El arte de murales en CABA se presenta como una expresión dinámica, diversa y creativa. Quiénes los pintan y qué regulaciones tiene
Entre tanto gris aparece un color o una figura abstracta o un mensaje: aparece un mural. Un
arte que se hace parte de la ciudad o una ciudad que aparece en el arte. Una interrupción que
obliga a parar, a contemplar: algo sumamente valioso, y quizá hasta raro, en estos tiempos.
Aunque, cuando el arte y la organización social se cruzan, la expresión adquiere normas.
Mientras que para algunos muralistas no son más que formas de convivencia dentro de la
selva urbana, para otros son líneas que delimitan, por no decir censuran, un mensaje. En la
ciudad existe desde 2009 la ley de muralismo. ¿Cómo funciona el arte urbano en CABA?
¿Cómo son elegidos los muralistas? ¿Qué piensan los y las artistas que pintan en la ciudad?
“San Diego del Barrio la Boca” de Alfredo Segatori
Qué dice la Ley de Murales en CABA
Los colores que aparecen sobre las paredes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
“dependen de dos organismos: el Ministerio de Cultura y el de Espacio Público”, explica
Irene Lasivita, artista visual y muralista independiente. La parte de Cultura, como su nombre
lo indica, trabaja con los espacios culturales: desde centros hasta zonas turísticas.
Para elegir a los artistas, hacen una búsqueda propia, no funcionan bajo convocatoria. En cambio, el
Ministerio de Espacio Público tiene el manejo total del resto de las calles, aunque siempre se
escapa alguna pared coloreada por el vandalismo o algún mural no autorizado. “No contratan
artistas de forma independiente sino que trabajan con productoras, las encargadas de hacer
ese trabajo de selección”, agrega Lasivita.
Existe un paso previo a este proceso, que tampoco es aleatorio: desde la creación de la Ley de
Muralismo, existe un “Registro de Muralistas y Creadores de Arte Público” y un “Registro de
Inmuebles y Espacios Ofrecidos para Muralismo y Arte Público”. La inscripción puede ser en
forma individual, grupal o asociados como Cooperativa de Trabajo y la edad mínima son
veintiún años. Además, para inscribirse es obligatorio presentar un currículum vitae, en el que
se muestren trabajos previos.
Dónde se puede pintar murales en CABA
Los espacios destinados a murales, se renuevan año tras año. Según la ley,
“cada Comuna seleccionará anualmente, por medio de personal idóneo, al menos un (1) y
hasta un máximo de dos (2) inmuebles o espacios del dominio público o privado […] que
posean superficies capaces de ser utilizadas para la realización de un mural, vitral o fileteado
porteño”.
Esto funciona tanto como forma de ordenar como de incentivar las expresiones
artísticas. Según Christian Herrera, muralista y profesor de Artes Visuales, “el movimiento
urbano en Buenos Aires se ha acrecentado hace como 8 años y hay un auge muy fuerte. Está
creciendo un montón”
Muralismo en primera persona
Cristian Herrera es colombiano y no solo pintó sobre las paredes de todo Latinoamérica,
sino que además, uno de sus murales fue elegido entre los mejores 100 del mundo. En
Buenos Aires, la mayor parte de sus obras callejeras se encuentran en Palermo Hollywood y
Palermo Soho: “los lugares de mayor visibilidad”.
Sin embargo, según él, el corazón del arte urbano está en los barrios populares, donde la calle es encuentro, rivalidad, expresión y rutina.
Cuenta que una vez pintó en un barrio y un grupo de chicos dibujó un arco de fútbol sobre su
mural. No le molestó, al revés: le gusta ese diálogo que se da entre lo que él propone como
artista y lo que la ciudad le devuelve. “Lo veo como algo positivo, al final yo soy la persona
que está interrumpiendo en ese lugar que no es mío”, aunque, aclara: “entre los muralistas
nos respetamos y no pintamos sobre obras de otros”.
Además, destaca la presencia y el valor que se le da al arte urbano en la Ciudad, aunque “en comparación con las ciudades de otros países latinoamericanos, en Buenos Aires los murales son más decorativos, no están politizados y casi no se usan como forma de militancia”.
Mural de Cristian Herrera, Palermo Hollywood
Irene Lasivita es porteña y se desarrolla en pintura, arte digital y mural. Tiene un estilo propio
muy fácil de identificar: predominan humanos de colores como avatares y tonos azules y
rosados. Es un arte que transporta a un mundo místico y hasta mágico, donde la naturaleza
siempre se hace parte. Le encanta esparcir su estilo por la Ciudad, sin embargo, hay algo del
muralismo que le deja una sensación amarga: “el arte urbano en Buenos Aires dialoga mucho
con la publicidad y la política. Hay un montón de lo que se conoce como arte urbano pero
pienso que no se hace con un propósito artístico”.
Cuenta que en parte esto tiene que ver con las decisiones de quienes controlan los espacios públicos y culturales de la Ciudad. Agrega: “sería deseable que existieran proyectos en los/las que artistas puedan desarrollar su propia impronta e imagen y no en proyectos destinados a comunicar políticas públicas”
Mural de Irene Lasivita, Caballito.
Aunque no coinciden en todo, ambos artistas consideran que Buenos Aires es una ciudad en
la que hay una fuerte presencia de arte urbano y eso “habla muy bien de la ciudad a nivel
cultural”, opina Christian Herrera . Aunque no todos los muralistas tienen las mismas
oportunidades, los y las porteñas tienen el lujo de perderse (o encontrarse) en calles llenas de
colores, emoción y sentido.