Los habitantes de la Comuna 8 aseguran que el polvillo diseminado por las actividades de la planta de residuos áridos del Centro de Reciclaje de la Ciudad contamina y afecta negativamente su salud y la higiene del barrio. A su vez, acusan al Gobierno Porteño de ignorar sus reclamos, mientras que desde la gestión porteña sostienen otra versión.
Cada vez que Ariel Verón, vecino de Villa Soldati, pasa frente a la planta de residuos áridos del Centro de Reciclaje de la Ciudad, revive los problemas que muchos de los habitantes de la zona vienen denunciando hace años: el polvillo que se desprende del tratamiento de todos los escombros de la Ciudad de Buenos Aires afecta su salud.
La Planta funciona en el Centro de Reciclaje de la Ciudad de Buenos Aires desde 2013, rodeado por las calles Janer, Varela, Chilavert y Castañón, y se ocupa de procesar más de 2000 toneladas de escombros por día. La finalidad de este trabajo es dar a los residuos un nuevo uso en la industria de la construcción, mayormente para actividades de relleno y caminería. Anteriormente, estos eran utilizados para relleno sanitario o incluso eran tratados ilegalmente en el basural a cielo abierto que existía en el lugar.
Al pertenecer a uno de los distritos más grandes de la Argentina, la planta está constantemente en actividad, trabajando enormes volúmenes de escombros. Entre marzo de 2013 y diciembre de 2019, procesó, en promedio 786,510 toneladas de residuos de construcción, lo que equivale a 78 veces el peso de la Torre Eiffel de París y 4,626 veces al del Obelisco porteño. Estos escombros llegaron cada año al predio a través de un promedio de 192,735 camiones volqueteros.
El Centro de Reciclaje permite a la Ciudad de Buenos Aires tratar en su territorio las miles de toneladas de residuos que genera todos los días, dándoles un nuevo uso. Fundamentalmente, la planta de tratamiento de residuos áridos trabaja con los escombros que resultan de las obras en la Ciudad, los cuales, antes de su existencia, eran llevados a la planta de tratamiento mecánico biológico, ubicada en el complejo ambiental norte 3 de la CEAMSE. De esta forma, la existencia del Centro de Reciclaje le permite a la Ciudad de Buenos Aires evitar el traslado de residuos en tramos largos, lo que implica menos costos, y a su vez disminuye el impacto ambiental que comprende realizar esos trayectos.
Sin embargo, ya son muchos los vecinos que denuncian sufrir irritación en los tejidos, enfermedades respiratorias crónicas y muchos otros efectos nocivos en la salud, además de muchos otros en la higiene y las actividades cotidianas del barrio. Todos coinciden en que la culpable de todos estos males es la planta de residuos áridos de la Ciudad de Buenos Aires.
“Yo que vivo a 15 cuadras tuve que ir varias veces a la neumonóloga porque empecé con principios de asma, y a varios vecinos les pasaba lo mismo, yo vivo a 15 cuadras, imagínate la gente que vive ahí”, cuenta Eliana Núñez, vecina de Villa Soldati y comunera por el Frente de Todos en la Comuna 8.
Existe un estudio realizado por profesionales de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) en 2020, encabezado por el Dr. Leonardo Serio, que revisa los monitoreos de la calidad de aire en la Ciudad de Buenos Aires y analiza la presencia de contaminantes. Entre otras conclusiones, el mismo afirma que “las mediciones recientes en la Ciudad mostraron valores aceptables de CO (monóxido de carbono) y NO2 (dióxido de nitrógeno), pero relativamente altos de material particulado, parámetro que afecta en forma negativa a la salud”. Este último indicador, es el que se vincula con los reclamos de los vecinos de Villa Soldati.
Las actividades de este establecimiento también implican una enorme circulación de camiones volqueteros, que constantemente ingresan al predio para descargar los escombros que recogen en todo el territorio porteño. Esto, no sólo genera un aumento en el tráfico de las avenidas del barrio, con los riesgos que esto implica en materia de seguridad vial, sino que a su vez generan un aumento en la contaminación sonora y contribuyen con la diseminación de polvo, que cubre las calles, ventanas, autos y hasta la ropa que los vecinos cuelgan en sus balcones.
