La conducción de los clubes de fútbol tiene una estrecha vinculación con la política. Motivaciones, éxitos y fracasos de dos pasiones argentinas
En Argentina, el fútbol es mucho más que un deporte: es un espacio de representación social donde se juegan disputas de poder. Conducir un club grande no solo implica administrar recursos en cantidad, sino también tener visibilidad constante y sostener una base masiva de socios.
Esta combinación derivó en que dirigentes como Mauricio Macri, Marcelo Tinelli, Matías Lammens o Rodolfo D’Onofrio fueran catapultados a la política nacional con distintos roles y proyecciones.
Asimismo, este fenómeno funciona en sentido inverso, ya que la política nacional también desembarca en los clubes. A modo de ganar territorio, popularidad o simplemente por la pasión de ser hinchas, dirigentes como Néstor Grindetti, Hernán Lacunza o Hugo Moyano encontraron en el fútbol un escenario para expandir su influencia más allá de la política nacional.
“No me parece mal que los dirigentes salten de la política al fútbol o viceversa si lo hacen realmente con preparación. De todas formas, hay casos y casos, porque lo de Macri cuando salió de Boca fue un trabajo impecable, llegando a dominar los tres arcos importantes de la política. Después hay otras situaciones no tan fructíferas como la de Lammens. Por eso yo creo que tiene que ver con los momentos en los que pegan el salto”, analizó Adrián Sánchez, periodista de Crónica TV a Punto Convergente.
River Plate: de los grandes, el menos politizado
Rodolfo D’Onofrio presidió River entre 2013 y 2021, un ciclo exitoso que no solo incluyó logros deportivos, sino que también se caracterizó por el saneamiento financiero de un club que durante muchos años no encontró paz en lo económico.
Sin lugar a dudas, esto le otorgó proyección pública y en 2023 se sumó al equipo de Patricia Bullrich en Juntos por el Cambio, y si la Ministra de Seguridad ganaba las elecciones, D’Onofrio habría estado vinculado al área de Trabajo y Seguridad Social.
Al respecto, Facundo Pastor, editor general de la Revista 1986, explicó en el podcast La Primera Jugada del Diario Olé: “D’Onofrio siempre alternó su rol como dirigente deportivo con cierto rol de dirigente social y político. Él tiene un pasado militante y su educación transcurrió en lugares con política muy metida, por eso no sorprendió su decisión de recorrer este sector”.
A diferencia de D’Onofrio, Jorge Brito, actual presidente de River, no ha mostrado —al menos públicamente— interés en dar el salto a la política nacional. Proveniente del sector bancario, su gestión se centró en el fortalecimiento de las áreas deportivas y comerciales del club. Más que buscar proyección política personal, Brito se muestra como garante de estabilidad en Núñez.
A lo largo de estos años de continuidad de un modelo de gestión, el acercamiento político más pronunciado en River es el de Matías Patanian, vicepresidente del club y CEO de Aeropuertos Argentina 2000, con el presidente Javier Milei.
Entre los cinco grandes, la institución de Núñez es la que menos ida y vuelta tiene entre la política nacional y la del fútbol.

Boca Juniors: la política siempre al acecho
Con su lema “preparen el pasaporte porque vamos a viajar”, Daniel Angelici tomó las riendas de Boca en 2011 y no las soltó hasta 2019. Reconocido aliado de Macri, el “Tano” llevó adelante dos mandatos en los que rodeó su gestión de dirigentes con pasado en la política nacional.
Además de Christian Gribaudo, exdiputado nacional y actual senador bonaerense, Darío Richarte, ex segundo de la SIDE, también pasó por la mesa chica del club.
El rol político de Angelici fue más allá del club. Como operador judicial del macrismo, tejió vínculos que lo convirtieron en una figura influyente en la Ciudad de Buenos Aires. Su conducción coincidió con la presidencia jefatura de Gobierno y la Presidencia de Macri.
Angelici ocupa un rol clave dentro del armado del PRO y sigue siendo una figura de consulta en la rosca política local.
Jorge Amor Ameal asumió la presidencia en 2019 acompañado por Juan Román Riquelme. Su gestión tuvo un perfil diferente al ciclo anterior, ya que si bien hubo acompañamiento de algunos dirigentes con pasado político, el protagonismo se desplazó casi por completo hacia Riquelme, que concentró la centralidad del gobierno y de las decisiones futbolísticas.
Sin embargo, en 2023, la política nacional volvió a jugar un papel fundamental en los comicios. El macrismo intentó retomar el control con Andrés Ibarra, exministro de Modernización, quien contó incluso con el apoyo explícito del presidente Javier Milei. Sin embargo, la oposición no pudo derrotar a la lista encabezada por Riquelme, que hoy conduce un gobierno interno con nula participación de figuras de la política nacional, reforzando su perfil futbolero antes que político.

