Referentes del mundo empresarial exploraron las oportunidades y desventajas de adaptar una empresa al nuevo panorama cultural, económico y social que se presenta en una era de vertiginosos avances tecnológicos. Convocados por La Nación y Comunidad de negocios, los panelistas ocuparon el estudio de Management 2030 durante el capítulo 3 del programa.
Mariana Camino, presidente y CEO de Abeceb; Raúl Barcesat, CEO de Mercedes-Benz Buses y Camiones; Máximo Cavazzani, CEO de Etermax; Carlos Pérez, fundador y presidente de BBDO Argentina; y Sebastián Campanario, economista y periodista, debatieron acerca de la búsqueda e implementación de nuevas fuentes de energía, más limpias y renovables, que no solo beneficien al planeta, sino que amplíen el campo de negocios. Junto con la minería, la economía del conocimiento y un panorama laboral ampliado en el que conviven empresas multinacionales y startups, se configura una realidad que cambiará el potencial argentino para siempre.
“¿Qué es el futuro?” fue el disparador de José Del Río, secretario general de Redacción de La Nación, en el tercer capítulo del ciclo 2025 de Management 2030. Los cinco panelistas ofrecieron respuestas desde distintos enfoques: inteligencia artificial (IA), tecnología, sustentabilidad y transformación, que desarrollaron a lo largo de la charla.
Jose del Río miró su celular y le habló a Elena, su agente de IA, que en lo que iba de la charla, ya le había organizado una visita a San Antonio de Areco: planeó su ruta y reservó un restaurante para él y su equipo la semana que viene. “¿Cuál va a ser el límite?”, preguntó el conductor.

Máximo Cavazzani le respondió que la IA se va a convertir en un servicio que resuelve problemas, y que se mantendrá la intención humana: “el emprendedor es el último trabajo que va a quedar en el mundo”, explicó. No va a bajar la tasa de empleo, sino que va a subir. Se abaratarán costos y facilitarán herramientas que aumenten la producción.
El creador de Preguntados afirmó que “el desafío de las empresas es aprender a aprender, porque aprender es la forma de cambiar hacia el futuro las nuevas cosas que no sabemos cómo son”.
El emprendedor como centro de la revolución
Camino, la única mujer en la mesa, planteó que hoy “muchas revoluciones suceden en simultáneo” y hasta las industrias tradicionales ya hablan de cambio. En un mundo atravesado por las exigencias modernas, la diversidad, la transición a energías renovables y las demandas digitales, son adquisiciones no negociables para las empresas. Justamente, el cambio no se limita a la IA: los sistemas productivos deben adaptarse y dar soluciones a necesidades de una era marcada por la inmediatez, la exigencia y el constante cambio.
Carlos Pérez se preguntó: “¿Cuál va a ser el valor que va a aportar un humano a la industria creativa, dadas todas las herramientas que va a tener?”. “Es la revancha del emprendedor”, le respondió Cavazzani, “incluso si las computadoras lo pueden hacer mejor, nos ayuda ayudar a las computadoras a que hagan lo correcto para la humanidad.”

El lugar del ser humano será pensar su propio futuro, y la tecnología colaborará para que esa tarea se realice de forma más eficiente. Hoy, gracias a la ventana de oportunidad que representa la democratización de la tecnología, esa realidad está cada vez más cerca.
Se necesitan muchos emprendedores y muchos sueños. “La tecnología es un habilitador de negocios”, dijo Camino, pero aclaró que aún suceden muchas cosas cuyo origen no está en la tecnología, y que modifican el rol de los agentes hacia el futuro. Todavía hay mucha incertidumbre.
Es el momento de hacer cosas
Campanario afirmó que es un momento de hacedores porque todos están a la par, aprendiendo: “hay mucha riqueza para capturar, pero va a ser para las personas que se muevan”.
“La única certeza es la incertidumbre”, señaló Victoria Cole, CEO de VML Argentina, quien ya había participado en una edición anterior de la mesa de Management 2030, y preguntó: “¿Cómo hacen para amigarse con esta variable?”. La planificación es inútil, respondió Pérez. Hoy, los planes cambian constantemente, la capacidad a poner a prueba es la flexibilidad.
“Entramos al futuro de espaldas”, continuó el presidente de BBDO, la fortaleza del humano moderno es ser perspicaz con lo que sucede a su alrededor. El emprendedor tiene reflejos, capacidad de reacción, y esa es su mejor herramienta.

Los competidores como socios
“¿Cómo puede encajar la competitividad con la compasión?” es la pregunta que le hace José del Río a Paul Gilbert, psicólogo y experto en economía de la compasión. Lo importante, respondió el entrevistado, es entender qué se interpreta por competitividad. “La competitividad con compasión es el deseo de ser el mejor, hacer lo mejor y recibir lo mejor.”, sostuvo.
Competir está bien, pero el punto de hacerlo es compartir los recursos, no intentar retenerlos: “Eso es anti-compasión y anti-competitividad. La competitividad es tratar de hacer lo mejor para encontrar soluciones a las dificultades y compartirlas”, explicó.

Según Camino, el mundo de la competencia genera respuestas adaptativas. La forma en la que las disrupciones desafían hoy a las personas cambia la lógica de las cosas. Las inversiones van hacia donde hay capacidad de innovación. Para Barcesat, “hoy un competidor pasa a ser tu socio para desarrollar la tecnología del futuro”. Es una virtud que empresas grandes se junten con empresas chicas para desarrollar proyectos. Para la CEO de Abeceb, eso da respuesta, complemento en las incertidumbres, flexibilidad y escala.
Por último, Rebeca Hwang, corresponsal en Silicon Valley para La Nación, reflexiona sobre la incertidumbre que genera la inteligencia artificial. El camino, dice, se bifurca entre un futuro optimista y otro más amenazante.
Desde una perspectiva positiva, la IA ha liberado a la humanidad de tareas repetitivas, dejándole trabajos enriquecedores. Sin embargo, su preocupación se enfoca en el plano cultural: “Estamos perdiendo algunos atributos que en realidad son el aceite que hace que las conexiones humanas nos permitan seguir sintiendo propósito y significado en la vida”, advirtió. También expresó inquietud sobre delegar demasiada información a la tecnología, que, sugiere, podría terminar convirtiéndose en nuestra rival.
