Creció en Moreno y es el cuarto de cinco hermanos. Comenzó haciendo pinturas, serigrafía y collages digitales. Hace unos años se mudó a Palermo, donde empezó a trasladar su obra a las paredes de la vía pública.
“Pinto más que nada en Palermo porque vivo ahí, es más cómodo. A las tres de la mañana me despierto y voy a ir a pintar al lugar en el que estoy”, dice Guillermo Pachelo.
Aunque le gusta pintar en todas partes, incluso en otros países y está viajando para dejar su arte por todo el mundo, afirma que no lo está haciendo tanto como él quisiera.
En el último año, Guille se presentó en La Feria del Libro, los festivales Soy Joven, Provincia Emergente y Color BA, entre otros. “Muchos artistas de Color BA ya sabían quién era y qué hacía. Tener reconocimiento entre los capos está bueno –dice Pachelo– pero la verdad es que yo lo veo más humildemente”.
Guille sale de su taller en la galería Patio del Liceo, en el barrio porteño de Recoleta, para ir a la canilla del primer piso a limpiar sus pinceles empapados en colores pasteles. Se sienta en el banco que está frente a su factoría. Las mangas cortas de su brillante remera amarilla dejan ver sus tatuajes. Luce uno que hace referencia a la teoría del arte de Kandinsky, una paleta y un pincel. “El cuarto, que todavía no me lo hice, es una lata de aerosol –comenta–. Todos mis tatuajes van a tener relación con el arte”.
¿Por qué siempre citás a Andy Warhol como tu influencia?
Porque es el referente del arte pop, uno de los últimos artes vanguardistas. Y Andy Warhol es un tipo que vio algo y lo explotó al máximo. Tomo muchas cosas de eso: su manera de componer, sus paletas de colores y demás. Estudio a Andy Warhol entre otros artistas. Es una gran influencia desde ese punto. Yo tomo cosas del arte pop y hago cultura pop de acá, no tanto de la imagen sino del lenguaje para hacer composiciones.
¿Qué es lo que más disfrutás de pintar al aire libre?
El contacto con la gente y que podés usar materiales que en un cuatro por cuatro no puedo usar. Además, eso de que la obra salga a la calle. Vos en tu taller estás solo y nadie más. En cambio cuando pintás en la calle generalmente lo hacés con alguien más o la gente se te acerca. Entonces hay un contacto con la gente. Aparte lo que más me gusta es que la obra no se queda en un cuarto cuatro por cuatro, sino que está ahí y cualquiera puede acceder a ella. Eso es lo que más me interesa porque en realidad hay mucha gente que no va a las galerías o a los museos, porque piensa que tiene que ser muy cool o que se va a sentir incómodo o lo que sea. Es decir, generalmente las instituciones son una barrera o un lugar donde se junta determinada gente. Es decir, sectoriza. Mi idea es que no se sectorice con la obra, sino que pueda estar en contacto de cualquier persona.
De la comunión entre Ale Giorgga, Bicicleta, Boxi Trixi, Rusty Deimos y Gerdy Harapos se formó la BA Paste Up, un colectivo de artistas que realizan intervenciones públicas con pegatinas. Esta técnica, conocida como paste up, consiste en fijar en paredes láminas de papel previamente diseñadas. “Empezamos a hacer cosas juntos hace un año, pero ya todos nos conocíamos de la calle”, dice Guille. Mientras limpia sus pinceles, cuenta que está por mandar pegatinas a Colombia y a Berlín en inglés y en español “para que los argentinos que lo vean se sientan como en casa”.
¿Cómo empezaste con la técnica del paste up?
Las pegatinas las empecé a hacer hace dos o tres años porque me parecía que estaba bueno. Yo siempre trabajé sobre el papel, entonces era un poco llevar la obra que estaba sobre la lámina en vez de a la galería, a la calle. Que la calle sea como una galería. Por eso el formato papel. Pero las primeras pegatinas tienen que ver con una contraposición de lo que es la cultura del grafiti, que es no dar la cara, sino que yo ponía la mía.
¿Se puede vivir de esto sin ser masivo?
No. Leo García decía que un artista que hace pop y no es conocido no es un artista pop. Yo hago arte popular; si nadie me conociera, realmente no sería un artista popular porque no estaría llegando al objetivo del arte popular. El dinero la verdad que es secundario.
Un vídeo publicado por Guille Pachelo (@guillepachelo) el
¿Cómo ves el arte en Argentina en general?
Yo creo que es el mejor país del mundo para hacer street art porque en Europa tenés un montón de limitaciones. Al estar limitado, pueden pasar dos cosas: o que crezcan mucho los artistas o que no crezcan. En cambio acá crece mucho. La Paste Up no podría existir en Europa. No existe en otras partes del mundo porque si me ven pegando una pegatina en España me cobran 50 euros de multa, la segunda vez 500 y la tercera vez voy preso. Entonces es como más aislado todo. Hay una apreciación diferente del arte en esos países, que te dan fachadas enteras, pero las gestiona el gobierno. Acá es como más “hogareño”, por así decirlo.
Solo necesito ir a pedirle una pared a alguien y pintarla. En cambio, en Granada (España), si quiero pintar algo, tengo que pedirle permiso al dueño, a la municipalidad y encima en determinados lugares si me dicen que sí puedo pintar, tengo que respetar paletas de colores porque todas las fachadas tienen las mismas paletas de colores. Entonces es muy específico, y eso hace que para mí no haya una pluralidad y un avance. En cambio en Argentina, al haber menos limitaciones, está buenísimo.
A pesar de que no le gusta planificar demasiado, está lleno de proyectos. Tiene ganas de viajar a pintar a “todos lados posibles” y dice que Berlín y San Pablo son las ciudades que más lo seducen; esta última por ser pionera en el arte callejero. Pero también mira para adentro de su país: “Mi idea es ir un mes a pintar y tener acciones acá, por ejemplo una obra en cada provincia”.
Por: Rocío Caro Pacello y Ariana Lentini
Crédito foto tapa: Eugenia Schweinheim