Independiente: de los camiones a los globos amarillos
El caso de Independiente es el más evidente de cruce entre política gremial, partidaria y fútbol. Durante ocho años, Hugo Moyano, líder del sindicato de camioneros, presidió el club y lo convirtió en una extensión de su poder sindical y político. Su gestión terminó con graves problemas financieros y una fuerte oposición de los socios, pero reflejó cómo un dirigente nacional puede usar un club para proyectar su influencia.
Según Rodolfo Chisleanchi, periodista de La Nación, “bajo la conducción de Moyano hubo mejoras visibles en infraestructura —como el reacondicionamiento del predio de Wilde, el centro de alto rendimiento en Villa Domínico y la finalización del estadio Libertadores de América— que le valieron elogios en su primera etapa. Pero esos logros convivieron con una política errática en cuanto a la compra de jugadores y acumuló juicios e inhibiciones que dejaron un pasivo elevado durante su segundo período”.
Tras su salida, el Rojo vivió una sucesión convulsionada. Fabián Doman, periodista con vínculos con Cristian Ritondo (exministro de Seguridad bonaerense) y Carlos Montagna (dirigente cercano al PRO), llegó en 2022 pero renunció apenas seis meses después. El que tomó la posta fue Néstor Grindetti, histórico dirigente del PRO y exintendente de Lanús, que confirmó el desembarco de la política nacional en la vida del club.
“Grindetti llegó a Independiente por descarte, no fue elegido por los socios como sí lo había sido Doman. Esto trae consecuencias porque el mal manejo del club se evidencia en la falta de experiencia y la subestimación de situaciones. De lo que lleva de Grindetti de gestión no hay nada valorable“, analizó Sánchez.

Racing: entre la estabilidad de Blanco y la incógnita de Milito
Tras la salida de Gastón Cogorno en 2013, Víctor Blanco asumió la presidencia de Racing y condujo al club durante más de una década. Su gestión se destacó por la estabilidad institucional y la cercanía con la AFA, lo que le permitió consolidarse como uno de los dirigentes más influyentes del fútbol argentino.
A diferencia de otros clubes grandes, durante el ciclo de Blanco no se registraron rastros significativos de participación de la política nacional en la vida institucional de la Academia.
Su conducción se caracterizó por priorizar la gestión futbolística y financiera, manteniendo a Racing relativamente al margen de las disputas políticas que sí atravesaron a otras instituciones.
En 2024, Diego Milito asumió la presidencia. Ídolo deportivo e histórico capitán, representa la figura del futbolista que convierte su capital simbólico en proyección política. Se trata de una gestión que recién comienza, pero que ya cuenta con la participación explícita de Hernán Lacunza, exministro de Economía bonaerense y nacional, y de Martín Ferré, exministro de Producción y Diputado en la provincia de Buenos Aires.

San Lorenzo: política y una crisis sin freno
San Lorenzo es otro claro caso de trampolín entre fútbol y política. Matías Lammens asumió como presidente en 2012 y, tras un inicio auspicioso con títulos deportivos y cierta modernización institucional, su gestión se fue desgastando con el correr de los años.
Aun así, le alcanzó para dar el salto a la política nacional como ministro de Turismo y Deportes en el gobierno de Alberto Fernández y es actualmente legisaldor de la ciudad de Buenos Aires.
Su figura mostró cómo una experiencia de conducción en un club de fútbol, sin importar si fue positiva o negativa, puede ser validada como credencial política.
Marcelo Tinelli, por su parte, combinó su capital mediático como conductor televisivo con la presidencia del club. Aunque en 2021 pidió licencia y se apartó de la gestión, durante esos años acumuló cargos: fue presidente de la Liga Profesional de Fútbol y tuvo un rol en la “Mesa contra el Hambre”, una de las principales iniciativas sociales del gobierno nacional de Alberto Fernández. Finalmente, en 2022 terminó renunciando de manera definitiva a la conducción de San Lorenzo.
En la actualidad, el club está presidido por Marcelo Moretti, quien asumió en 2023 con el desafío de devolverle estabilidad a una institución golpeada por los vaivenes políticos y dirigenciales de la última década.
Si bien no muestra una ligazón política marcada como los mandatos anteriores, la gestión que no lleva ni dos años ya se desmanteló por las denuncias por presunta corrupción en su contra.
