Punto Convergente

Para bajar la edad de imputabilidad hay que entender cómo se relaciona el consumo y la venta de droga con los menores

una imagen en formato JPG de 2000 píxeles de definición de un adolescente preso detrás de las rejas,
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Continúa el debate acerca de bajar o no la edad de imputabilidad en la Argentina. El consumo de drogas es un factor común entre los jóvenes delincuentes y bajar la edad no parece ser la respuesta para detener la actividad criminal.

El año pasado la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich presentó un proyecto de ley para bajar la edad de imputabilidad de los 16 años a los 13. Este año, durante el mes de febrero, el asesinato de la niña Kim Gómez a mano de dos menores de edad sacudió a los argentinos e hizo resurgir este debate, con el acompañamiento del presidente Javier Milei quien habló de “terminar con la impunidad” de estos delincuentes y de la necesidad no solo de bajar la edad sino de “agravar las penas del código penal”.

Crimen en manos de jóvenes

La cuestión de cuál sería la edad correspondiente para ser imputable no es nueva y reaparece con más y más fuerza cada vez que un caso de delincuencia de menores se viraliza. En Argentina la edad de imputabilidad es 16 años, sin embargo, en caso de que una persona de entre 16 y 18 años cometa un crimen sólo puede ser procesada si el delito es uno grave de acción pública o si la pena que le corresponde es mayor a dos años.

Según un informe anual del 2024 realizado por la Base General de Datos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Argentina, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre 1788 niños, niñas y adolescentes tuvieron al menos una causa penal ante un Juzgado de Menores, cifra que representa un 2,6% más que en 2023.

En el caso de los asesinos de Kim se trató de dos jóvenes, de 14 y 17 años que querían robarse un auto. El mayor, Tobías, tenía antecedentes y su propio padre declaró en una nota para El Trece que, “ya estaba perdido últimamente, hace 20 días ya se había robado un auto, está perdido por el tema de la droga, se fuma la droga por lo que tengo entendido”. Es aquí donde aparece ella, la gran problemática y para muchos causa de la delincuencia en estos chicos: la droga.

Consumo: la etapa previa al delito

Según el último informe del Observatorio Argentino de Drogas (OAD) realizado a la población de entre 16 y 75 años y publicado en 2023, las mayores tasas de consumo fueron de alcohol (84,7%), en segundo lugar de tabaco (49,2%) y en tercer lugar la marihuana, con un 26,3% que incluye su uso terapéutico y no terapéutico.

Además, el informe indicó que “el 24 % de la población ha consumido alguna droga ilícita alguna vez en la vida”. Esto significa que usaron al menos una vez en su vida, una o más de las siguientes sustancias: medicamentos opioides s/pm, marihuana de uso no terapéutico, cocaína, alucinógenos, éxtasis pasta base/paco, inhalables y/o solventes, metanfetaminas, anfetaminas, ketaminas, ghb, crack u otro tipo de sustancia”.

Asimismo, la documentación del OAD destacó que la edad de inicio del consumo de psicoactivos tiende a bajar en cada nueva generación, es decir que los chicos que prueban estas sustancias por primera vez son cada vez más jóvenes.

El Doctor en Psicología Juan Yaria, jefe de Gradiva, comunidad terapéutica profesional que se especializa en rehabilitación, considera que el tabaco, el alcohol y la marihuana, son las drogas de iniciación. El abuso de dichos estupefacientes en ese orden, conducen al consumo de otras drogas cada vez más fuertes.

“En nuestro “combo” adictivo nuestro cerebro queda “hackeado” por las dependencias a drogas, juegos digitales, las pantallas, los celulares a toda hora. Entonces la dopamina está al servicio de la enfermedad”, Doctor en Psicología Juan Yaria

Yaria explica que la adicción es una enfermedad crónica, progresiva y terminal, que en los menores es peor, mucho más abrasivo y difícil de recuperar debido a que su sistema nervioso aún se encuentra en etapas de desarrollo.

Bernardita Rubio Aranda tiene 43 años y trabaja en el Juzgado de Garantías del Joven que abarca Zárate, Campana y Escobar hace 10 años. La abogada relató que “el 99% de causas que recibo son de chicos con problemas de consumo. Suelen empezar a consumir a eso de los 11 años, paco”.

Bernardita no es la única que nota esta tendencia. El padre Pedro Baya Casal trabaja hace 17 años en uno de los tantos Hogares de Cristo, en Barracas. El movimiento, fundado en Chile, se dedica fundamentalmente a ayudar a los jóvenes a “dejar la calle y promover la educación y una salida digna”.

En Argentina el movimiento comenzó en los 2000, con la propagación masiva del “paco”, droga que se fabrica con descartes del refinamiento de la cocaína. La sustancia, terriblemente adictiva y nociva, se volvió moneda corriente sobre todo en los barrios populares de Buenos Aires por su accesibilidad y efectos.

