Daniele De Rossi dejó la Roma para cumplir su sueño de vestir la camiseta Xeneize. Pero no fue el único que resignó millones para experimentar el fútbol de una manera única: a la sudamericana.
Sudamérica es una fábrica de producir futbolistas. Las ligas europeas están plagadas de jugadores venidos de países de América Latina de mayor o menor nivel. Sin embargo, la presencia de futbolistas europeos en clubes sudamericanos es casi inexistente. Se trata casi de una “especie en extinción” que vienen en busca de la pasión por cómo se vive el fútbol en Sudamérica.
Por alguna razón, el jugador europeo no se siente atraído por las competiciones sudamericanas o no termina de adaptarse a diferencia, de los sudamericanos que sí tienen el poder de adaptación que los hace jugar en todos los rincones del planeta.
Sin embargo, durante este mercado de pases, siete jugadores del fútbol europeo llegaron a Sudamérica: De Rossi y Salvio a Boca, Dani Alves y Juanfran a San Pablo, Filipe Luis y Rafinha a Flamengo y Antonio Valencia a Liga de Quito.
Francisco Canepa, periodista de ESPN, cree que la llegada de los europeos se da porque los clubes tienen más ingresos. “Cuando hay plata, hay posibilidades. Después hay interés de los jugadores europeos en conservar cierto nivel futbolístico y no ir a jugar a un equipo europeo sin competitividad”, afirma.
Así también lo indica Vicente Muglia, autor del libro “Che Pep” y periodista de Olé: “En algunos clubes, como Boca, cuentan con un poder económico que les permite no competir pero sí ofrecer contratos a la altura de lo que puede exigir un futbolista que actúa en Europa”.
Luego agrega que también está el deseo del jugador de regresar al fútbol de donde salió: “Antes también se daba más. Verón, Riquelme, los hermanos Milito… son algunos ejemplos”.
En el fútbol son demasiado abultados los salarios y mucho más en Europa. Por eso cuando viene un jugador a Sudamérica, o incluso a Argentina, la sorpresa es grande. Sin embargo, antes no era así. Enrique “Quique” Wolff, jugador en la década del 70 y actual periodista de ESPN, cuenta su experiencia: “Luego de jugar en Las Palmas y Real Madrid, decidí volver al fútbol argentino porque quería jugar el Mundial 1982. Deseché ofertas de España, de Francia, de Suiza, de Alemania, y decidí que tenía que tratar de jugar en el fútbol argentino para tener la chance de jugar el campeonato mundial. En esa época no vivíamos por lo económico, vivíamos lo que queríamos vivir a través de sueños“.
Entonces ¿qué fue lo que cambió? ¿Por qué antes lo futbolistas sudamericanos querían jugar en su país y ahora prefieren irse al exterior? “En Sudamérica tenés, a nivel competitivo, un fútbol de segundo nivel con respecto a Europa y, a nivel económico, un fútbol de quinto nivel en el orden mundial. A partir de eso se hace muy difícil”, afirma Canepa.
A su vez, Muglia indica que es por “razones afectivas y económicas. Aunque también habría que agregar motivos personales, como el estilo de vida y la seguridad familiar, y motivos futbolísticos, como las ganas de crecer en la profesión en una liga más fuerte como las principales de Europa”.
Quique Wolff manifiesta que este tipo de elecciones de ir a otro país para jugar al fútbol “son decisiones del corazón”. “No creo que pase por lo económico. Los que son muy jóvenes, por supuesto que lo económico tiene mucho que ver y a veces no tiene que ver lo futbolístico. Por eso hay jugadores que van a China o que van a Japón. O a lo mejor antes de terminar la carrera van a conseguir un dinero que los haga vivir bien a ellos y a todos sus familiares, cosa que no es criticable, para nada”, cuenta.
La experiencia de los futbolistas que llegaron de la élite europea será la clave para saber si nuevos jugadores vendrán a Sudamérica en un futuro. Así lo indica Canepa: “Todo está sujeto a esta experiencia. Cuando alguien no conoce algo, es muy difícil que suceda. Cuando ya se hace una frecuencia o ese mundo desconocido ya se conoce, hay más oportunidades que vuelva a repetirse”.
Y el joven periodista de ESPN agrega: “Ahora hay jugadores que seguramente cuando piensen en cómo seguir su carrera, tendrán en Sudamérica una posibilidad, una puerta abierta, por lo menos para ver. Entonces, a partir de eso, se puede generar un crecimiento en ese aspecto”.
En la misma línea, Muglia concluye: “La pasión y el deseo de jugar en el fútbol sudamericano es una razón más poderosa que la billetera”.