El avance del cambio climático y la necesidad de mejorar la infraestructura y los elementos de prevención son claves para evitar desastres cada vez más frecuentes en la región Pampeana. Qué dicen los especialistas.
El pasado 7 de marzo en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, al sur de la región Pampeana, cayeron en menos de un día 300 milímetros de agua, mientras que el promedio mensual de la ciudad está entre 60 y 70 milímetros.
Esto produjo una inundación sin precedentes que afectó a más de 300.000 personas, desplazó a unas 1.400 y derivó en pérdidas que se calculan de 400 millones de dólares.
Esta catástrofe climática dejó 18 muertos, más de 35.000 familias afectadas y miles de viviendas destruidas que todavía están recuperandose del desastre. La tragedia de Bahia Blanca desenlazó en consecuencias que aún continúan afectando a la ciudad, pero a su vez actuó como una señal de alerta acerca de lo que puede llegar a ocurrir en el futuro cercano de la región en caso de no tomar medidas.
Qué dicen los estudios
Según un informe del WWA (World Weather Attribution), una colaboración científica internacional que analiza la influencia del cambio climático en eventos meteorológicos extremos, este escenario hubiera sido prácticamente imposible si no fuera por la influencia del calentamiento global.
“Este evento extremo, el más intenso en la historia registrada de la ciudad, fue causado por un frente frío que llegó a la zona después de varios días de clima cálido y húmedo. Una semana antes, Bahía Blanca ya había recibido más de 80 mm de lluvia, lo que pudo haber contribuido a la saturación del suelo antes de la inundación”, señala el informe.

Estos cambios climáticos que llevan a la intensificación de eventos extremos de calor y lluvias torrenciales representan un riesgo para la región Pampeana en su totalidad. Esta área de llanura, situada en el centro y este del país, de gran importancia económica y productiva por sus tierras fértiles para el desarrollo de agricultura y ganadería, y que abarca las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, se convierte en un ecosistema vulnerable ante eventos de este estilo.
Por qué la región Pampeana
“La región Pampeana es objeto de estudio por parte de muchos investigadores nacionales e internacionales en relación al desarrollo de tormentas capaces de generar abundantes precipitaciones, ráfagas de viento, granizo e incluso tornados. Es una de las regiones más importantes del mundo para el desarrollo de estos fenómenos, sobre todo por su configuración geográfica y los forzantes meteorológicos que presenta”, explicó Juan Antonio Rivera, investigador del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales que formó parte del Informe del WWA sobre los riesgos del calentamiento climático en la región estudiada.
En el 2023, el CONICET publicó una investigación realizada por Andrea Brendel, Doctora en Geografía. que analizó el riesgo futuro frente al cambio climático en el sur de la Región Pampeana Argentina, considerando diferentes escenarios de emisión de gases efecto invernadero para los años 2030, 2050 y 2100.
En este informe se estima una mayor frecuencia de eventos climáticos extremos, reducción de la disponibilidad de agua dulce, cambios en el tipo y época de siembra y cosecha de los cultivos y un mayor riesgo de incendios.
Esta tendencia hacia un incremento de las precipitaciones en el futuro coincide con un escenario de mayor concentración de GEI (Gases Efecto Invernadero) y se asocia al aumento de la temperatura. “Esto se debe a que el calor extremo generará una mayor disponibilidad de vapor de agua en la atmósfera y, por lo tanto, las precipitaciones tenderán a incrementarse”, destacó Brendel en la investigación.
Según un informe del Ministerio de Agroindustria, publicado en 2022, la región Pampeana contribuye al 12 % del total de la producción nacional de trigo, el más importante de la región. “
En este sentido, el aumento de la precipitación podría ocasionar severos daños económicos y humanos como consecuencia del aumento del caudal de los cursos de agua, por eso el conocimiento de lo que puede llegar a ocurrir en el área de estudio se hace fundamental”, aseguró la Investigadora del CONICET.
Cómo se pueden prevenir nuevos desastres
Estos eventos extremos húmedos están afectando a la región cada vez con mayor frecuencia y ponen en consideración el desafío de gestionar e identificar estos riesgos de manera temprana para alertar a la sociedad y planificar de acuerdo a reducir las graves consecuencias que pueden generar a nivel urbano y social.
Rivera planteó que la solución va más allá de las proyecciones: “Es necesario anticipar la ocurrencia de estos fenómenos para reducir sus impactos. Esto requiere inversión en el desarrollo de pronósticos, mejora de las redes de monitoreo y sistemas de alerta temprana, infraestructura, ordenamiento territorial. Son muchos los factores que deben ser parte de la ecuación para mitigar los impactos de los eventos climáticos extremos”.
Por su parte, Andrea Brendel destacó que: “estos cambios pluviométricos tuvieron mayor impacto en las unidades administrativas con alta vulnerabilidad social. Por lo tanto, es crucial para los tomadores de decisión conocer detalladamente el nivel de riesgo futuro ante el cambio climático en los diferentes partidos que conforman el suroeste bonaerense”.
Bahía Blanca: el partido de mayor riesgo
El partido de Bahía Blanca se destacó como el que mayores amenazas presenta dentro de la región frente a los cambios pluviométricos, según la investigación del CONICET.
Dentro del partido, las problemáticas más importantes se localizan en la ciudad homónima, la más extensa de la región (335.190 habitantes, INDEC-2022). “En la ciudad de Bahía Blanca se dan cuestiones como la dificultad de acceso a la vivienda propia y el terreno, el deterioro del medio construido, la pobreza, la inseguridad social, la vulnerabilidad y la saturación de los servicios básicos de infraestructura, entre otros, que determinan un riesgo mayor”, enfatizó Brendel.
Cómo influye el estado de los suelos
Un estudio publicado en Science y liderado por investigadores del CONICET en 2023 mostró que las napas freáticas, mantos de agua subterránea que se encuentra a poca profundidad del nivel del suelo, ascendieron en gran parte de la llanura pampeana debido a cambios en el uso del suelo (expansión agrícola, monocultivo de soja), lo que hace que el terreno se inunde más fácilmente, incluso con lluvias de menor intensidad.
“Una condición de suelo cercana a la saturación sin dudas representa un condicionante frente a la ocurrencia de eventos de lluvias extremas, propiciando un escenario ideal para las inundaciones”, afirmó el investigador Juan Antonio Rivera.