“En la vida uno siempre se cae y hay que volver a levantarse. Eso en el rugby pasa todo el tiempo. Te caes, te tenés que volver a levantar. Perdés y después te toca ganar. Siempre hay una revancha para el día de mañana. A veces tiene dolor y otras veces tiene alegría. Hay que seguir por ese camino”. Así cuenta Luis Fernando Gómez, su experiencia personal con el rugby, en la segunda edición de Deportes por la Inclusión, proyecto que busca la integración de jóvenes con discapacidades y situaciones de marginalidad a través de distintas prácticas deportivas. “El deporte puede transformar a la gente en un equipo, y cualquier objetivo que se plantee, ese equipo lo puede lograr, de cualquier índole”, se entusiasma Juan Isa, coordinador general de la Asociación Civil Río Colorado, un club que usa el fútbol infantil como método para avanzar con proyectos solidarios. Lejos de los grandes negocios multimillonarios, del espectáculo global y del merchandising, el deporte esconde historias infinitas de niños y niñas que se aferraron a su espíritu como camino de superación.
Deportes por la Inclusión
“El rugby me ayudó a crecer como persona, a valorar lo que es el compañerismo, a saber compartir, a saber comportarme frente a la vida y a valorar lo que es una amistad y lo que es darle una mano a alguien cuando está mal y necesita que alguien le dé una palabra de aliento. El rugby enseña todas esas cosas”, se confiesa Luis Fernando Gómez, durante la jornada que se realizó en el Club San Fernando. Allí participaron diferentes equipos: Los Espartanos, ex presos que siguen entrenando dentro de la unidad 48 de San Martín; el equipo de Tigre de rugby sobre ruedas; los Pumpas XV, equipo compuesto por chicos con discapacidades intelectuales; la división del Virreyes Rugby Club, institución que busca sacar a los chicos de barrios vulnerables de la calle; el equipo de rugby Sordos Argentinos, y los Ciervos Pampas, equipo que, en palabras del organizador del evento y jugador del Club San Fernando, Santiago Cerruti, busca “taclear a la discriminación contra la homosexualidad”.
Se realizó un partido de demostración en sillas de ruedas de Quad rugby argentina, que luego dio lugar a una serie de encuentros amistosos entre estos equipos.
“Conocí a un montón de grupos que a través del rugby hacían inclusión y por eso hoy estamos acá. Todos los valores que te enseña los podes llevar a la vida. Lo disfruto y no sólo por mi sino al ver a todas estas personas que lo disfrutan también. Eso me hace muy feliz”, cuenta Santiago Cerruti.
Virreyes Rugby Club, una mezcla de deporte y educación
Por un hermano, por una tía o por un amigo. De una manera u otra más de 160 chicos llegaron al Club de Rugby de Virreyes donde, además de sacarlos de la calle, se les ofrece apoyo escolar a aquellos a los que les cuesta alguna materia de la escuela. Antes del entrenamiento reciben clases particulares con profesores. Después llega el momento del rugby.
Mauro Galteri tiene 16 años y desde los 11 juega en Virreyes Rugby Club. Antes pasaba la mayor parte del tiempo en la calle, no estudiaba. “Un desastre”, define su vida anterior. Las herramientas fueron encontrar un lugar donde escuchar a los demás y a poder soltarse también. “El club es como una escuela para la vida”, resume.
Antes de entrar a Virreyes, había probado entrar en tres clubes de fútbol, pero se sentía discriminado por provenir de los barrios más pobres de San Fernando. En el club se sintió contenido. Un pilar crucial fue la amistad. Alude a sus amigos como si fueran sus hermanos. “Me escuchan, nos apoyamos y aconsejamos” asegura, y agrega “tratamos de estar cada vez más unidos en cada entrenamiento”.
A pesar de los prejuicios que existen del rugby como deporte de clase alta, el Club de Virreyes, Los Espartanos y otros proyectos más dan cuenta de una dimensión integradora, un mecanismo para derribar las barreras que existen en la sociedad.
Luis Paredes tiene 15 años, juega en Virreyes hace tres. Lo invitaron sus amigos a asistir a los entrenamientos. Asegura que antes del rugby su vida era aburrida. “Me gustaba mucho estar en casa”, acota. Él también recibe ayuda con la escuela, no solo a través del apoyo de los profesores, sino también a través de libros y materiales brinda el club.