“Tuvimos accidentes de hecho. A una maestra le fue muy mal. Hace no se si dos o tres años uno de estos camiones la atropelló y estuvo bastante grave”, relata Ariel Verón.
Otro estudio realizado por FAUBA en 2020 confirma la percepción de los vecinos en cuanto a la higiene. En la investigación realizada por la especialista Emilia Giustiniani bajo la dirección de la doctora María Semmartín, docente de FAUBA e investigadora independiente del CONICET, se determinó que el 81% de los vecinos encuestados consideró que el estado de higiene del barrio se encuentra entre “regular” y “muy sucio”. Sin embargo, todos los encuestados que viven en los alrededores el Centro de Reciclaje consideran que el estado de limpieza del barrio se encuentra entre esas categorías.
Más allá de todo lo expuesto hay algo que preocupa particularmente a los damnificados: la gran cantidad de predios deportivos y escuelas que hay en los alrededores de la Planta. Justo en frente de la misma, sobre la Avenida Varela, se encuentra la Escuela Infantil N°5, además del estadio Pedro Bidegain y la Ciudad Deportiva del Club Atlético San Lorenzo de Almagro. A la misma distancia, pero sobre la calle Chilavert, aparecen dos escuelas: la Primaria Común N°23 y la infantil N°9. Además de estos, sobre la Avenida Janer se encuentran el Instituto Marianista y el Club Deportivo Riestra. La situación es particularmente delicada ya que la mayoría de estos centros educativos tienen orientación en educación física, por lo cual necesitan utilizar espacios abiertos y el polvo suele impedir o dificultar mucho la práctica de deportes.
“Tenemos un montón de nenes con problemas de asma, dificultad en la respiración, enfermedades crónicas de los pulmones que están directamente relacionadas con estar respirando polvo”, denuncia Verón, y añade: “Los vidrios están las 24 horas con polvo, aunque los limpien todo el tiempo. Tienen a los chicos de rehenes y el colegio tiene orientación en educación física… no tiene sentido”.
Por todo esto, los vecinos de Villa Soldati consideran que el funcionamiento de la Planta en una zona urbana es ilegal y reclaman que sea trasladada a áreas con una menor densidad de población. Según ellos, el polvillo que están obligados a respirar es sumamente nocivo y hasta cancerígeno, ya que sospechan que en el centro se tratan residuos tóxicos, aunque, a través de respuestas a pedidos de informe realizados por los vecinos, el Gobierno de la Ciudad niega esta versión.
El reclamo
Los reclamos vecinales se remontan al inicio de las actividades de la Planta de Residuos Áridos en 2013. Fueron muy variados y abarcaron desde marchas y bloqueos a los camiones volqueteros, hasta cartas y pedidos de informe a la gestión porteña. Acompañando estas acciones, se encuentran los integrantes de la Comuna 8, actualmente pertenecientes al Frente de Todos, y la asociación Peronismo Militante, además de la Asociación Nace un Derecho, que se ocupa de la parte legal de estas denuncias.
“Desde la organización a la que yo pertenezco, Peronismo Militante, empezamos a hacer una determinada cantidad de acciones para visibilizar la situación de la Planta. Así fue como nació la mesa ambiental, que hoy está funcionando como la Mesa Ambiental de la 8, pero que surgió como parte de protesta de muchos vecinos y vecinas”, afirma Eliana Núñez.
El reclamo de los afectados es claro: consideran que la Planta no puede funcionar en una zona urbana y debe ser trasladada. Sin embargo, desde Gobierno de la Ciudad no piensan igual.
En la respuesta al pedido de informe presentado a la Legislatura Porteña en 2018, el Gobierno de la Ciudad sostuvo que el funcionamiento de la Planta es legal: “Se ha realizado la evaluación de impacto ambiental a la Planta de Tratamiento de Residuos Áridos. La misma cuenta con su Certificado de Aptitud Ambiental desde el año 2013, el cual fue renovado durante el mes de noviembre del corriente (2018). En este sentido, la planta cuenta con todos los estudios de aire, impacto acústico e impacto vial, realizados periódicamente, tal como lo establece la normativa vigente”.
Esa respuesta hace referencia a la resolución 480/APRA/18, que renueva el Certificado de Aptitud Ambiental que autoriza a funcionar a la Planta de Residuos Áridos y fija 43 puntos que reglamentan sus actividades. Para obtener ese Certificado, se realizó una audiencia pública en 2012 y se efectuaron los pertinentes estudios de impacto ambiental.
