El Ministerio de Turismo y Deporte estima que existen alrededor de 35 millones de personas que trabajan y viajan al mismo tiempo. Los nómades digitales suelen gastar más que un turista normal; tienen, en promedio, entre 20 y 40 años, y están mostrando cada vez más interés en conocer el país.
Luego de visitar Colombia y Uruguay, Logan Ly, un canadiense de origen vietnamita de 28 años, desembarcó en la terminal de Buquebus que se encuentra en el muelle Dársena Norte. Ese era su destino final y se emocionó al ver el horizonte de rascacielos modernos que caracterizan a Puerto Madero. Era su primera vez en la ciudad de Buenos Aires y pronto confirmó sus sospechas; efectivamente es toda una “metrópoli cosmopolita”.
Logan exploró los cafés de moda en Palermo, estuvo en las Salinas Grandes, en la provincia de Jujuy, y se tomó unas cuantas fotos en las Cataratas del Iguazú en Misiones. Sin embargo, no se percibe a sí mismo como un turista común, sino que es de aquellos que prefieren usar el término ‘nómade digital’. Es decir, forma parte de una comunidad de personas que trabajan de forma remota, ya sea a tiempo parcial o completo, y que, al mismo tiempo, viajan por el mundo de manera regular.
Es bien sabido que, durante la pandemia causada por el Covid-19, las autoridades de muchos países establecieron cuarentenas obligatorias para reducir la cantidad de contagiados. Si bien este tipo de medida se aplicó para resguardar la salud pública, también contribuyó con el auge del trabajo remoto y, consecuentemente, con el nomadismo digital.
En enero de 2020 sólo el 2,5% de las ofertas usaban las palabras “trabajo remoto”, pero el porcentaje se “triplicó” en septiembre de 2021 (aumentó a casi 7,5%), de acuerdo a un estudio publicado en mayo de este año por Hiring Lab, proyecto que realiza investigaciones para el sitio de empleo Indeed.
Por otro lado, el Grupo Bayton encontró que, en el primer trimestre de 2020, sólo el 7% de los argentinos trabajaban de forma remota. No obstante, el país no se quedó atrás con respecto a la tendencia mundial; a finales de ese año el 49,9% de las personas trabajaban de forma remota.
Aunque la cultura de “traviajar” existía antes de la pandemia, algunas naciones se valieron de la popularización del trabajo remoto para crear, por ejemplo, visados especiales para nómades digitales. En la mayoría de los casos, el principal objetivo de estas estrategias fue impulsar las economías locales.
En un artículo que escribió para BA Times, Fernando Straface, secretario de Relaciones Internacionales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, asegura que ese tipo de viajeros planean “estadías más largas” y en cada una desembolsan “más de US$ 6.000 (…), un 56% más que el gasto promedio de otros tipos de visitantes internacionales”.
Debido a lo anterior, las autoridades argentinas están haciendo lo posible por atraer a este tipo de extranjeros. En este caso, es posible citar uno de los compromisos del GCBA: “lograr que 22.000 profesionales de distintas partes del mundo elijan” a la capital del país como “destino urbano para trabajar de manera remota”.
Además, la Dirección Nacional de Migraciones está otorgando un Permiso de Ingreso Transitorio que permite desarrollar “actividades remuneradas o no” por un período de 180 días (90 días más que el plazo de permanencia autorizado para turistas).
Conforme a Nomad List, una página web colaborativa que ofrece información sobre los mejores destinos para nómades digitales, Buenos Aires tiene uno de los niveles de internet más bajos del mundo (4 Mbps en promedio), pero su popularidad entre quienes traviajan es cada vez mayor.
Darío, un argentino de 23 años que forma parte de un equipo que organiza meetups, días de coworking y otros eventos para nómadas digitales en la Ciudad de la Furia, dice: “Uno de sus objetivos es ir de verano en verano, pero, por más que sea la temporada de invierno, puedo darme cuenta de que es una comunidad bastante grande y activa. La gente siente que tiene un lugar donde buscar soporte y conexiones”.
