Punto Convergente

Las pequeñas viviendas (tiny houses) pueden ser una solución transitoria para quienes buscan casa propia

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Mientras cae la proporción de propietarios y el déficit habitacional supera los 3.000.000 de viviendas, las tiny houses se expanden como alternativa rápida y accesible frente a un mercado inmobiliario cada vez más restrictivo.

El país atraviesa una dificultad crónica y ahora creciente para acceder a la vivienda propia. Según la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), el déficit habitacional total ascendió a 3,24 millones de viviendas en 2022, de las cuales el 35,45% corresponde al déficit cuantitativo, falta de viviendas, y el 64,55% al déficit cualitativo, que engloba situaciones como viviendas deterioradas o con hacinamiento.

A esto se suma un dato que revela un cambio profundo: en 2022, solo el 65,5% de las viviendas del país estaba habitada por al menos un propietario, una caída de casi diez puntos desde 2001, cuando la cifra era del 74,9%, según los datos del INDEC. En la Ciudad de Buenos Aires, el desplome fue aún más pronunciado: los propietarios pasaron del 69% al 52,9% en dos décadas.

En diálogo con Clarín, la socióloga Florencia Labiano, becaria doctoral del CONICET, explicó que este fenómeno se observa “en las jurisdicciones más pobladas” y que está asociado a “la imposibilidad de la compra, lo que se explica principalmente por la falta de mercado de crédito hipotecario, y por el aumento del esfuerzo salarial necesario para acceder a un metro cuadrado construido”.

Para la especialista, no se trata solo del efecto de la devaluación, sino también de “la fuerte valorización de las viviendas y los terrenos… tras las crisis del 2001” y de experiencias de crédito subsidiado que terminaron beneficiando a quienes pudieron acceder primero, dejando afuera a muchos que vinieron después. Esto empujó a numerosos hogares, sobre todo jóvenes, al mercado de alquiler, lo que “profundiza la imposibilidad del ahorro”, señaló.

Imagen de la “Tiny House” de una familia que vive en San Martín de los Andes, Neuquén, Argentina. Blog tinyhouseblog.com

El deterioro de las condiciones de acceso ya se percibe entre los jóvenes: solo el 10% es propietario, según una encuesta de Zonaprop presentada el año pasado, aunque el 68% considera la vivienda propia como su principal prioridad de inversión, sin embargo, el 63% ve “muy difícil” comprar una propiedad.

En este escenario de precios en alza, falta de crédito y déficit creciente, emergen con fuerza opciones alternativas de vivienda, entre ellas las tiny houses.

Un fenómeno global que aterriza en Argentina

Las tiny houses surgieron como movimiento moderno a fines del siglo XX, con antecedentes que van desde las primeras casas móviles posteriores a la Segunda Guerra Mundial hasta el movimiento de “regreso a la tierra” de los años 60 y 70. En 1999, Jay Shafer construyó su primera mini casa sobre ruedas y luego fundó Tumbleweed Tiny House Company, convirtiéndose en una de las figuras centrales del fenómeno. En 2006 alcanzó reconocimiento nacional en el programa de Oprah Winfrey, lo que permitió que este tipo de casas se popularizara en Estados Unidos durante el período previo a la crisis de 2008, que sería el principal motor de este fenómeno.

La recesión fue decisiva: con millones de personas reduciendo su tamaño de vivienda, se instaló un debate sobre el significado del hogar, el consumo y el endeudamiento. Para muchos, las tiny houses encarnaron un nuevo sueño americano. Ese impulso global llegó a Argentina hace poco tiempo, pero con una expansión notable que va ganando terreno sobre otras construcciones.

Fabricación de tiny houses. Foto: Liberty Tiny Houses

Victoria Longobardi, arquitecta en el estudio MMVC y en ARQ::PARALELO y especialista en el mercado inmobiliario, asegura que el uso de las viviendas prefabricadas se viene expandiendo desde hace más de 5 años, sobre todo estos últimos, más que nada en el sector hotelero y turístico. “En la Patagonia está lleno de hoteles que te ofrecen un servicio más exclusivo y personal en este tipo de alojamiento, para vivir una experiencia más privada y cercana a la naturaleza”, ejemplifica. 

Además, Longobardi explica que, desde el punto de vista del mundo inmobiliario, “muchos desarrolladores prefieren hacer edificios con más oferta de este tipo de viviendas pequeñas ya que son fáciles de vender y tienen un buen rendimiento para los clientes con este tipo de alquileres”. “La expansión de las tiny houses se está dando mucho en barrios residenciales y no tan turísticos como alternativa a quienes deseen tener otro tipo de experiencia sobre todo en las grandes ciudades”, agrega. 

