Lejos de ser ferias americanas, existen tiendas en el país que venden ropa a precios accesibles y en excelentes condiciones. Cómo funciona este negocio que cada vez atrae más adeptos de todas las edades.
Ropa auténtica, precios más accesibles y extender la vida útil de una prenda son algunas de las premisas básicas que se encuentran detrás del boom de los locales vintage en Argentina.
Se trata de una moda que arrancó hace años atrás pero frente al cambio de paradigma , y el hecho de que se visibilizó el funcionamiento de la industria de la moda convencional, – mejor conocida como fast fashion-, la gente está optando cada vez más por otras alternativas. No es una novedad que la confección de la ropa convencional pasa en su mayoría por la deslocalización, condiciones de trabajo miserables y la contaminación ambiental.
“Hay un montón de gente que entiende que se produce demasiada ropa, que se genera mucha polución, cuando en realidad hay un montón de ropa en buen estado con mejores precios. El tema es reutilizar, más allá de la moda, es entender que hay cosas que tienen una vida útil, larga y que vale más barato”, contó Jazmin Rodriguez de Bimba Vintage.
Uno de los jugadores que decidió apostar por este mercado es el Galpón de Ropa. Comenzaron en 2012 con una versión online pero observaron que había mucha gente que quería vender sus prendas y no tenían dónde hacerlo. Es decir, comprendieron que las ferias americanas convencionales no le otorgaban una solución a los clientes y se lanzaron a promocionar ferias físicas en las redes. Tras los resultados óptimos, en 2014 decidieron abrir un local en Palermo.
Hoy la empresa cuenta con 5 locales, 65 empleados y se toman entre 25.000 y 30.000 prendas por mes.
El circuito arranca cuando los clientes llevan su ropa y luego se hace una selección teniendo en cuenta 4 criterios: estado, estilo, temporada y marca. En base eso, se seleccionan las prendas, se pone el precio de venta al público y sobre eso, se negocia. El cliente que fue a vender su ropa puede optar por llevarse el 30% del dinero en efectivo en el momento, puede ser a consignación, en donde se lleva el 40% y la ropa sigue siendo abierta al ciente hasta que se venda, o sino puede recibir un “ crédito” que funciona como un dinero virtual que se carga en el sistema para que este lo use y compre en en cualquier galpón de ropa.
“Sigue habiendo muchísima gente que viene a vender ropa, muchos que se van del país o se están mudando a espacios más pequeños o que simplemente quieren renovar el placard” , afirmó Pedro Giraldo, encargado de la sucursal de Cañitas del Galpón de Ropa.
Marcas locales premium y marcas internacionales son las más vendidas: Zara, H & M, Forever 21. Son firmas que tienen muchísimo consumo y que no hay tanto acceso desde el país. En el caso de las nacionales estamos hablando de algunas como Cher, Rapsodia, Delaostia. De todas formas no es necesariamente excluyente, aunque es un ítem importante y define mucho el precio a la prenda.
Giraldo agregó también que muchos aterrizan en Galpón de ropa como consecuencia de la influencia de “movimientos o experiencias espirituales” que los vincula con el desprendimiento de prendas y objetos materiales.
“Por lo menos, durante los momentos en que Marie Kondo sacó su libro y su serie, a raíz de ello, mucha gente vino a vender ropa. Son tendencias que marcan de alguna forma el consumo o el la venta de estos productos”, sostuvo.
Otra alternativa es L’Académie, el negocio de ropa vintage que nació hace 10 años y hoy ya cuenta con dos sucursales. En uno se vende ropa de marcas premium internacionales, como Vuitton, Chanel y Hermes y en el segundo, mejor conocido como El mercadito de L’Académie, ofrece prendas más casuales de fin de semana, más accesibles.
“Normalmente la ropa es importada, hacemos una selección de las cosas que necesitamos y se toma por temporada. Es ropa usada, importada, no es que es de los 70’, esa ropa se toma de vez en cuando pero mayormente es ropa usada”, afirmó Andrea Gonzalez Latella, una de las dueñas y curadoras de L’Académie.
En este sentido, le comentó a Punto Convergente que el precio de las prendas es “acorde al precio del mercado”. Si bien las prendas más caras tienen menos margen que las más baratas, eso se acuerda directamente con la persona que los provee.