“Surgió la necesidad de ocuparnos de esa población que quedaba muy herida, muy al margen de todo, como una nueva pobreza urbana”, comentó Casal. Agregó que los chicos con los que ellos trabajan comienzan a consumir paco entre los 10 y 12 años, y pone el foco en la marginalidad y la falta de prevención.

Imagen tomada de https://www.oas.org/en/

“El adolescente con problema de consumo está en plena rebeldía, entonces, bueno, es mucho más difícil de acompañar”, señaló Casal. Del otro lado del tablero, el doctor Yaria suma que “la adolescencia es un segundo nacimiento” y que el consumo de drogas durante esta etapa o etapas previas “detiene el desarrollo emocional. Se detiene el desarrollo de los estudios. Se detiene el desarrollo de la autonomía y la autonomía es la consolidación de la identidad”.

Al detenerse el desarrollo el Doctor explicó que se cae en una infantilización que puede contribuir, por ejemplo, a delinquir. Yaria aclaró que no es el único factor, influyen los tipos de personalidad y los contextos de cada uno, pero que el consumo sí puede impulsar a hacer cosas que no harían sobrios.

Muchas veces el consumo está de la mano del delito”, observó el Padre Casal, “para ser valiente, para delinquir, hay que estar drogado”, hace referencia a que los chicos muchas veces abusan de estas sustancias para animarse a cometer algún crimen, aunque por otro lado también observa que muchos otros cometen crímenes para poder seguir drogándose.

Castigo: ¿vale la pena bajar la edad de impunidad?

Es evidente que el consumo no es la única causa de la delincuencia en los menores de edad, hay diversos factores que operan, pero sí tiene que ver con ella o al menos está presente en muchos de los casos sin prevención que la contenga.

Bajar la edad de imputabilidad luce como una absurda solución al problema. En realidad el entramado que contribuye a la delincuencia: la miseria, la marginalidad, las malas influencias, la falta de educación y salud, siguen funcionando como una máquina avasalladora que aumenta minuto a minuto su producción de chicos rotos, infancias destrozadas y vidas que se pierden.

Nadie nace chorro ni nadie nace adicto, la persona va tomando esos caminos porque es lo que conoce, lo que tiene a su alrededor, lo es un problema social y una responsabilidad social”, comentó Casal. Para él, y desde el Hogar de Cristo, la idea de bajar la edad de imputabilidad sería una medida punitiva que no serviría de mucho si no se atacan las raíces de los problemas.

El Padre opinó que la medida podría generar miedo pero evita llegar a la causa, el por qué ese menor está cometiendo delitos, “la marginalidad y la falta de prevención les dan acceso a los jóvenes a las drogas, a las armas y a los comportamientos delictivos”.

Según Bernardita, la baja en la edad de imputabilidad sería también un error: “no creo que haya más conciencia, no creo que hoy en día los niños puedan comprender lo que hacen aún bajando la edad”. A pesar de esto reconoce que, por ejemplo en el caso de los asesinos de Kim Gómez, “podría haberse evitado, claro, uno de esos chicos tenía un montón de procesos. Si no hubiera estado libre eso probablemente no hubiera pasado”.

La doctora explicó que en general si un menor comete un delito no se lo detiene, sin embargo si se trata de un chico con antecedentes la cosa cambia. “Además, en varios países se probó bajar la imputabilidad y la realidad es que las cifras no cambiaron, prácticamente no funcionó”, mencionó.

Bernardita no es la única que lo piensa, de hecho a raíz de los dichos del Presidente de la Nación y la Ministra de Seguridad, diversos colectivos de abogados y funcionarios argumentaron que no es una medida útil. José Valerio, ministro de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, también llegó a manifestarse en contra: “sola y sin medidas complementarias, no sirve”.

En la Convención sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Unicef recomienda que la edad de imputabilidad no baje de los 14 años y que sea lo más cercana posible a los 18. Según Chequeado, el organismo internacional afirma que “existen experiencias internacionales que han demostrado que disminuir la edad de punibilidad no ha sido una medida efectiva en el combate a la inseguridad”.

El proyecto de ley para bajar la edad de imputabilidad en Argentina, está próximo a tratarse en la Cámara de Diputados aunque todavía no tiene fecha de sesión. Asimismo, las comisiones acordaron tratar el proyecto para bajar la edad a 14 años.

Ante el creciente aumento tanto del consumo de drogas como de la criminalidad en menores quizá deberíamos preguntarnos si estaremos intentando cubrir con una vendita un balazo y qué podemos hacer diferente para evitar estas situaciones desde su origen en vez de castigar una y otra vez sus resultados.

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