime del pasante. “Si luego de la pasantía educativa se contrata a la persona por tiempo indeterminado, no se puede hacer uso del período de prueba de la Ley de Contrato de Trabajo”, expresa el artículo 12 de la ley citada.
“Ese es uno de los motivos por los que decidí hacer una pasantía”, reconoció Tatiana, “suelen tener la ventaja de que si a la empresa le interesa tu perfil, te tomen como efectivo, saltándose todos los pasos usuales de las entrevistas. Y si no te tomaran, igualmente siempre te suma al CV. Las empresas que toman pasantes suelen ser grandes de renombre, por lo que le suma mucho valor a la experiencia”.
Hélene también compartió este punto de vista: “Quise hacer una pasantía antes de recibirme, lo tenía pensado porque te sirve en el CV. Te inserta en el mundo laboral y está bueno porque ves cómo se maneja una empresa”. Como estudiante de Marketing, Helene hizo dos pasantías en dos industrias completamente distintas, y de eso acentuó asimilar cómo te afecta la forma de trabajar la cultura de una empresa. “En la petrolera era todo más impersonal y distante, y me desmotivaba un montón. En cambio, la que estoy haciendo es más familiar, más cercana. Está bueno porque ves cómo se manejan las empresas y aprendés a cómo manejarte vos en una”.
Asimismo, en el marco de cursar una carrera universitaria y todos los recursos que esto demanda, los estudiantes no buscan un trabajo full time. “Hasta no terminar de estudiar, no voy a empezar a buscar trabajo”, afirmó Hélene. En esa línea, Tatiana adhirió: “El horario es ideal para tener un poco de ambos mundos. Si fueran más de 4 horas diarias, se me haría cuesta arriba la cursada”.
La inserción laboral de los jóvenes en Argentina: cómo se puede cambiar
Del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y Crecimiento (CIPPEC), destacan que el contexto laboral para los jóvenes se ve problematizado porque “existe un déficit vinculado a las habilidades blandas, que tienen que ver con la capacidad de los jóvenes para manejarse en un puesto laboral, como la constancia, la presencia, la formación”. Sumado a que solo dos de cada diez estudiantes que ingresan a nivel primario llegan al último año de secundaria en el tiempo esperado y con aprendizajes satisfactorios, consideran que debe haber un fortalecimiento de las políticas públicas para promover su contratación.
En diálogo con este medio, el director del programa Protección Social del organismo y creador del proyecto de Ley de Empleo Joven, Manuel Mera, precisó que además de una dimensión formativa, se deben contemplar los “incentivos para la contratación”.
“Frente a los desafíos de la baja empleabilidad en la juventud, el Estado puede promover su inserción laboral mediante incentivos fiscales, como la reducción de las contribuciones patronales, o mediante transferencias monetarias que cubran parte del salario”, expresó el Licenciado en Ciencias Políticas.
“Dado el contexto de búsqueda de equilibrio fiscal en Argentina, la magnitud de estos incentivos, tanto en términos de cantidad como duración, así como su enfoque, deben ser calculados y acordados cuidadosamente. Más aún, las políticas de incentivos que se focalicen en poblaciones con barreras significativas de acceso suelen ser más eficaces. Por eso, el consenso debe girar en torno a los límites deseables y viables para definir a la población objetivo. De esta forma, los recursos estatales pueden lograr una mayor eficacia y evitar gastos redundantes en grupos que no enfrentan obstáculos para su empleabilidad”, agregó.
En esa línea, propone una legislación sobre pasantías para nivel secundario. De esta manera, cree que los estudiantes podrían obtener “conocimientos específicos, relacionados con el mundo del trabajo” y además “internalicen hábitos y desarrollen habilidades blandas, comportamientos y códigos organizacionales fundamentales para su posterior inserción laboral”.