“Tengo clientas que venden su ropa porque se lo regaló alguien, ya no les gusta como le queda o se aburrieron, entonces las cosas las traen para acá. Nosotros hacemos una selección, vemos que esten impecables, que sean verdaderas y ahi las elegimos”, explicó.
Hay un factor que ha resultado determinante en la democratización del fenómeno: las redes sociales. Bimba vintage es un claro ejemplo de ello. Jazmín Rodriguez, la emprendedora de este comercio vintage, si bien tiene un local pequeño, vende a través de redes sociales y Mercado Libre.
“Yo hago como un scouting personalizado, selecciono la ropa y la persona la trae acá al local. De acuerdo con una selección previa mía, que se hace por foto, me escriben me mandan fotos y yo les digo si puede andar y lo vendo”, argumentó la dueña.
Prendas generalmente de alta gama y algunas otras del escenario local, Jazmin cuenta que arrancó su emprendimiento porque ella -como fiel estilista- era una enamorada de la opa vintage y hace mucho que consume este tipo de moda alternativa.
“Me gustan mas las internacionales, tiene una calidad superior por eso que hay un gran tráfico de gente. A mi que me gusta un Missoni, pero jamas lo podria pagar porque no tengo esa plata para comprarlo en full price, esa gente compra usado. Vendo de todo, lo que me gusta y me parece lindo”, sostuvo Rodríguez.
De esa forma, revela que las claves para que su emprendimiento de ropa vintage sea un éxito es ofrecer un buen servicio. Su mercadería esta foteada, lavada planchada y el costo de cada prenda lo evalúa en base al producto y el servicio que ella tuvo que brindarle. Bimba mantiene un criterio de selección estricto, no compra prendas “por las dudas”, es esencial que la prenda conserve lo estético.
“Es un local de ropa que se vende por internet, tiene todo un tratamiento diferente que si vos estas a la calle.Te lo selecciona un estilista y cuando te llega a tu casa hay control de calidad, la ropa estaba bien como te dijeron. No es comprar en una feria americana”, afirmó.
Crisis económica, oportunidad para la moda alternativa
En el contexto Argentino actual, ya no solo se habla de un consumo más consciente, sino también de un consumo inteligente. La moda local ha alcanzado precios inaccesibles para mucha gente y eso los ha llevado a optar por una forma distinta de vestirse y encontrar una prenda que le siente única.
“Descentraliza un poco el consumo de los shoppings. Vemos que la gente está buscando alternativas y esta es una muy buena, se solucionan muchísimas necesidades de ropa. Lo que podes llegar a gastar en un shopping, acá compras 3, 4 veces más. Es una buena alternativa para momentos de crisis como estos, que a todos nos afecta de alguna manera”, vaticinó Giraldo.
Tal como afirman en L’Academie, se trata de una “cultura de consumo totalmente distinta”. La moda hoy busca que la persona pueda tener una ropa en un excelente estado, que sea única y a un precio más económico. Si bien hay gente que aun siente extrañeza cuando entra a un local de ropa usada, hoy son cada vez más los que se van sumando a este camino.
“Les encanta buscarse lo que a ellos les encanta, no el estereotipo, no lo toleran el ir a un shopping y que le digan que ponerse, ese el viejo público de vintage. El nuevo, es una persona que cuando va a comprar algo, no le alcanza para nada y encuentra que con ese mismo monto se compra dos cosas mucho mejores. Es gente que se arma su placard con prendas buenas, que le duran un montón de tiempo” , dijo Rodríguez.
Agregó también que hoy en día, la gente está empezando a fijarse de que está materiales está hecha la prenda, “de que no se le desarme en el camino cuando pagó una fortuna”; y empiezan a enterarse de que hay corrientes que muestran que una de las industrias que más polución genera es el de la indumentaria. Hay olas grandes de personas que verdaderamente consumen de otra manera, con una experiencia diferente. Empieza a generarse un cambio que es inevitable.
El público y el flujo de venta en las temporadas del espectro vintage, van variando. No existe nada preestablecido, nada está escrito. Hay clientes de todas las edades y no hay épocas donde se venda aseguradamente, más o menos.
“A veces compran muchas cosas chiquitas o pocas pero caras y no cambia por temporada, capaz no es temporada pero hay un montón de turistas”, aseguró la dueña de Bimba Vintage.
En este sentido, desde el Galpón de ropa afirmaron que hasta adultos mayores compran en las tiendas. Si bien venden tipos de prendas que son más modernas o juveniles, hay todo tipo de público.