El respeto y la tolerancia son dos de los principales valores que buscan transmitir. Kevin Díaz, de 16 años juega desde los 6 en Virreyes. Para él, el club es su propia casa. “Vengo acá de lunes a lunes”, cuenta. Ahí, además de jugar al rugby, asistía a las clases de apoyo escolar para mejorar su rendimiento en la escuela. Ahora, él devuelve algo de lo que recibió y dedica parte de su tiempo libre para ayudar a los más chicos.
Río Colorado, “impulsar para crecer”
Río Colorado es una organización sin fines de lucro que se dedica a ayudar niños en situación de riesgo social y, además, trabaja con proyectos solidarios para mejorar la educación y la salud de personas necesitadas. Primero realizan una evaluación de los proyectos que le presentan diferentes organizaciones sociales, y luego la impulsan a crecer y a desarrollarse. En la mayoría de los casos utilizan los valores que transmite el deporte a través del juego en equipo.
Juan Isa es médico de planta del Servicio de Pediatría del Hospital Alemán y fundador, en 1996, de la Asociación Civil Río Colorado, que este año cumple 20 años. Todo comenzó en el cumpleaños de su hijo, Juan Ignacio, ya que con sus amigos no tenían en dónde jugar al fútbol y los padres les propusieron hacer un club para que jueguen en la pasaje del Río Colorado. Cuando ya el club estaba organizado, a Juan Isa se le ocurrió transformarlo en una ONG para utilizar los valores del fútbol y aplicarlos en la comunidad, sobre todo en las más necesitadas. El deporte tiene un plus que es poder transformar a un grupo de gente en un equipo y que este pueda cumplir cualquier objetivo que se plantee”, comenta el médico y agrega: “El trabajo en equipo permite mejorar las debilidades de las personas, potenciar las fortalezas y de alguna manera permite que las personas que son partícipes se den cuenta que desde los pequeños cambios pueden hacer un gran cambio en alguien que está pasando por una situación de crisis o de riesgo social”, comenta.
Rio Colorado fomenta la participación deportiva de las madres del club a través del voley y en el caso de las jóvenes, a través del fútbol femenino. “Acercamos a gente que no hace deporte, a que haga una vida sana, pero también, a que cambie su interior y empiece a pensar en los demás”, señala el coordinador general. Lo que más les importa a los padres de los niños que juegan en el club es que estos puedan aprender a compartir, a darse cuenta de lo que quieren y de lo que son capaces de dar. Además, le agradecen al club por ser parte de su propio cambio. Juan Isa sostiene que ayudar a otros, le transforma la vida a uno mismo, y que a partir del cambio interior, uno puede cambiar el mundo. “No se juega en nuestro club, sino se trabaja en la parte solidaria. No formamos jugadores de fútbol, solo formamos personas que tienen que pensar en otras”, concluye el pediatra sobre el objetivo de la asociación civil.
Para Juan Isa, una de sus grandes satisfacciones al haber formado Rio Colorado, fue haber generado una huella que hasta su propio hijo siguió. Juan Ignacio y su mejor amigo, Francisco Lavagnino , son los promotores del club ya que formaron el primer equipo de toda su historia. Hoy en día, su hijo, se dedica a la parte solidaria, elabora proyectos junto a otro grupo de jóvenes, mientras que Francisco se dedica a la parte deportiva.
Como entrenador, Lavagnino, ve que aunque la preparación sean dos horas por semana, es un espacio para que los que están en situaciones complicadas puedas despejarse, por ejemplo para un chico que vive en la misma cuadra y tiene problemas familiares.“Cuando viene acá el pibe se desenchufa. Capaz que toca tres pelotas por entrenamiento pero vos ves que el chico se libera un poquito de lo que es la casa”, cuenta el entrenador. Desde su rol deportivo trata de inculcarles valores como el compañerismo, la amistad y el trabajo en equipo. “La idea es que entren a la cancha con una sonrisa y salgan con una sonrisa”, así describe el objetivo de Río Colorado.
Inclusión, equipo, solidaridad, equidad, amistad. Estos son solo algunos de los muchos valores que transmite el deporte a los jóvenes. Estas asociaciones son ejemplos de pequeñas acciones que llegan a ser grandes.
Juegos Olímpicos de la Juventud 2018
En el 2018 Buenos Aires será la sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud. Cientos de jóvenes visitarán la ciudad en busca de un sueño de oro. El Programa de Cultura y Educación buscará fomentar los valores positivos del deporte, como un un estilo de vida sano y la lucha contra el doping.