- Descargar la resolución 480/APRA/18
Tanto desde el Centro de Reciclaje como de la Subsecretaría de Higiene Urbana de la Ciudad, coinciden en que todos los puntos de este documento están siendo respetados, y que el Centro de Reciclaje se encuentra bajo la regulación de la Agencia de Protección Ambiental (APRA), que es un organismo autárquico en relación al Estado de la Ciudad de Buenos Aires y se encarga, entre otras cuestiones, de fiscalizar que los distintos establecimientos respeten las normativas ambientales vigentes. En caso de detectar irregularidades, la Agencia de Protección Ambiental puede hasta clausurar dichos establecimientos. Más allá de esta postura, admiten que la problemática por la que los vecinos reclaman es real.
Como autoridad de aplicación, APRA realiza visitas sin previo aviso al Centro de Reciclaje para realizar inspecciones en todas sus plantas. Con estos procedimientos, lo que se busca es verificar que las normativas y los considerandos del Certificado de Aptitud Ambiental sean respetados. Además, recibe los estudios de impacto acústico y calidad del aire que el Centro de Reciclaje le presenta todos los años. Los mismos son realizados por consultoras externas matriculadas en APRA, es decir, son estudios tercerizados, realizados por empresas que se encuentran fuera de la órbita del Gobierno de la Ciudad. De momento, esos últimos estudios muestran que los parámetros que surgen de la actividad de la Planta están dentro de los permitidos por las normativas vigentes.
A pesar de estas afirmaciones, los vecinos sostienen que el funcionamiento de la planta es ilegal, ya que, según ellos, la mayoría de los puntos de la resolución no son respetados, y aseguran que al Gobierno de la Ciudad no le interesa la salud de sus habitantes, sino “hacer negocios”. “Pusieron una planta ahí porque no les importa, y van a seguir contestando que está en regla porque no les interesa solucionar el tema. Porque para ellos no es un problema, para ellos es un negocio”, denuncia Eliana Núñez.
Además de esto, los vecinos sospechan que muchos de los restos de demolición que son tratados en la Planta de Áridos son tóxicos, y de esa forma explican los problemas de salud que denuncian.
“Nosotros tenemos la presunción de que muchas casas, escuelas y todo lo que se demuele sigue teniendo restos de asbesto y no sabemos exactamente qué es lo que mandan ahí porque son toneladas y toneladas por día”, explica Núñez.
Sin embargo, los denunciantes cuentan con una dificultad muy grande para confirmar esto: los estudios ambientales que necesitan para confirmar sus sospechas tienen cierto grado de complejidad, y no cuentan con el presupuesto para costearlos, por esto es que siguen optando por reclamar a la Ciudad de Buenos Aires por los problemas que padecen cada día.
Aún así, desde el Gobierno Porteño desmienten esta versión y sostienen que en la planta de tratamiento de áridos no se procesan materiales tóxicos. Así lo expresaron en la respuesta al pedido de informe presentado ante la Legislatura Porteña en 2018: “No se tratan residuos industriales líquidos, semilíquidos, volátiles, inflamables, reactivos, corrosivos, tóxicos, irritantes, patógenos, infecciosos, mutagénicos, teratogénicos, radiactivos, contaminantes, explosivos”.
Siguiendo esta línea, Leonardo Giménez, gerente operativo del Centro de Reciclaje de la Ciudad desde 2018, sostiene: “Yo no creo que la planta sea la razón de esos problemas, la verdad que nunca me sangro la nariz ni me pasó nada, estoy hace casi tres años… eso no quita que a algunas personas le generen problemas”, y añade: “No le quito responsabilidades a la planta, sino que agrego otras que capaz no se están mirando”.
Algunos especialistas acompañan esta versión, ya que consideran que en los alrededores del Centro hay muchos otros factores que pueden ser contaminantes, además de las actividades de la Planta de Tratamiento de Residuos Áridos. Entre estas, se puede observar la gran circulación vehicular y particularmente de transporte público en la zona; la cercanía del Centro a la Planta de Transferencia de Residuos de Flores, perteneciente al CEAMSE, a la que ingresa un gran número de camiones cada día; y ciertos problemas de pavimentación que contribuyen a la proliferación de contaminantes, además de la presencia de barrios vulnerables aledaños al Centro de Reciclaje, en los que viven muchas personas en situaciones de precariedad.
