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Alerta: los riesgos de los consejos fit

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Los “fits” son usuarios de Instagram que cuentan “su modo de vida saludable”, dan consejos de nutrición y deportivos y así suman cada vez más seguidores. El problema aparece cuando son seguidos por personas que toman sus recomendaciones como si provinieran de especialistas. ¿Hasta qué punto pueden poner en riesgo su salud?

La preocupación principal dentro de la comunidad de nutricionistas es que esta moda “fit” no sea saludable.  “Empecé con Instagram más que nada para brindar información sobre alimentos y la importancia de los nutrientes y hacer educación alimentaria, pero mi cuenta cambió su forma cuando empecé a ver lo que se promueve en las redes sociales, los mitos y las obsesiones con la alimentación y el ejercicio físico”, explica la licenciada María Agustina Murcho (@nutricion.ag).

En 2016, Instagram llegó a los mil millones de usuarios.

La educación alimentaria, según los especialistas, se basa en enseñarle al paciente cómo comer. Es decir, no dar dietas generalizadas sino enfocarse en que las personas tienen metabolismos y modos de vida diferentes.

“En muchas cuentas se presentan como gente que tuvo sobrepeso previo y marcan el peso inicial y el que van teniendo a medida que hacen esa dieta. Eso es riesgoso porque cada cuerpo es un mundo. Algunos ahorran más energía que otros. Hay que hacer una alimentación real, que se pueda manejar y haya un equilibro. Un estilo de vida saludable”, comenta la licenciada en nutrición Daniela Espíndola (@nutricionista_danielaespindola).

Además, Espíndola agrega que muchas veces van a sus consultas pidiéndole bajar una cierta cantidad de kilos cuando no lo necesitan: “Por ahí en peso están bien pero solo deben aumentar la actividad física y reducir los niveles de grasa corporal”. El índice de masa corporal (IMC), que es un indicador que relaciona el peso con la talla, según la Organización Mundial de la Salud debe estar entre un 18,5 y 24,99.

La cuenta Nutricion.AG advierte sobre las modas de las dietas y la necesidad de tratar cada cuerpo en su particularidad

Las consecuencias de seguir estas modas son múltiples. “Con respecto a lo físico, pueden darse: déficit de vitaminas y minerales, pérdida de masa muscular y problemas metabólicos, y los dos más graves que son la amenorrea (perdida del ciclo menstrual) y en casos más extremos una hipokalemia (baja de potasio) lo cual puede llevar a paros cardíacos y muerte. En los niños y adolescentes se pueden dar problemas de desarrollo. En lo mental, es muy probable que se caiga en un trastorno alimentario: anorexia, bulimia, ortorexia (obsesión por comer 100% saludable) o vigorexia (obsesión por verse musculosos). También puede generarse aislamiento por evitar concurrir a eventos o fiestas para noc omer”,  apunta  Murcho.

La psicóloga María Lourdes Jorge añade:  “Estas conductas llevadas al extremo pueden condicionar bastante, no sólo el vínculo con otros, sino en la calidad de vida y la rutina diaria, privándonos de momentos y actividades que nos gratifican”.

En muchas de estas cuentas se recomienda dejar de comer cierto tipo alimentos -entre ellos se encuentran los hidratos de carbono, sobre todo los refinados- para lograr descensos de peso de manera acelerada . “Demonizan los lácteos y las frutas. También las comidas ricas en grasas y azúcares, el alcohol, que si bien no son buenos para la salud, son alimentos que existen, que se consumen y que no es bueno prohibirlos porque en general cuando hay reuniones con amigos o cualquier evento social, están presentes, y no le genera daño a nadie si no hay excesos”,  explica Murcho.

En las dietas que llevan a cabo, además, se da un consumo indiscriminado de proteínas porque se alimentan con mucha cantidad de carne, huevo, entre otros alimentos y sumarles batidos proteicos.

“Todo depende del requerimiento de cada uno y la actividad física que se haga. Los suplementos siempre deben estar dados por un profesional. El exceso se almacena como grasa y otra parte se elimina por orina, lo cual hace que el riñón se sobrecargue. A raíz de esto se pueden generar cálculos y, en casos más extremos, insuficiencia renal, que es irreversible. Según varios nefrólogos, las salas de diálisis tienen en su mayoría pacientes que consumieron proteínas en exceso”, explica Murcho.

En tanto, Espíndola también agrega que “se puede dar un daño hepático” o  “problemas gastrointestinales por la ingesta en demasía de los alimentos integrales”.

120 o 130 calorías, ¿quién da más? 

El conteo de calorías es una obsesión común en la que suelen caer muchas de las personas que quieren hacer dietas. Los nutricionistas coinciden en que el cuerpo “no es una mera calculadora” y este tipo de prácticas “puede llevar a la persona a comer cada vez menos y a caer en alguno de los trastornos alimentarios anteriormente mencionados”.

La psicóloga Jorge precisa: “Estas obsesiones suelen dar un marco de identidad, “cuando pese 45 kg voy a estar en mi peso ideal” o “si no como se me marcarán las clavículas y eso me va a hacer más linda”, y creo que ahí radica la dificultad de tratarlas. Considero que ahí es donde deben tener cuidado las personalidades “fit” porque son imágenes de una grandísima influencia pública y no saben concretamente hasta quiénes llega lo que transmiten. Creo que es vital un manejo cuidadoso y consciente de la información y las prácticas que fomentan”.

En tanto las estudiantes de Nutrición, María José Pibuel, Lorena Martinelli, Yanina Fernández y Anabella Gobea  coinciden que en sus prácticas en consultorio mucha gente va con objetivos de querer bajar una cierta cantidad de kilos. “Cuando no lo consiguen, ya sea por motivos metabólicos o de estilo de vida, se frustran y culpan a quién los atiende de estar fallando como profesional”, explica Pibuel.

“Los nutricionistas están preparados para hacer educación alimentaria, enseñar a comer, no para dar soluciones mágicas que al final solo perjudican. Una pastilla y una dieta extrema no son solución, sino un problema”, finaliza Agustina Murcho.

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