Qué son y por qué atraen: tamaño, costo y eficiencia

Las tiny houses se caracterizan por su superficie reducida, generalmente entre 10 y 50 m², soluciones de diseño inteligente, alta eficiencia energética y tiempos de colocación mucho más breves que los de una vivienda tradicional.

Entre sus rasgos distintivos se destacan:

  • Viviendas pequeñas y sostenibles.
  • Materiales ecológicos que reducen la huella de carbono.
  • Paneles térmicos y acústicos.
  • Muebles livianos y almacenamiento inteligente.
  • Menor uso de recursos como agua y energía.
  • Rapidez de instalación: pueden estar listas en menos de 90 días, y algunas empresas prometen plazos de 15 a 30 días para su colocación.

Muchas llegan montadas sobre trailers desde fábrica, listas para instalarse, lo que elimina buena parte del tiempo y los costos asociados a la obra tradicional. Su atractivo radica en que combinan bajo costo, rapidez y personalización, además de un enfoque minimalista y eficiente en el uso del espacio. Pero no reemplazan por sí solas las políticas habitacionales necesarias para enfrentar un déficit superior a los tres millones de viviendas ni la caída persistente de hogares propietarios.

A su vez, Longobardi añade que “este tipo de viviendas son de más fácil acceso al público ya que construirlas no necesita tantos requerimientos específicos como quizás sí una casa tradicional más amplia o pensada para otro estilo de vida. Muchas veces las generaciones más jóvenes apuntan a tener esta clase de inmuebles, compactos, con pocos requerimientos y de uso simple, que quizás se adaptan más a una rutina fuera de casa y lo hacen accesible a un público más amplio. Además, para los desarrolladores una construcción con poca complejidad, rápida resolución y venta efectiva”. 

Precios y mercado: las tiny houses como alternativa frente a valores inaccesibles

Uno de los principales atractivos de estas unidades es su costo. Según Mercado Libre, existen modelos básicos desde menos de $1.000.000 el metro cuadrado, y viviendas de 19 m² pueden encontrarse por alrededor de entre $19.000.000 y $23.000.000.

El precio varía según materiales, ventanas DVH, pisos vinílicos, tamaño y terminaciones, pero aun así se mantienen muy por debajo de los valores del mercado inmobiliario tradicional.

Publicación en Mercado Libre de una tiny house en venta en CABA

En paralelo, el acceso al suelo también condiciona el fenómeno: en zonas periurbanas, áreas de transición entre la ciudad y el campo, con terrenos más económicos y normativas más flexibles, las tiny houses aparecen como una respuesta viable, rápida y de menor inversión inicial. 

Longobardi hace una aclaración sobre la ubicación de estas construcciones: “Si hablamos de tiny houses construidas de manera tradicional siempre va a estar más apuntando a grandes urbanizaciones, ahora si nos enfocamos en casas prefabricadas ya sean compactas o un poco más grandes, apuntan a un público que busca este tipo de casas en las afueras o lugares turísticos más aislados y descampados. “

¿Solución real o parche?

Aunque representan una opción concreta para muchos hogares que no pueden acceder a una vivienda convencional, las tiny houses no dejan de ser una respuesta parcial dentro de una problemática estructural. El acceso a la tierra, la infraestructura, la normativa urbana y la disponibilidad de servicios siguen siendo condicionantes fuertes. Esta problemática recuerda la preocupación del papa Francisco expresada en su discurso de 2014 donde decía “una casa para cada familia” dentro del concepto de Tierra, Techo y Trabajo como derechos fundamentales.

“Creo sin dudas que como solución temporal son ideales, cómodas, acogedoras y con todo lo que necesitas para un período determinado de tiempo, pero para plantearse una vida a largo plazo en un espacio tan reducido tenes que tener muy en claro qué te gusta tener un estilo de vida más acotado y reducido. Me parece que es una moda que llegó para quedarse, pero no sé si va a lograr suplantar la construcción tradicional y los espacios más amplios”, concluye la arquitecta.

Tanto para vivir de manera permanente como para usar en fines de semana, sumar metros a una vivienda o armar un proyecto turístico, las tiny houses continúan expandiéndose. Su crecimiento, entonces, se vuelve un síntoma más de un contexto en el que cada vez más personas buscan alternativas fuera del mercado tradicional.

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