Desde una cuenta de Facebook británica se creó una campaña llamada “Toy Like Me” (un juguete como yo) donde convocaban a empresas de entretenimiento a fabricar muñecas con discapacidades, machas de nacimiento y cicatrices. Así nacieron las Makies.
Durante la década de los ’90, las nenas de todo el mundo se desvivían por tener una Barbie. A lo largo del tiempo, se fue criticando a estas muñecas por crear en las niñas de entre 9 y 16 años un estereotipo de mujer ideal con medidas irreales. Recién hace unos meses se lanzaron muñecas con celulitis o estrías; pero no había ninguna que tenga discapacidad o marcas de nacimiento, hasta que a un grupo de amigas inglesas se les ocurrió convocar a empresas de juguetes para que hicieran algo al respecto.
Mientras tanto, en Argentina, se puede encontrar una muñeca con síndrome de down llamada “Emilia” de la marca Vasalisa. Raúl Quereilhac, miembro de la comisión directiva de ASDRA comentó al respecto: “Vivimos en una sociedad donde los parámetros de discriminación afectan no sólo a las personas con discapacidad, sino también a aquellos que no responden a los estereotipos que se muestran en los medios (por aspecto físico, raza, religión). Obviamente el mensaje de una muñeca que siempre estuvo vinculada a la “perfección” asociado a la discapacidad, sería muy importante para crear conciencia social”.
La compañía que tomó el desafío es Makies, que utiliza impresoras 3D para su fabricación. Si alguien quiere agregarle algún elemento o característica, debe comunicarse y hacer el pedido a la empresa. El precio de estas lindas muñecas no es muy inclusivo, por lo menos no por el momento, ya que su costo es de 115 dólares.
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