Vivir en la calle significa ser ignorado por el Estado y por la sociedad. Hace siete años el publicista argentino, Hugo “Pachi” Tamer, decidió hacer la diferencia y empezar a escuchar sus historias.
Tamer vivía uno de los momentos más difíciles de su vida: sus padres habían tenido un accidente, al mismo tiempo recibió una demanda de divorcio y se quedó en la calle. Pero fue ahí donde encontró las personas que lo ayudaron a seguir adelante.
En medio de esa crisis personal empezó a tomar forma la idea que daría origen al proyecto One Dollar Dreams: fotografiar a homeless e intentar ayudarlos a cumplir sus sueños.
Después de cada encuentro ambos salían ganando. Para Pachi implicó cambiar el punto de vista desde donde venía viendo sus problemas. “Empecé a hacer las fotos en ese momento en que estaba completamente solo, con mi vida convertida en un caos y esta gente que no tenía absolutamente nada fue mi familia, mis amigos y mi contención”. El publicitas argentino empezaba a vivir la paradoja que repite en cada una de las entrevistas: los que menos tienen son quienes más pueden darte.
A partir de ese momento su cabeza hizo un click para transformar las cosas malas en buenas. Su objetivo: convertir en realidad los sueños de las personas que no tenían un lugar dónde vivir.
La idea de conseguir donaciones para ayudar a los más vulnerables surgió cuando se cruzó con un homeless que después de una larga charla le dijo que antes de morirse le gustaría ir a la Octoberfest. En ese momento, Pachi tenía 5000 seguidores y se le ocurrió que si cada seguidor le donaba un dólar podía llevarlo a Alemania. Decidió entonces subir una foto de él a su cuenta de Instagram con la pregunta: ¿quién quiere llevar a este hombre a la Octoberfest?. Inmediatamente empezó a llegar plata a la cuenta de PayPal necesaria para cumplir su sueño.
Su perfil en Instagram pasó a ser una excepción en las redes sociales, dónde el foco de las publicaciones esta egocéntricamente puesto en uno mismo y no en los demás. “Acostumbrados a la selfie, a la foto del plato de comida, este tipo de fotografía generó algo diferente en la gente” explica Tamer.
Después de su primera experiencia en Estados Unidos comenzaron los viajes alrededor del mundo, hasta el momento recorrió 12 países. Primero visitó Colombia donde se encontró con una realidad mucho más cruda. En Medellín conoció a Alex, acababan de robarle todo lo que tenía (hasta sus zapatillas) cuando estaba yendo a comprar droga. Lo único que le
En México se encontró con muchos niños pidiendo dinero. En Los Ángeles pasó un fin de semana viviendo en la calle. En Austin conoció un hombre que había sido chef pero estaba sin trabajo y sin hogar. Decidió comprarle todos los materiales que necesitaba y le ofreció a el restaurante que lo contratara publicidad, así fue como le consiguió trabajo en el primer local al que se presentaron.
En cada ciudad conoció historias diferentes. Sin embargo, también se encontró con que ciertos prejuicios atraviesan todo el mundo. La gente de la calle no existe, son parte del paisaje. Anestesiados se los mira con recelo y se los esquiva como si fuesen un objeto más. El pensamiento simplista de que quienes viven en la calle lo hacen porque no quieren trabajar, por drogadictos o por alcohólicos, es el que prima.
El principal mensaje que busca transmitir Pachi es que “somos todos iguales, apariencias más apariencias menos. Muchas veces discriminamos a la gente por la apariencia pero no tenemos en cuenta que todo es suerte”.
Nacer en la calle o en un hogar es suerte, poder terminar la escuela o tener que trabajar a los siete años es suerte, tener un padre alcohólico o cariñoso, también es suerte. Nadie elije vivir en la calle.
Hoy el objetivo de One Dollar Dreams es que la gente después de visitar la página y leer cada una de las historias pueda elegir los casos específicos a los que quiere ayudar. Se busca así que el proyecto genere mayor contacto humano y por sobre todas las cosas mayor conciencia respecto a los prejuicios que existen hoy en día.