En el Teatro Colón se vivió una momento histórico. Bajo la interpretación de Julieta, en la obra de Romeo y Julieta, coreografiada por su colega Maximiliano Guerra, la bailarina Paloma Herrera se despidió para siempre del escenario.
Esta artista hispana, consagrada en la escena mundial de ballet con una deslumbrante carrera, consiguió, con esfuerzo y dedicación, posicionarse como bailarina principal del American Ballet Theatre de Nueva York, uno de los mejores teatros del mundo a los 19 años, siendo la más joven en lograrlo en la historia de esa compañía.
“Mi carrera fue lo más importante y por eso le puse tanta dedicación, porque amo lo que hago.Me quería ir feliz, trabajando, y así lo estoy haciendo. Ahora que voy a tener más tiempo me voy a dedicar a mis afectos, a dar clases y a mi marca de ropa (que luego de algunos problemas legales pudo registrar)”, dijo Herrera en una conferencia llevada acabo en el salón dorado del Teatro.
La despedida comenzó en el American Ballet Theater, de Nueva York, hace unos meses. Después de integrar durante 24 años ese elenco, hizo su última función oficial el 27 de mayo pasado, en el Metropolitan Opera House neoyorquino, encarnando a Giselle, en el ballet homónimo.
Para cuando fue el turno de la Argentina, se eligió la mítica historia de William Shakespeare, con música de Serguéi Prokófiev y coreografía de Maximiliano Guerra, director del Ballet estable del Teatro Colón, como marco para despedir tan larga y aclamada carrera. Estas funciones, si bien estaban previstas para Onieguin, han sido ocupadas por seis funciones de Romeo y Julieta, en cuatro de las cuales bailó Paloma.
Dividida en tres actos, y con dos entreactos de descanso, la bailarina deslumbró a todos los presentes, entre los cuales se encontraban personalidades como Mike Amigorena, Diego Alexandre, Monica Antonopulus y Esmeralda Mitre, entre otros, como solo ella sabe hacerlo. Ellos, y el resto de la sala, repleta, ovacionaron de pie a la bailarina una vez terminada la función.
Tal es la admiración que profesa Paloma Herrera que, tras pocas horas de salir a la venta las entradas para su despedida, ya todas habían sido agotadas. Fue por esta razón que el teatro decidió transmitir la última de las funciones a través de un streaming en vivo el cual podía ser sintonizado a través de la página del mismo o en la pantalla gigante de la Plaza Vaticano, junto al teatro. Esto solo había sido probado anteriormente con la llegada de Baremboin, permitiéndole a todo el país acompañar a Herrera en este momento único.
Si bien la prestigiosa artista se retira de los escenarios, este no es el fin de la danza en su vida. Este cambio le dará la oportunidad de poder transmitirle a generaciones futuras todo aquello que durante su larga y exitosa carrera ha podido aprender, transmitirles ese fuego y esa pasión con la que nuestra querida Paloma Herrera ha estremecido nuestros recuerdos.