Si bien las causas enumeradas son muchas y es difícil determinar cuales son las que efectivamente afectan a la cotidianeidad de los vecinos, los dos estudios de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires traen cierta claridad en algunos puntos. En primer lugar, el trabajo realizado por Emilia Giustiniani y la Dra. María Semmartín sostiene que no se logró establecer “una relación significativa entre la cantidad de material particulado y la distancia al Centro de Reciclaje”, lo que refuerza la idea de que pueden ser muy variados los factores que afectan al bienestar de los vecinos. En segundo lugar, el estudio realizado por el Dr. Leonardo Serio, determinó que “la zona con mayor concentración de aerosoles atmosféricos se encuentra al sudoeste de la ciudad”, por lo que es evidente que la problemática que los vecinos denuncian es real, y debe trabajarse al respecto.
De esta manera, no puede afirmarse que la Planta de Tratamiento de Residuos Áridos no le cause dificultades a los vecinos. Incluso, ellos insisten en que es la principal razón de sus problemas, ya que quienes viven en los alrededores de la misma son quienes más padecen sus efectos, tanto en su salud, como en la higiene del barrio y los hogares.
Por esta razón es que representantes del área de reciclado de la Subsecretaría de Higiene Urbana presentaron ante las autoridades un informe que señala eventuales mejoras que pueden realizarse en la Planta de Áridos para mitigar estas cuestiones. Se espera que esas medidas sean implementadas lo antes posible, aunque para esto se requiere una nueva licitación en el Centro.
“La planta está perfectamente en regla y no desatiende los reclamos de los vecinos. Nosotros tuvimos reuniones con gente de la comuna y les explicamos algunas cosas que vamos a hacer el año que viene, o que se están estudiando ya que con la pandemia está todo para revisar, pero se les mostraron las mejoras en cuanto a la eficiencia de la línea y también a lo que podría traer en cuanto al ambiente, al barrio y demás”, explica Leonardo Giménez.
Del mismo modo, Giménez afirma que desde que él ocupa su cargo, en muy pocas oportunidades los vecinos se apersonaron en el Centro para pedir explicaciones, aunque estaba al tanto del problema y las manifestaciones que habían sido previamente realizadas. Sin embargo, recuerda que el 28 de marzo de 2020 los vecinos realizaron un bloqueo en la puerta de la planta de reciclaje para evitar que los camiones descarguen escombros dentro y frenar así las operaciones de la planta, ya que consideraban que, por la cuarentena obligatoria vigente desde el 20 de marzo, no podía mantenerse en actividad.
Aún así, el gerente operativo explica que la Planta abrió solo ese día para ingresar los escombros que se encontraban distribuidos en aproximadamente 800 volquetes a lo largo de la Capital Federal, que por cuestiones higiénicas no podían permanecer en las calles. Luego de esa jornada, la planta permanecería cerrada y sin actividades hasta comienzos de mayo.
Los vecinos llevaron adelante esta acción, ya que consideraban que, si debían quedarse en sus casas y mantener sus hogares ventilados a raíz de la pandemia de coronavirus, no podían estar expuestos a la constante diseminación de polvo, que es nocivo para su salud, y que afecta particularmente a la parte respiratoria.
Si bien los vecinos de Villa Soldati en reiteradas oportunidades se han manifestado en contra de los efectos nocivos que la Planta de Áridos genera en su salud y cotidianeidad, insisten en que valoran el reciclado y el concepto de economía circular.
“Nosotros no estamos en contra del reciclado, estamos en contra de la planta de tratamiento de áridos”, explica Eliana Núñez.
A pesar de todo, los vecinos de Soldati insisten en que las medidas de mitigación tomadas hasta el momento por el Gobierno Porteño son insuficientes, ya que no ven grandes mejoras en lo que refiere a su salud y la higiene del barrio.
Mientras se aguarda por la toma de nuevas medidas, Ariel sigue pasando frente al Centro de Reciclaje, y sigue sintiendo los mismos síntomas por respirar un aire contaminado.
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