Punto Convergente

Dios usa WhatsApp

dios-tiene-whatsapp
Compartilo

Uno sabe dónde empiezan las cosas pero nunca donde terminan, el claro ejemplo es el padre Rodrigo Aguilar. Comenzó escribiendo el evangelio del día por Facebook y lo publicaba solo los domingos. Tiempo después comenzó a leerlo y grabar el audio todas las mañanas, con un breve comentario. Lo distribuyó a su círculo más cercano de amigos y familiares. De pronto comenzaron a pedírselo por WhatsApp.

Hoy, sus audios circulan por el país y el mundo, transmitiendo la palabra de Dios.

Aguilar nació en Tucumán pero se crió en Bella Vista. Estudió y tiene su título como ingeniero agrónomo, pero decidió dejar todo y dedicarle su vida entera a la religión. Hace cuatro años que es sacerdote. Actualmente ocupa el cargo de párroco en una Iglesia de José C. Paz. Se consideraba poco amigo de la tecnología hasta que vio que ésta le podía abrir puertas: “Yo era cero medios, no me interesaba en los mas mínimo, hasta que empecé con esto y  me di cuenta que hacia bien y que se lo podía trasmitir a mucha gente a la vez”, relata.

Al principio todo era más casero, mas desprolijo. Sostenía la biblia con la mano y se le movía,  provocaba ruidos que se escuchaban detrás de su voz. “Ahora tengo un programa específico, grabo el audio y le agrego música de fondo, cosas que van ayudando a uno a hacerlo mejor”, dice Aguilar. Cuando se le preguntan a cuántas personas le manda por día, el sacerdote prefiere no decir números: “Si podes evitarlo mejor, es mi modo, me quiero centrar en la palabra de Dios y no en mi figura”, explica el cura y afirma que jamás pensó que todo esto iba a tomar la dimensión que tomó. “El primer día que lo hice mi secretaria me preguntó ¿usted está haciendo homilías por WhatsApp?, porque tengo un pariente mío en Canadá que dice que le llegó”, rememora. No es el único caso de repercusión en el exterior. También reciben sus audios en México, EE.UU., Chile, Guatemala, entre otros países, que a su vez lo siguen replicando en sus grupos personales.

aguilar
El padre Aguilar en misa

Para agregarse a sus cadenas es necesario agendarlo a WhatsApp y mandarle el pedido, o a través de su página de internet, en la cual uno deja el número de teléfono y es agregado.  Al sumarse a la red, el usuario recibe un mensaje con instrucciones escritas por el padre, en las que se lee entre otras cosas pide un “favor”: “No sientas el compromiso de responderme para agradecer diariamente, soy feliz y me conformo con que te ayude a conocer más la palabra de Dios. Te pido que me escribas si necesitas algo en particular o si querés hacerme algún aporte, con gusto te responderé en la medida de mis posibilidades”.

Sus actividades como Párroco le demandan tiempo, y sus amigos quieren que lo difunda cada vez más. Por eso ahora solo alcanza a grabarlo y otra persona se encarga de difundirlo: “Estoy viendo si empiezo a usar otro celular aparte, porque ya no puedo estar tranquilo con éste”, comenta Rodrigo Aguilar. Y prefiere “no saber lo que estoy generando, yo lo hago calladito y tranquilo a la noche, del resto que se encargue Dios”.

Como cura tiene la obligación de leer el Evangelio todos los días, pero no así la obligación de enviarlo a los demás. Rodrigo asegura que muchas veces se pregunta por qué está haciendo esto, pero es ahí cuando hace hincapié en los mensajes que recibe de la gente, explicándole como éstos audios le cambiaron la vida. Rezan por él.

“La gente  que escucha la palabra de dios que yo le envío, le cambia el día. La mayor parte de ésta  no va a misa y vive agradeciéndome porque encuentra el lugar para escuchar eso que nunca había escuchado antes”, cuenta Rodrigo. Encontró en el WhatsApp su aliado perfecto:día a día recibe donaciones de gente que solo conoce su voz. Incluso chateó con el jugador de Vélez Sarsfield, Cristian Nasuti,  que escucha sus audios y le envió una donación para la parroquia.

Asegura que en un principio se “moría de vergüenza”, pero lo motiva que esto  “le hace bien a la gente”. Un mensaje lleno de esperanza, desde una humilde parroquia en el noroeste del Gran Buenos Aires, para todo el mundo.

Redactado por

Scroll al inicio