En agosto de este año, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires implementó una normativa para regular el uso de celulares en las aulas, abarcando los niveles inicial, primario y secundario. El debate sobre el uso de teléfonos en las escuelas recién comienza
Las pruebas PISA 2022, publicadas por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), mostraron que el uso de celulares en el aula está asociado con un menor rendimiento académico y pérdida de habilidades sociales.
“El celular es claramente una distracción para el estudiante y afecta directamente al aprendizaje”, afirmó Eliana Finvarb, vicerrectora de la Escuela Comercial “Joaquín V. González” N°1. Finvarb sostiene que, si bien los dispositivos pueden ser útiles en situaciones puntuales, el uso no regulado dentro de las aulas tiene efectos perjudiciales.
Según Fabiola Ruiz, especialista en Tecnologiá y educación, la regulación del uso de celulares en las escuelas no es un fenómeno aislado en Argentina. “En Europa, en países como Reino Unido, Alemania y España, ya se venía regulando debido a que identificaron que el uso desmedido de los celulares afecta negativamente los procesos de aprendizaje y los resultados académicos de los chicos“, explicó.
La pandemia y el rol de la tecnología en las aulas
La pandemia de COVID-19 impulsó el uso de dispositivos tecnológicos en la educación. “Después de la pandemia fue difícil limitar su uso sin tener un respaldo normativo. Ahora, esta regulación vino a apoyar la tarea docente, estableciendo límites claros”, expresó Mariela Gauna, psicopedagoga del Departamento de Orientación Escolar.
Sin embargo, Gauna también explicó que el uso de tecnología en el aula sigue siendo importante en algunos casos, “ Algunos profesores todavía trabajan con herramientas como Classroom, que quedaron de la pandemia, sigue siendo útil en ciertas situaciones. Por ejemplo, cuando hay alumnos que no pueden asistir a clases por motivos de salud o conducta, los profes siguen trabajando con ellos a través de la virtualidad”.
Celulares y otras tecnologías en las aulas
Las computadoras que originalmente se usaban para complementar las tareas de los estudiantes experimentaron un deterioro progresivo, afectando su disponibilidad y utilidad en las aulas. “Desde la pandemia veníamos usando bastante la tecnología, como las computadoras del gobierno, pero en varios colegios hubo robos de computadoras, por lo que se permitía usar el celular como alternativa. Eso generó cierta resistencia por parte de los alumnos cuando intentamos limitar su uso”, expresó Gauna.
“Así que, en algunas situaciones, el uso del celular es necesario, pero en otras no. Desde el Departamento de Orientación Escolar estamos trabajando en regular esto, entrando a las aulas, hablando con los chicos y organizando consejos de aula para tratar el tema. El asesor pedagógico, la psicóloga y yo misma también intervenimos en estas charlas, y salvo casos muy puntuales, la recepción ha sido positiva”, agregó Gauna.
Este contexto añade otra complejidad al tema, ya que convierte a los celulares en una herramienta imprescindible para los estudiantes, lo que amplía la discusión sobre cómo el sistema educativo puede adaptarse o responder a esta realidad en la que el acceso a dispositivos tecnológicos no siempre está garantizado de manera uniforme.
El uso de nuevas tecnologías plantea un desafío tanto para estudiantes como para docentes, quienes a menudo carecen de formación didáctica en el uso de estas herramientas. “Muchos docentes aprendemos sobre el uso de estas tecnologías a medida que avanzan, lo cual nos deja un poco rezagados”, explicó Ricardo Benítez, director de la Escuela Primaria Común N°05.
La irrupción de la Inteligencia Artificial en las aulas
Otra preocupación surge con el acceso a la inteligencia artificial y las apuestas en línea. Finvarb subrayó que el celular no solo es un distractor por los juegos, sino que plantea nuevos desafíos como el acceso a inteligencia artificial sin control pedagógico.
La implementación de la normativa no fue sencilla. Finvarb explicó que los estudiantes suelen desafiar las normas, lo que puede generar tensiones entre ellos y los docentes. “Los adolescentes están en una etapa en la que las prohibiciones despiertan más interés por incumplirlas. Esto provoca que el docente deba pedir constantemente que guarden el celular, desgastando su labor”.
Fabiola Ruíz enfatizó la importancia de involucrar a las familias en este proceso de cambio. “El desafío es construir acuerdos con los alumnos y sus familias sobre el uso responsable de los dispositivos. Las familias deben acompañar y asumir parte de esta responsabilidad, ya que los estudiantes pasan mucho tiempo conectados fuera del aula”.
Y agregó que, “Una norma no va a cambiar una actitud de forma automática, pero sí marca un camino. El verdadero cambio lo hacemos los sujetos que cumplimos la norma y, en el caso de los chicos, es importante poner el foco en el aprendizaje”.