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IA en la música: ¿Robo legalizado?

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Esta nueva tecnología revivió el debate alrededor del derecho de propiedad intelectual y la remuneración de los músicos.

Esta historia comienza a 11.100 km de Buenos Aires. El pasado 25 de febrero un grupo de 1000 artistas británicos firmaron un disco de protesta contra las políticas propuestas en torno a la inteligencia artificial en la música. El LP Is This What We Want? está compuesto por 12 tracks que son grabaciones de un estudio vacío. Los nombres de las canciones forman la frase “The uk government must not legalise music theft to benefit AI companies”, en español “El gobierno británico no debe legalizar el robo de música para beneficiar a companías de IA”.

Entre los que firmaron esta particular protesta se encuentran nombres como Damon Albarn, los Pet Shop Boys, Kate Bush o Paul McCartney. Todo lo recaudado con las regalías del disco irá a la fundación Help Musicians, una ONG que se dedica a dar ayuda económica a los músicos a lo largo de su carrera.

Tapa del disco silencioso “Is This What We Want?”, firmado por 1000 artistas.

¿Por qué se inició esta protesta? A finales de 2024, según la propia página dedicada a este disco, el gobierno británico propuso un cambio en las leyes de copyright. Este permitiría a las empresas desarrolladoras de inteligencia artificial operar entrenando a sus modelos con material artístico, saltándose la necesidad de remunerar correctamente a los artistas que lo hacen. Este material incluiría textos, pinturas y, por supuesto, música.

De momento no hubo acuerdos y las propuestas de ley quedaron en eso. Sin embargo, al mirar un poco más cerca se ve que las preocupaciones están latentes alrededor del mundo. En Argentina, con la agenda de ajuste económico y social, los debates sobre la inteligencia artificial y sus límites no son prioridad. Sin embargo, hay cuatro leyes propuestas en relación a este tópico.

Propuestas de ley en Argentina

La primera, y única que nombra la propiedad intelectual per se, es el proyecto para la creación de una “Comisión Bicameral para la Regulación Estratégica e Integral de la Inteligencia Artificial”, propuesta por el senador por Salta, Sergio “Oso” Leavy, miembro del bloque de Unidad Ciudadana nucleado dentro de Unión por la Patria. El proyecto apunta a que la comisión analice experiencias nacionales e internacionales para generar propuestas regulatorias.

Entre los campos mencionados para que esta actúe, se encuentra la “protección de imagen y derechos de propiedad intelectual”. Cuando presentó el proyecto, Leavy citó la frase inicial de Todo Un Palo de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, “el futuro llegó hace rato”.

Otra propuesta, de la diputada Pamela Calletti, es la creación de un Consejo Federal de inteligencia artificial, que propone dedicarse a la investigación y difusión ética del conocimiento de la herramienta, aunque no nombra la propiedad intelectual.

Por otro lado, existen proyectos de regulación de la tecnología propuestos por los senadores Juan Carlos Romero y Claudio Doñate, también relacionados a la protección de la integridad de las personas y evitar el uso nocivo de la IA. Lo cierto es que no se avanzó con ninguno de los proyectos.

SADAIC vs. Milei

El tema derechos de autor también está sujeto a tirones de distintos lados, cosa que ralentiza el proceso para establecer una regulación. Entre las desregulaciones establecidas por el Poder Ejecutivo nacional se encuentra la posibilidad para los músicos de realizar acuerdos particulares sin pasar por la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música, más conocida como SADAIC. La organización dio a entender que no desaparecerá y que seguirá gestionando gran parte de la distribución de dinero por uso de material con estas características, aunque el decreto le saque el poder para monopolizar esto.

Quienes están fuera de estas discusiones de poder, pero son quienes perciben los beneficios o son perjudicados por las legislaciones son los músicos. Emergentes, solistas o bandas con sueños de progreso en sus carreras que sobreviven trabajando en diferentes rubros.

La voz de los artistas sobre IA

Tal es el caso de Bencina, una banda conformada mayormente por estudiantes de la EMBA (Escuela de Música de Buenos Aires). Este año podrían grabar sus primeros materiales luego de haber tocado en vivo en cinco ocasiones en 2024

Bencina

Tomas Loayza Vargas, bajista de la banda, habló de la cuestión de los derechos de autor. “Los derechos de autor no pertenecen necesariamente a los creadores de la música. Si firmaste un mal contrato con alguna empresa o distribuidor de música, los derechos les pertenecen a ellos”.

A su vez, habló sobre la IA. “Me pareció muy gracioso cuando hicieron una canción falsa de Drake y todos la creyeron. La inteligencia artificial ha avanzado un montón. Hay gente que está usándola para crear maquetas que después se vuelven trabajos reales. Le quita el lado humano a la música, que es un arte”.

Drake para Vogue España

Finalmente, condenó la posibilidad de que su música sea usada para entrenar modelos de IA. “Aunque me den todo el dinero que quieran me parece horrible. Estamos entrenando a nuestro reemplazo”, dejó en claro.

Por otro lado, uno de los guitarristas de la banda, Juan Francisco Ilari, dio su punto de vista: “Creo que tiene que existir el copyright, pero no se tiene que perseguir a quien no paga”, declaró. Sin embargo, ante el ascenso de la IA en la música dijo: “Si una empresa está usando mis canciones para entrenar una IA que haga canciones iguales, me hace un poco de ruido. No solo pagarme, deberían sí o sí consultarte y recibir un permiso”.

Tute Welsh

Matías “Tute” Welsh es otro músico independiente. Es guitarrista y cantante de la banda Sinalagma, que cuenta con material grabado con su compañero Felipe “Pipa” Acevedo. Tiene una doble titulación de productor musical y Licenciado en Comercialización con Especialización en Negocios Digitales.

En cuanto al cobro de derechos aseguró: “Es un proceso bastante engorroso. El trato con SADAIC no es el más sencillo y en la práctica solo cobrás cuando sos realmente importante. Por otro lado es lógico, porque de algún lado tiene que salir la plata que te pagan”.

A su vez, contrastó con anteriores opiniones sobre su uso. “Como todo en la historia, es un avance tecnológico que hace que procesos que nos costaban mucho tiempo los podamos conseguir más rápido. Se puede utilizar para mejorar las canciones”, dijo refiriéndose más que nada al proceso de mezcla. Destacó que en los covers “los artistas deberían ser remunerados”.

Lo cierto es que hay más preguntas que respuestas en torno al tema. Por un lado se puede concebir el uso de la herramienta para ayudar en procesos engorrosos como la mezcla y masterización del audio, pero también se puede argumentar que esto atenta contra la originalidad. Lejos se está de determinaciones claras al respecto, tanto legal como moralmente, y menos en Argentina. Así como lo fue toda la historia de la música, este es un capítulo por escribirse.

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