Entonces, ¿quiénes son estos viajeros perpetuos? Y, ¿por qué siguen eligiendo Buenos Aires y Argentina como paradas obligatorias?
“Una gran parte de viajar es conectar con otros y aprender sobre otras culturas”
Corea del Sur, Birmania, Suiza, Malta y Mozambique forman parte de los más de 80 países que Logan Ly ha visitado a lo largo de su vida. Ly creció siendo un “niño de tercera cultura” y considera que por eso se siente “atraído por aprender sobre este mundo”. Por ello, desde la universidad buscó pasantías y trabajos que le permitieran vivir temporalmente en distintos lugares.
El canadiense, que se desempeña como manager de contenidos en una startup de viajes belga, nunca había estado en Buenos Aires, pero le atrajo “lo amigable que es para los peatones” y lo “diversa que es en su cultura y en su gente”. “Hay tantas áreas diferentes que son tan vibrantes y animadas y no importa qué día de la semana sea”, explica.
Para poder interactuar de forma más directa con los porteños, se inscribió en un curso de español inmersivo dictado por la Universidad de Buenos Aires. Le costó practicar el idioma, pero, aún así, considera que su experiencia fue buena.
“Algo que realmente me sorprendió fue el nivel de inglés. Era muy fácil recurrir a mi lengua materna, y de esa manera no fue difícil explorar los diferentes barrios de la ciudad”, remarca.
Logan regresó a su hogar en los Países Bajos en junio, pero planea volver a la Argentina en 2023 porque quiere reencontrarse con los amigos que hizo y explorar los sitios a los que no pudo ir.
“Mi recuerdo más memorable sobre vivir en Buenos Aires es lo sencillo que es hacer amigos en general y no estoy hablando sobre ser parte de la comunidad de nómades digitales. Estoy hablando sobre ir a un café, sentarme y que la persona que está al lado empiece una conversación”, rememora.
“Hay miles de historias para contar”
Hace un tiempo Camila Aagesen se tomó un año sabático para ser mochilera, pero, aparte de esa experiencia, solo viajaba fuera de Brasil durante la época de vacaciones. En 2020, sin embargo, cambió su profesión por el marketing digital y empezó a trabajar y viajar al mismo tiempo. Hasta ahora estuvo en 42 países entre los que se encuentran Costa Rica, Estados Unidos y México.
Aunque visitó Argentina y Bariloche hace más de 10 años, esta vez decidió quedarse por un período de tiempo un poco más largo. Camila considera que, desde el punto de vista laboral, esta aventura “ha sido increíble” porque conectó muy fácilmente con la comunidad de nómades digitales que, además, “es mucho más activa” que en otros lugares. “La ciudad tiene una cultura muy buena de cafés para trabajar y coworking, la infraestructura me parece muy buena”, afirma.
“Venía con muchas ganas de comer y de ver arte por las calles”
Cuando era pequeña, Javiera Alfaro soñaba con ser aeromoza porque creía que esa sería la profesión que le permitiría recorrer el mundo. Sin embargo, hoy en día trabaja de forma independiente como product manager y hace más de un año salió de Nicaragua para conocer Latinoamérica.
La mercadóloga de 25 años se considera una slow traveler y por eso solo ha visitado tres países desde que se convirtió en nómade digital. Primero vivió nueve meses en Perú y, después de mucha investigación, se mudó a Buenos Aires.
Si bien tomó en cuenta la situación económica del país porque “claramente para quien gane dólares es muy conveniente”, su lado musical estaba “ilusionado” por entrar en contacto con la movida cultural argentina. “Siempre me llamó el arte (…) y eso es algo que está muy escaso en mi país por cuestiones políticas, económicas, etcétera”, dice.
