En respuesta al creciente consumo de ropa de baja calidad por bajo precios nacen nuevas propuestas de consumo textil basadas en el reciclaje de viejas prendas para crear nuevas, la reutilización de otros materiales textiles abandonados e incluso propuestas de ropa atemporal y duradera.
Por Tomás Loayza Vargas
Existe una calle donde se concentra la venta de ropa en Capital Federal, que de lunes a viernes se vende al por mayor y los sábados al por menor, la calle Avellaneda en el barrio Flores concentra una gran cantidad de la venta textil. Algo a recalcar es que, si uno visita los mismos locales allá una vez a la semana, se dará cuenta de que es normal que la ropa en display cambie, siempre con nuevas opciones y diseños para el consumidor. También esta calle es el destino predilecto para la compra de ropa a precio barato.
Este tipo de consumo rápido y barato se conoce como la moda rápida.
La moda rápida, conocida también como fast fashion, viene a ser un estado de perpetua producción mayorista por parte de las empresas y las manufacturadoras de textil y moda, con el objetivo de vender la mayor cantidad de su producto en el menor tiempo posible. Esto se consigue fabricando prendas de menor calidad, con materiales menos resistentes y más baratos, por ende, haciendo que el precio de venta sea más accesible para el consumidor. Aunque, al usar materiales más ordinarios se termina sacrificando la vida útil de la prenda, lo cual incentiva a repetir el ciclo lo antes posible, ergo la velocidad implicada en el nombre de la tendencia.
Es entendible que al argentino se pueda encontrar atraído al fast fashion. El informe Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central estimó que para julio de este año la inflación llegaría a un 4,8%, las necesidades básicas se vuelven cada vez más caras y el dinero no alcanza. Además, el salario mínimo vital y móvil, a día de hoy, es de 234.315 pesos, conforme al artículo 116 del Régimen de Contrato de Trabajo, lo cual apenas alcanzaría para, por ejemplo, comprarte el par más barato zapatillas Jordan en la página oficial de Nike, cuyo material sigue siendo sintético.
Con esta problemática en mente nacen nuevas propuestas, quienes tratan de frenar a su manera el fast fashion.
Emprendimientos slow fashion
Camila Mombriani, 30, oriunda de Rio Negro, lleva siete años viviendo en capital. En sus inicios académicos cursó la carrera de administración pública. Sin embargo, decidió seguir los pasos de su abuela modista y estudiar diseño de indumentaria en la Universidad de Buenos Aires. Durante dos años tenía su propia marca de lencería, la cual no le convenció, las piezas eran pequeñas, necesitaba algo más.
De la mano de cursaba la carrera había una consciencia sobre el medio ambiente, términos como upcycling o slow fashion inspiraron a la creación de CAMOM, nombre que nace al mezclar la primera silaba de su nombre y la de su apellido respectivamente.
“No se repiten los diseños”, incluso uno puede darle a Mombriani una prenda para que ella la intervenga o reutilice su material y transformarla en otra prenda o accesorio, una modalidad “flexible”, sobre todo si el consumidor le da libertad creativa, algo que ella prefiere encarecidamente. “Se parte de un material existente, y con el denim tengo una base sólida”.
Mombriani se encarga tanto del manejo del perfil en Instagram @camom.arg como el costurado de las prendas, su hermano le ayuda tomando las fotografías que aparecen en dicho perfil. Todo este proceso ocurre en la vivienda de la misma Camila, no hay un local físico en el cual pueda uno ver las prendas en display, el consumidor comprará en línea y recibirá vía correo su pedido.
“El público es en su mayoría uno femenino”, reconoce Mombriani, quien también admite sentirse feliz con la recepción de su marca, ya que encontró un público fiel que comparte la filosofía de la marca y la apoya vía redes.
Los materiales utilizados en las prendas suelen ser donados por parte de amistado o público, sino comprados en ferias o showroom vintage. “Siempre utilizando lo ya existente y modernizarlo”. CAMOM busca también que sus prendas tengan talles regulables para que se adapten a todos los cuerpos, en la medida de lo posible y, sobre todo, practico.
