Lunes. Suena la alarma de las 8 de la mañana y Lucas Monteros la apaga sin mover la cabeza de la almohada. Una vez despierto, se levanta con el pie derecho porque el día lo amerita. Una ducha rápida lo carga de energía. Toma el traje nuevo que decora la silla del escritorio y se viste mientras escucha el noticiero matutino. Frente al espejo, acomoda su corbata y guarda su billetera en el bolsillo trasero. Mientras le da vuelta, recuerda la primera vez que su padre le enseño a hacerse el nudo. En la cocina le espera su desayuno favorito: café con leche y magdalenas rellenas.
Mientras come, revisa los mensajes de la noche anterior en su celular. “¿No vas a estar con eso en la entrevista, no?”, le reprocha Silvina, su madre. Sin responder, Lucas deja su taza vacía en el lavaplatos y la saluda. Ella lo mira con orgullo: Lucas va a su primera entrevista de trabajo.
El banco de inversión JP Morgan era el destino del adolescente. Con sede en la calle Ingeniero Butty 240 piso 5. La empresa líder esperaba 500 jóvenes durante la semana. Sin embargo, quedarían tan solo 35. El procedimiento para ganar el puesto era complejo: cada postulante debía pasar, sin excepción, por tres entrevistas y luego esperar una llamada con la confirmación.
Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), la posibilidad de estar desempleado es 3,5 veces mayor para los jóvenes que los adultos.
En el caso de la Argentina, de acuerdo al último Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), tiene la tasa de desempleo juvenil más alta de América Latina: 1 de cada 5 jóvenes no consigue trabajo. En segundo le sigue Uruguay (19,2) y Colombia (19,1), y por encima del promedio regional (13,7).
Según los expertos, las dificultades de los jóvenes para insertarse en el mercado se desprenden, en parte, por los desajustes en el sistema educativo y la falta de vacantes disponibles.
“Una de las principales razones que determina la selección laboral son los atributos individuales y las características de sus hogares”, aseguró Maximiliano Amolio, jefe de la División de Recursos Humanos del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE). En este sentido, aspectos como la edad, el sexo, la educación y la posición socio económica son las cualidades que diferenciarán obtener o no el empleo.
La problemática de inserción laboral en los jóvenes acarrea varios años. Hacia los 60 se lo conocía como “desempleo de inserción” y recién en 1998, durante la Conferencia Internacional del Trabajo, se reconoció la urgencia que merecía el tema. De acuerdo al Preámbulo del documento, “las oportunidades de empleo para los jóvenes son a menudo a tiempo parcial, ocasional, temporal y precario” y “el empleo juvenil es una vertiente del problema general y de amplio alcance del desempleo que refleja una situación desfavorable y que no puede remediarse sin un incremento económico y del empleo”.
“Es común en las consultas de jóvenes entre 18 y 25 años la problemática del desempleo -sentenció Carolina Capria, licenciada en Psicología de la UBA-. En las sesiones se analiza el tema desde afianzar la identidad y favorecer el desarrollo interpersonal. A veces, no recibir respuesta es menos traumático que haberse presentado a un trabajo y no haber quedado porque la noticia afecta menos a la autoestima”.
Desde la Fundación Crear, entidad que trabaja hace 25 años con la formación y ayuda de adolescentes para conseguir trabajo, trabajan diariamente para achicar la brecha laboral en los jóvenes. “Las metas de la organización desde que comenzamos fue promover el cumplimiento de derechos que merecen todos los ciudadanos. En especial, de aquellos que están más desprotegidos. El desempleo joven en la Argentina es una realidad que no se puede pasar por alto”, afirmó Marcelo Koyra, director de la institución.
¿Falla el mercado laboral?
Lucas está sentado en una fila de sillas mientras espera que digan su nombre. Mira su reloj sin apoyar la espalda en el respaldo del asiento para evitar que el saco se arrugue. Una puerta de vidrio con las iniciales JP se abre. Una empleada se asoma y pronuncia su nombre. Para disimular los nervios, Lucas se levanta y la mira a los ojos. A pesar de aquél intento, el apretón que da con sus manos húmedas demuestra lo contrario. Luego de una hora, Lucas sale y vuelve a su casa. En el viaje de vuelta, repasa qué dijo durante la entrevista. Según sus estándares, le fue bien.
“De haber sido confirmado, antes del sábado de la semana próxima recibirá un llamado, por la mañana al teléfono que asignó en sus datos personales. Gracias por elegir JP Morgan”, recuerda en su cabeza.
Según un estudio realizado por la Universidad de La Plata, las reglas del funcionamiento estructural del mercado de trabajo es una de las causales del fenómeno.
Algunas de las conclusiones obtenidas sostienen que los novatos pueden tener aspiraciones respecto de su inserción laboral que son incongruentes con la realidad. En consecuencia, “tienen un período de búsqueda más largo, tasas de desempleo más altas que los adultos hasta que ajustan sus expectativas y encuentran el trabajo acorde”.
Otra hipótesis: los postulantes tienen una permanencia corta en su primer puesto de trabajo y en forma rápida quedan cesantes, dada la inadecuada información que tienen sobre el mercado de trabajo debido a la ausencia de antecedentes laborales. En este aspecto, el informe explique que “la legislación laboral tampoco colabora lo suficiente. Introduce distorsiones al establecer, por ejemplo, un salario mínimo que no toma en cuenta las diferencias entre primerizos y adultos con experiencia. Así es como las empresas – salvo excepciones- prefieren contratar personas más capacitadas en lugar de las nuevas”.
Como alternativa, muchos jóvenes deciden crear sus propios emprendimientos. Si bien la tendencia ganó popularidad en los últimos años, el motor inicial –una vez más- es complejo y no asegura un resultado exitoso.
“Hoy existen muchísimas organizaciones que se dedican a los emprendedores más allá de que en Argentina, ni hablemos del talento; en Argentina hay muchísimo talento y hay mucho empuje emprendedor. Lo que sigue haciendo falta un poco es facilidades para los primeros emprendimientos. Tantas facilidades desde el punto de vista de constituir sociedades, de los pagos de los impuestos, de cuando la empresa es una PyME, una mini-PyME, y poder crecer”, explicó Néstor Nocetti, uno de los fundadores de Globant, una empresa que desarrolla productos de software desde Argentina hacia el mundo. Según el empresario, los dos requerimientos fundamentales para el emprendedor que recién inicia su camino son la capacitación y capital inicial.
Es viernes al mediodía. Lucas está en su cuarto. Sentado en la silla que hace de perchero en ocasiones especiales, él termina un trabajo para la facultad. Cansado de escribir, mira su celular para distraerse. No contesta mensajes de la noche anterior. No tiene mensajes de nadie. Ya repitió la secuencia varias veces. Ahora es él quien desea que le respondan. No suena ningún tono de llamada. No hay confirmación de la empresa. No le avisaron.