El ex jefe de gobierno porteño obtuvo el 8% de los votos y suma 3 escaños en la Legislatura porteña. Sorpresa por el resultado electoral de Silvia Lospennato. Entre gorras verdes, la militancia de Volvamos Buenos Aires festejó al grito de “Vamos pelado”.
Hay que cantar, hay que cantar, es con Horacio, en la ciudad …
Entre fachadas francesas de casas señoriales, se destaca una construcción moderna sobre Eduardo Costa al 3036. No encaja, y por eso llama la atención: se erige como si en lugar de querer ser parte, se diferenciara a propósito en una manzana de iguales históricos.
El minimalismo de la fachada se mantiene en el interior. La prensa se arremolina alrededor de la mesa dulce. Sin políticos a la vista, la prioridad es cazar una medialuna. Las figuras cuyas caras podrían llegar a representar una banca en la Legislatura porteña rápidamente suben al primer piso, sin emitir palabra.
El verdadero búnker estaba en el piso de arriba. Abajo, cada vez más periodistas e incertidumbre. “¿Ya se sabe algo?”, grita alguien al fondo. Nadie sabe nada, menos cuándo va a llegar Horacio Rodríguez Larreta. Las cámaras encienden flashes, a las 6:30 ya había oscurecido, y entre luces, gritos y empujones, llega el protagonista de Volvamos Buenos Aires. Con la mirada clavada al frente, y a paso firme, sube la escalera que la prensa anhela trepar, y desaparece entre pares que tampoco miraban a los desplazados del piso 0.

A las 6:40, una masa de periodistas se avalancha hacia el escenario verde oscuro de Volvamos Buenos Aires: habla Guadalupe Tagliaferri, senadora nacional y segunda en la lista de Volvamos. Piden, junto a Emmanuel Ferrario, tercero en lista, que por favor se queden hasta el final del encuentro. Dicho esto, regresan a un piso de gente sonriente, que contrasta con la seriedad de periodistas que ya se aburrieron del catering, y que tienen hambre de noticias.
A las 7 ya hay peleas por enchufes y asientos. El salón de la planta baja está lleno, y hombres de traje con micrófonos de distintos noticieros no apartan la vista de su celular, que aparenta transmitir algo más interesante que lo que pasa, o no, en un búnker en el que suena Lobo hombre en París. De la escalera caracol suben y bajan nenes, perros y personas con gorras de alien, en las que se lee Larreta. Parece un fin de fiesta.
De repente, a las 7:20 hay acción. Niños corren repartiendo, ahora sí, gorras a los de abajo. Uno de ellos lleva a un perrito color caramelo que salta y mueve la cola al compás de los gritos de alegría de los de arriba. Abajo, silencio, frío y hombres de corbata y gorra de alien fucsia. “Las encuestas daban como 6% para Larreta”, dice un periodista de sweater negro en frente de la reciente adquisición del piso 0: una pantalla de tele dividida en 6 transmisiones de los primeros resultados. “No, no, 6% era muy poco. Iban a sacar un 8%, ya te digo”, le responde otro que de sus pantalones cargo asomaban dos teléfonos viejos y 4 largos cables negros. Con el 52% de las mesas escrutadas, el partido de Larreta ya había llegado al 8% del padrón.
A las 7:40, empiezan los comentarios. Los camarógrafos, sentados en el piso y comiendo de una misma servilleta que guardaba 6 buñuelos de verdura, charlaban. “A Lospennato la mataron”, dice uno con medio buñuelo en la boca. “Que pocos que votaron, che”, exclama otro de los cámaras mientras miraba su celular y recargaba su búsqueda en Google. En el búnker no había señal ni wifi, así que la única salida al mundo era aquella pantalla dividida en 6 que recién se estrenó alrededor de las 7:10.
Para sorpresa de los periodistas del búnker, y motivo de festejo para los de arriba, el PRO acumularía el 15.93% de votos, que se traducen en 5 bancas nuevas, 11 en total en el recinto. Volvamos Buenos Aires habría acumulado 3 bancas con ese 8% de votos, 5 contando todas las que actualmente poseen en la Legislatura. Sin embargo, en las pasadas elecciones legislativas de 2023, se habría presentado el 67.5% del padrón electoral, mientras que este año tan solo votó el 53.2%. Con esta cifra, se marcó un récord histórico de baja participación.

Por fin, a las 7:50, algo sucede: los de arriba se mezclan con los de abajo. Aplausos, vítores, y verde, mucho verde por todos lados. “Olé olé olé, falta trabajo en la ciudad, vuelve Horacio y lo vamos a cambiar ” gritan un grupo de alrededor de 80 hombres y mujeres de mediana edad. Pocos jóvenes, pero mucho entusiasmo. En eso, bajan las escaleras Tagliaferro y Jorge Telerman, ex jefe de Gobierno, y suben al escenario. Ella luce una blusa verde, que reemplazó la que llevaba hace una hora. Se les suma Emmanuel: solo falta Larreta.
Diez minutos después, aparece la cara del partido. Feliz, abrazando a sus compañeros y estirando la mano a los de gorra alien frente al escenario, pronuncia las primeras palabras de la noche entre saltos de militantes al grito de “Vamos pelado”. “Hace dos meses les dije vuelvo, bueno, cumplimos, porque volvimos”, asegura sonriente Larreta. Para las 8:30, el partido habría acumulado 8.08% del padrón.
Entre abrazos, avalanchas de periodistas que intentan conseguir la última palabra de los candidatos, y chicos que corren alrededor de la escalera, muchos empiezan a marchar hacia la salida, y en la mesa de catering ya no quedan más medialunas.
Foto de portada: Santiago Oróz / La Nación