“No me sirve hacer una prenda toda flashera que no cumpla su función”, insistiendo en lo pragmático al momento de vestir.
CAMOM ya puede ser visto en artistas locales, ya que colaboró con celebridades como Dillom y Trueno o con personajes ya construidos como pueden ser Tai Chu o Miranda Lorenzo, también conocida como Miranda la que Mira y Anda. Le gustó mucho esta última collab ya que Lorenzo es conocida en redes justamente por el tipo de prendas que usa, que son “poco convencionales”, cosa que la diseñadora busca mostrar.
Cada prenda que CAMOM produce es “una obra de arte” según Mombriani. Debido a que al ser solo una de su estilo “emana bastante personalidad”, un estilo propio tailor made que juega con la dualidad de diferentes movidas estéticas, como el punk y la gala.
Sin embargo, su creadora aspira a poder ampliar su modelo de producción actual para maximizar el proceso creativo, ya que la cantidad de tareas que balancea por si sola ocupa la mayor parte de su tiempo. Entonces es objetivo a priori es poder contratar gente que le ayude a dividir dicho trabajo de forma que siga manteniendo su esencia actual. Pronto se activará la página web oficial de la marca, diseñada también por Camila y una vez más ayudada por su hermano.
Claro que CAMOM busca pronto dar el siguiente paso de tener un local físico donde mostrar sus productos.
Reutilización de prendas
En el local 65 del boulevard Los Andes, Cabildo 2040, se encuentra KITSCHY que es un negocio donde se venden una variedad de productos, entre textiles, accesorios, obras, libros y más. Este emprendimiento lo maneja Florencia Linera, 35, diseñadora de moda y dueña de la marca que comparte el nombre con el local, a quien este manejo le ocupa la mayor parte de su tiempo.
KITSCHY es un proyecto de reutilización de prendas que nació a raíz que Linera, ya desde el 2011, vendía ropa usada o vintage en varios lugares, sin embargo “llegó un momento en el que me di cuenta que quería sumar mis diseños y también reciclar telas y prendas que sentía que quizás necesitaban una remodelación para poder venderse”, a partir de esto es que la diseñadora encontró su profesión actual.
En un mundo donde no hay tiempo para nada la fast fashion viene a ser muy lógica, admite Linera, eso no cambia que sea una industria “vertiginosa” cuyo objetivo se concentra en la producción y venta masiva. Entonces esta marca se transformó desde su desarrollo en una respuesta a dicha modalidad moderna casi por casualidad, ya que fue por una necesidad por vaciar stock que la diseñadora encontró un balance entre la venta de ropa vintage, su trabajo, y la creación de sus propios diseños.
Con esta base establecida es que Florencia pondría en práctica tanto su formación de diseño como su creatividad, además de intervenir prendas recicladas ella también utiliza materiales que no son suelen usarse en la ropa para crean nuevos productos: bolsos con tela de tapicería o vestidos con material de acolchados entre otras. Al igual que Camom, “trabajar con todos los materiales posibles, ahí está mi lenguaje”, afirma Linera, “jugar con lo atrevido, querer romper con lo que se piensa que es posible usar o no como vestimenta”.
Los precios por articulo varían entre los $15.000, sean por prendas intervenidas, tops, remeras o carteras pequeñas, hasta los $100.000 por abrigos tapados o prendas que exijan mayor trabajo.
Según la diseñadora, parecería que lo moderno y lo cool, en la moda actual, es lo serio, con colores neutros, sombríos con poca demostración de los sentimientos, o más bien hostil. Por su lado “lo que destaca a KITSCHY del resto es que usamos mucho color y una identidad muy lúdica, juguetona, divertida y a la vez amable y simpática, demuestra alegría”.
Prendas con carácter ecológico
Otra forma de lidiar contra la industria rápida, que no implique reciclado o intervención de prendas y materiales, es la creación de prendas de la mayor calidad posible que, al mismo tiempo, sean no solo duraderas sino atemporales. Esa es la propuesta a futuro de Todo Koima.
