Punto Convergente

Dagurke, el fotógrafo invisible que retrata detalles urbanos

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Hacía falta un joven de 25 años, oriundo de Córdoba y con un celular en la mano para que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires muestre su lado más sensible.

Agustín Sargiotto empezó a sacar fotos compulsivamente cuando cursó fotografía en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU-UBA). En ese momento tenía 22 años. Puede que ese haya sido el nacimiento de Dagurke.

Tres años después, publicó este año su primer libro, “DAGURKE ®” –editado por la editorial española Paripé Books y disponible a la venta en la librería del museo MALBA, entre otros- con el 95% de las fotos hechas con un celular.

Dagurke es la persona virtual, y Agustín es la bajada tangible de esa persona. “La versión física de Dagurke toma el cuerpo de Agustín, lo posee”, explica alguno de los dos.

Agustín es diseñador industrial, claustrofóbico cuando hay más de cuatro personas alrededor, y “marika”, como se define. Dagurke es artista, lleva más de 60 mil seguidores en Instagram, y sigue siendo “marika”.

Tiene los ojos tan claros que podría decirse que con ellos es mucho fácil observar la realidad. También tiene 20 cámaras donde esconderlos, entre digitales, analógicas, réflex y point n’ shoot. Pero su arma favorita es el iPhone. “Principalmente porque la llevo todo el día encima. Me compré el iPhone 7 para eso”, cuenta Agustín.

El 95% de las imágenes que componen la nueva publicación (DAGURKE ®) están sacadas con la cámara del celular. Así mismo, destaca que “las fotos no están retocadas, están muy pixeladas sobre papel y me encanta”. Y lo lleva al extremo, ya que no hay una palabra en todo el libro, ni un epígrafe: “Lo que dice Dagurke lo dice en fotos; no le gustan mucho las palabras”.

Dagurke detecta las anomalías en la sociedad y las expone apretando el botón de “subir”. Transforma, por ejemplo, el público de un evento en una masa uniforme sin criterio alternando el ángulo de la foto. Todos lo miramos, pero nadie lo vio. Una panza detrás de un cartel que dicta “volvió el sistema” puede hablar de la SUBE como del sistema capitalista.

“Mi proyecto busca indagar dentro del caldo que resulta de la fermentación humana en la ciudad. ¿Qué tipo de personas surgen entre el subterráneo de sudor compartido y los rascacielos que rozan las nubes contaminadas?”, define el artista a su proyecto.

Todo el mundo tiene cámara, pero no todos tienen ojos

Las principales fuentes de inspiración para este artista son “el arte clásico y la cruda realidad”.  “Los motivos que fotografío son los mismos que se representan desde el inicio de los tiempos con pintura, escultura y hasta arquitectura”, afirma el fotógrafo.

Agustín no tiene un método para sacar la foto. Él camina por la calle, en ocasiones va hacia su trabajo, en ocasiones deambula, y se deja encontrar por instantes que expresan lo que quiere decir. “A veces disparo random y lo que sale, sale. Pero igual estoy muy atento. Tiene que haber conexión entre ojos cerebro y cámara. Todo el mundo tiene cámara, pero no todos tienen ojos“, asevera Agustín.

https://www.instagram.com/p/BUsmYgdlPyF/?hl=es-la&taken-by=dagurke

La imagen de dos chicos besándose es fruto de la aleatoriedad, pero tiene un mensaje que pasó las pruebas de edición. “Es una de las que más me gusta. La saqué sin querer. Vi alguien dentro del tacho y apreté el botón, mientras me estaba subiendo a un Uber. Cuando la vi, no lo podía creer”, cuenta Agustín.

Amor, Tristeza, Basura

Hace aproximadamente un año, un editor de Paripé Books se acercó a Agustín con la idea de hacer un libro. Según lo precisa él mismo: “Me contactaron por Instagram, conocieron mi trabajo por ahí. Teníamos 7000 fotos para elegir; había algunas que ni había visto”. Y desde ese punto, redujeron el número a 500 imágenes donde encontraron ciertas líneas en común: “De ahí salieron tres patrones. Como tres hashtags. Amor, Tristeza y Basura. Estos conceptos son fundamentales para analizar personas”.

Las miradas son otro tópico recurrente en “DAGURKE ®”. Agustín es acechado por la mirada ajena. Y él las acecha con su iPhone. Miradas en el subte, en el bondi, miradas hacia el Río de la Plata, miradas en la plaza. ¿Hacia dónde miran los ojos en la ciudad? ¿Qué ven? “Me siento observado, es parte de mi fobia. Siento que la gente mira siempre. Los argentinos miramos mucho. Todos nos estamos mirando mucho todo el tiempo. Yo soy muy sensible a eso, siento el peso de la mirada del otro”.

DAGURKE ®” está dividido en seis tomos que se irán vendiendo cada un mes con un color distinto. No hay una palabra dentro, y las fotos van de a pares. “Trabajé mucho para ver qué foto iba con cuál, y qué fotos conformaban el libro. Hay un chiste interno pero es muy sutil, puede pasar desapercibido y hay que estar atento”, argumenta.

“¿Qué me sacás una foto, boludo?”

Las reacciones del público son gajes del oficio. Hubo insultos, empujones, enojo, gritos. Con la voz un tanto más contestataria, pero siempre tímida, Agustín aclara: “Hay quienes no hacen nada aunque se den cuenta, y hay quienes me piden que borre la foto. A veces las borro”, cuenta Agustín y confiesa: “Las que más polémica generaron son dos imágenes de muertos”.

Sin embargo, ante las acusaciones de ser un irrespetuoso, el fotógrafo urbano alega que no se trata de morbo. “Siempre hay mensaje. Uso la foto porque tengo algo para decir; Si yo te saco una foto a vos. Sos un medio. Sos un modelo que actúa. No jodas. Lo uso para decir algo”, concluye.

Fotos: Dagurke

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