Llegó sola hace cuatro meses, pero eventualmente conoció a otros nómades digitales y quedó impresionada con lo activa que es esta comunidad: “ahorita [Buenos Aires] está como en uno de los lugares súper top de que, si sos nómade digital, tenés que venir”.
“Quien viene con la idea de quedarse 3 meses, muchas veces se termina quedando mucho más tiempo por toda la conveniencia, lo bien que funciona el transporte público, por ejemplo”, expone.
La Nica Nómada, como se llama en redes sociales, reflexiona y opina que lo que más le gusta de moverse de un sitio a otro es los vínculos que puede llegar a formar con otras personas y “encontrar gente que te abre las puertas de su hogar”. Por eso, su paso por Argentina ha sido “increíble”.
“Nunca tuvimos tanta libertad”
Jerica y Dan dejaron sus trabajos de oficina hace poco más de un año para cumplir su sueño de conocer otras culturas. Primero hicieron un roadtrip por Estados Unidos, su país natal, y luego estuvieron en México y en Colombia. A principio de año continuaron su trayecto hacia el sur del continente; nunca habían estado en esta parte del mundo, pero escucharon “cosas grandiosas” sobre Argentina y se sintieron atraídos por la variedad de paisajes naturales que ofrece el país austral.
Llegaron en verano, hace aproximadamente nueve meses. Jerica recuerda cómo fue tratar de conseguir una tarjeta SIM durante la primera semana: “Creo que una cosa divertida es que hicimos nuestro programa de inmersión en español en México, así que aprendimos español mexicano”.
Luego agrega: “Los primeros dos días hablamos con toda la gente del quiosco y yo estaba como: “no puedo entender lo que están diciendo”. Y esta no es una conversación difícil, pero es como si no supiera lo que está pasando”.
Aunque solo han visitado cinco países, Jer y Dan tienen un blog en el que publican recomendaciones, reseñas y consejos para viajeros. Ambos coinciden en que las “redes sociales en realidad son una herramienta que ha funcionado muy bien” para ellos.
Gracias a sus videos de TikTok, conocieron a una argentina que los invitó a comer pizza y que “ha sido bastante integral” en su paso por el país porque los puso en contacto con los lugareños. “Inmediatamente nos sentimos bienvenidos en su grupo de amigos y su familia y creo que tuvimos mucha suerte en ese sentido, porque no creo que todos los nómades experimenten eso”, apuntan.
El futuro del ‘nomadismo digital‘
El trabajo remoto y el nomadismo digital definitivamente son tendencias que continuarán en alza en un futuro cercano. Por ejemplo, el 80% de los empleados encuestados en una investigación realizada a nivel global por la empresa estadounidense Qualtrics dijo que “era importante que su próximo trabajo les ofrezca la oportunidad de vivir en cualquier lugar”.
A pesar de ello, Logan dice que el nomadismo digital puede generar algunos efectos negativos y explica que “en algunas ciudades del mundo el dinero que es gastado no va a la comunidad local o a los pequeños negocios”. A Jer y a Dan también les preocupa la situación: “Ojalá que la gente lo haga con respeto y tratando de aprender sobre la cultura, conocer gente dentro del país y conocer y crear comunidades entremezcladas en lugar de permanecer aisladas”.
Por lo pronto, estos viajeros coinciden que, desde el punto de vista intelectual, casi cualquier profesional puede ser un nómade digital (sobre todo aquellos que se dedican al marketing, la publicidad y a la tecnología). Además, todos dijeron que viajar es una experiencia que les ha cambiado la vida porque “les ha abierto los ojos” sobre cómo viven otras personas y “les ha hecho reevaluar” su modo de vivir.
“Yo diría que se ve más aterrador de lo que realmente es. Una vez que comienzas el viaje, la pelota sigue rodando y se convierte en algo natural”, finaliza Logan.
Créditos de la foto de tapa: Peggy Anke en Unsplash.