Todo Koima, una colaboración artística que consistente de una marca de ropa con un enfoque ecológico de alta gama hecha con el objetivo de tener prendas duraderas y, sobre todo, prácticas. Este proyecto comienza en marzo del 2022, cuando Alejandro Saavedra, el jefe del proyecto, se contacta con un amigo para ver si este podría mover unas muestras de telas de Europa a Latino América.
Estos samples provenían del Nepal Himalaya, más específicamente del Everest Himalayan Handicraft Industry, una empresa de producción textil, donde las fábricas son hechas a mano, a base de productos naturales, estos oscilando entre la lana del allo, el hemp, resham y la seda, entre otras. Uno de los objetivos de esta empresa es de impedir la migración de las mujeres nepalí en búsqueda de oportunidades laborales, por lo cual todas las trabajadoras ahí son mujeres, buscando así también el empoderamiento de la mujer, como explica su pagina en LinkedIn.
Esta ultima es una de las tres distribuidoras que conforman el material utilizado para las prendas de Todo Koima, el resto siendo Bangrus Leather Corp, S.R.L. y Altifibers SA, ambas empresas privadas de origen boliviano. Bangrus aportará el cuero para el proyecto, recalcando el uso de un nuevo tipo de “impermeabilización del cuero de oveja”, amen de otros tipos de pieles, y Altifibers brindando tops, lanas y vestidos.
Estas tres marcas trabajan con materia prima orgánica, que otorga a Todo Koima un valor de concientización ambiental, revaloran los recursos naturales para ponerlos en practica.
Creyendo que fungiría el rol de mensajero Santiago Romero, el amigo de Saavedra, se negó a hacerlo, “no me gustaba la idea de participar de forma pasiva”. Mitad boliviano y mitad argentino Romero fue criado con estándares competitivos muy marcados, desde que tiene memoria él ya participaba en deportes como el tenis y el golf en calidad de competidor, entrenando antes, durante y después de la escuela. Este nivel de presión y “perfeccionismo del hacer” lo llevó a que nunca se cerrara a intentar nuevas actividades cuando no cumplía sus expectativas de “ser el mejor en lo que hacía”, actitud que lo empujó a trabajar en diferentes proyectos artísticos.
Los trabajos audiovisuales de Romero, bajo el nombre artístico de Skapa, se encuentran en espatadara.com, una amalgama de página web y suerte de currículo, diseñada por él.
Justamente por su experiencia en la fotografía y en la creación, filmación y edición de cortos es que, un año después de la propuesta original, Saavedra le volvió a pedir que participe en Todo Koima bajo el titulo de director creativo, tanto en el diseño de las prendas como en la producción de la campaña publicitaría. Para ayudarlo en esta nueva disciplina, Skapa se contactó con Stella, su “mano derecha, izquierda, pies y cabeza”.
Stella Scholz, oriunda de Berlin Alemania, considera que su posición en este proyecto es de asistente creativo de Skapa, ella no habla español, así que al momento de planificar, diseñar y crear el equipo se comunica en inglés. Scholz describe Todo Koima como un network que sitúa a la vestimenta en un contexto visual especifico, uno que está creciendo últimamente, en donde otras voces artísticas tienen que participar. “Al principio queríamos múltiples voces en el proceso de diseño, decidimos que ahora es mejor tener esas voces en otros ámbitos creativos, como lo auditivo o lo escrito.”
Santiago y Stella son polaridades opuestas al momento de trabajar, teniendo horarios de trabajo de 6:00 pm a 10:00 pm y de 9:00 am a 4:00 pm respectivamente, siendo el primero una “night owl” y la segunda una “morning person”. Esta dinámica ayuda al proceso creativo, afirma Scholz, ya que a pesar de adjudicarse el rol de asistente de Skapa, ella realiza la mayor parte de la conceptualización de las prendas.
