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Noche de juegos de mesa: lo básico como novedad

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Las luces del lugar son blancas, las sillas llevan un azul oscuro con lunares dorados y las mesas color madera son cuadradas. El ambiente no ostenta lujos pero sí alegría, concentración y personas reunidas con un objetivo sencillo: pasarla bien un rato y quizás también, alejarse un poco de la vorágine que traen las pantallas. Volvieron los clásicos juegos de mesa a los bares.

Según Pablo Parodi, uno de sus organizadores e impulsores, las noches de juegos de mesa nacen de una necesidad. Cuenta que junto a sus amigos siempre los disfrutó y compraban “juegos raros”. Se reunían en su casa a jugar y eso hacía que la iniciativa creciera cada vez más. Pasaron de ser cuatro, al punto en el que “no entraba nadie parado”. Entonces, decidieron mudarse a un centro cultural que les diera un espacio.  

Comenzaron en “El Rumbo” (ya extinto) que se encuentra en La Matanza. No cobraban entrada y el lugar ganaba dinero mediante la barra. Fueron mudándose hasta llegar a tener un sitio específico. Actualmente, produce junto a sus amigos “Last Round” en CABA. Allí convocan a alrededor de cien personas, cobran entrada y tienen personas que explican las instrucciones de cada juego. 

grupo de amigos jugando en Last Round.
Créditos: Last Round.

Un factor social

Ailén es una de sus clientas frecuentes, de esas que figuran en muchas de las fotos del perfil de Instagram de Last Round. Relata que comenzó a ir hace aproximadamente dos años. Iban amigos de ella y “amigos de sus amigos”. Incluso sostiene que gracias a estos eventos creó un vínculo con las personas que juegan. Empezó como una excusa para verse y ahora asegura: “Ya ni tengo que preguntar si alguien va porque yo me mando y alguien que conozco va a estar”. 

También, están aquellos que van buscar algo más que una relación de amistad. “Van a buscar una parejita” porque según Ailén, “hay mucho levante en la noche de juegos”. Lo describe como un contexto que ayuda a expresar emociones al momento de jugar, donde uno comúnmente “las reprime”. Algo que no le ocurre en su casa porque “si plantea un juego” es raro que su familia “se prenda” y pueda darse esta situación. 

Los juegos de mesa que son más frecuentes de encontrar suelen ser: el truco, Ping Pong, Tetris y Ajedrez. Hay otros no tan conocidos como Magic Maze, Derby, Escuela de Pingüinos, Cometas, El Camarero, Sucesos Argentinos, etc. Sobre esto, Ailén afirma que los juegos que se encuentran en estos eventos por lo general no son los típicos domésticos, y son caros. 

Acerca de los que prefiere, detalla que le gustan los juegos competitivos, que duran bastante, los que “te tienen pensando estrategias, pensando que le querés ganar a otro”. Le genera “una experiencia más adrenalinosa”, dice riéndose. 

Los juegos para escapar de las pantallas

“En una época donde la norma es estar en las pantallas, independientemente del laburo, del entretenimiento, donde toda la gente está (yo incluso) todo el día con las pantallas, creo que de a poco las personas van a ir empezando a moverse a eventos donde tengan un humano al lado de otro”, pronostica Pablo. 

Las pantallas tratan de emular la presencia de otro humano mediante videos o plataformas como Discord. Sin embargo, Parodi insiste en que “sigue sin ser lo mismo” ya que una persona de carne y hueso se puede ver. 

Una tendencia en aumento sí, una moda no

Sobre la naturaleza del fenómeno, sostiene que no lo clasificaría como una moda. “La mayor parte de la población no tiene idea de lo que es”. Al contrario, dice que no deja de ser “una actividad de nicho”. Tal vez sí es una tendencia en aumento, dado que nota a varios de sus amigos poniendo bares o emprendiendo al igual que él.  

Sandra Fernández es redactora y editora para Baires Secreta del medio de turismo y lifestyle Secret Media Network. Ella escribió una nota rankeando siete bares de juegos de mesa en Buenos Aires. No son las mismas noches de juegos de mesa que arma Pablo, pero sí, bares donde se hace lo mismo: jugar, comer y beber

Decidió escribir esa nota así porque “son lugares que supieron incorporar algo distinto, trajeron algo del espacio privado (juegos entre familia o amigos) a un entorno más público”. Declara que incorporaron algo que “es tradicional y quizás relegado” para convertirlo en “algo novedoso”. 

También, se refiere brevemente a la necesidad de salir que se generó desde la pandemia del Covid 19. La define como “una necesidad que no termina”. En este caso, dice que no implica un gran gasto, ni para los que quieren, ir ni para los que tienen a disposición el lugar. 

Fernandez dice que la idea de los juegos de mesa se deriva de “algo vintage” pero muy atractivo para muchas generaciones. Asegura que los bares podrían ofrecer solo juegos inusuales que ya no se encuentran a la venta y convertirse en algo más específico de lo que ya son. Por eso, al igual que Pablo, lo marca como una tendencia en aumento. 

Noches ATP

Pablo explica que las noches de juegos de mesa son aptas para todo público ya que existe una amplia gama de juegos. Hay algunas excepciones indicadas en las cajas de los juegos con rangos de edades recomendados para jugar. Además, para diferentes condiciones como el daltonismo, se colocan formas en lugar de colores para que todos tengan acceso al juego. 

Personas jugando a juegos de mesa en Last Round.
Créditos: Ailen Grillo.

A “Last Round” suelen ir personas de entre veinte y treinta años. Igualmente, hay clientes de todo tipo de edades como familias o personas mayores que “van a chusmear y ver qué es”. De hecho, el organizador los divide en dos grupos: “la gente grande es más tramposa y los chicos son más respetuosos. Ellos van a las reglas y la gente grande solo quiere cagar a otro, en líneas generales”. Estos últimos acostumbran a jugar al truco, al sapo o a juegos de historia. 

Un negocio poco rentable

Pablo define como “una preocupación” que en general estas actividades no sean rentables. Según sus palabras, “el noventa y pico porciento de quienes lo hacen no ganan un peso. Lo hacen por amor al arte y porque les gusta”. Manifiesta que “vender juegos y comida es otra cosa, vendiendo muchos juegos y mucha comida ahí sí se gana plata”. Agrega que hasta ahora nadie le encontró “la vuelta” a hacer actividades de juegos de mesa. Sin embargo, existen como una opción porque “la gente suele irse siempre contenta”. 

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