Se enfoca en que cada pieza no solo sirva su función primaria, sino que también pueda tener otras funciones prácticas que extiendan la versatilidad de la ropa: Una de estas ideas es de hacer un short bermuda estilo camuflaje, de forma en que también pueda ser utilizado como un chaleco crop top; haciendo que no solo que una prenda tenga dos funciones útiles, sino igual rompiendo esquemas de genero, ya que un short socialmente considerado de uso masculino puede ser utilizado como un crop top, corte de prenda asociado a lo femenino, por cualquier persona.
Por su parte, Romero está mas concentrado en el mensaje que Todo Koima quiere transmitir al mundo. Ya que no es solo una marca de ropa, es una vía para que la gente se cuestione a si misma, para crear un sentimiento de inconformidad, de hacer más tangible la realidad al cuestionarse esquemas sociales, formas y detalles pequeños, afirmó el artista. Ambos tampoco viven acá, por lo cual comparten departamento para ahorrar el alquiler, y para hacer el proceso aún más practico, ellos están viviendo donde Flor, la diseñadora del proyecto.
“Serán dos a tres talles universales por prenda”, dijo la diseñadora, cuyo objetivo es que cada prenda sea de una calidad y cuidado absoluto, para realizar una producción limitada per producto, haciendo de cada parte del conjunto o accesorio algo único y exclusivo, siendo una respuesta directa a la moda rápida. “Van a costar, por la calidad del producto, aunque como habrá varios tipos de accesorios igual habrá algo para todo el mundo.”
Es en Núñez 2665 donde queda la sede de Todo Koima, en un departamento que pertenece a Flor Garnier, oriunda de Concepción Uruguay, quien sirve como el ancla profesional del proceso creativo, al tener mucha más experiencia en diseños y en textiles que los jóvenes artistas. Garnier menciona el concepto de una “prenda regalable”, que sea ropa multi generacional, que sea “tan suavecita y bien hecha que quieras regalarla, y también que quisieras que te regalen”, dijo entre risas.
Aquí es donde se concentran las tres cabezas; Scholz encontrando las ideas “alocadas” para prendas multi funcionales, Skapa brindando ciertos detalles estéticos que elevan la sensación del hecho a mano y Garnier creando/materializando en papel el concepto, donde su experiencia brilla al organizar más estructuradamente el proceso, organizando las ideas con las muestras que las distribuidoras les dieron. “Es algo que toma mucho tiempo”, dijo Skapa, “a fuego lento, controlar tres egos muy diferentes para poder crear algo que nos satisfaga a los tres y que irradie claramente lo que queremos transmitir.” Por su parte, Scholz habla del proceso como algo que se asemeja a la pirámide invertida, donde el tope es esta base llena de ideas fantasiosas y conceptos locos que se van cerniendo de poco a poco hasta llegar a la punta, el producto final donde solo lo justo, lo necesario y lo importante queda.
Otro concepto que estaban trabajando en era el de un “chaleco salvavidas de cuero”, este siendo una chaqueta de cuero de oveja estilo bomber, un cruce de posibilidades dado gracias al cuero impermeable de Bangrus y del capok, una planta similar al algodón que, debido a sus propiedades y composición, flota, lo que hizo que sea utilizados en los primeros chalecos salvavidas. Este último material cumpliría el rol de la textura al interior de la chaqueta, por lo cual, en teoría, esta chaqueta podría flotar. “¡Pero ese no es el objetivo! Es una combinación copada, pero lo que quiero es priorizar la durabilidad antes que el aspecto de la gimic (truco o atractivo al momento de promocionar un articulo de ropa).”
Todo Koima tiene previsto lanzar su primera colección de nueve outfits en septiembre, siguiendo con otros 18 conjuntos contando un total de 27 divididos en tres temporadas, cuyo progresó podrá ser visto en redes bajo @todokoima. Cabe destacar que entre los proyectos ecológicos vistos este último sería el más costoso debido a la alta calidad del material, ergo es el menos accesible para el argentino promedio.