Cuatro mujeres jóvenes enfrentan como pueden el aislamiento social, preventivo y obligatorio que el Presidente extendió hasta el 10 de mayo
Pilar, Naara, Belén y Florencia son cuatro estudiantes universitarias que le hacen frente a la cuarentena con clases virtuales; intentando mantener una rutina; haciendo actividades recreativas; aspirando a que la medida nacional se flexibilice y gestionando sus emociones. La licenciada y profesora en Psicología, Mariana Olveira Perotto, explicó que la cuarentena “es, sin duda alguna, un factor estresor que puede incidir en nuestra calidad de vida”. Y Nancy Lima, psicóloga y psicoanalista, afirmó que “la cuarentena implica un tema de imposición que genera un cierto sometimiento a una ley externa, y está la persona que se rebela contra eso e intenta hacer pequeños actos de rebeldía, hasta aquella que se vuelve ultra obediente y sometida”.
Matar el tiempo
“Pensé que iba a vivir aburrida, pero todavía no lo sentí, debe ser que siempre tengo cosas para hacer. Cuando me tomo un break con la facu, hago cosas para mí”, expresó Pilar Biñones (19), una estudiante de contabilidad en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ella no ha sentido emociones negativas durante el aislamiento porque “la facultad me quita mucho tiempo del día con la cursada y lo que tengo para leer y estudiar”, el rol de las instituciones educativas es fundamental. Pilar, también destacó que hacerse de un hábito cada día le hace bien: “Aprovecho todo el día, tengo clases virtuales y cosas de la facultad, hago actividad física, para como soy yo, estoy bien. Y me entretengo en mi tiempo libre con Netflix o redes sociales”.
“En la juventud, es más díficil encontrar resignación, es más probable que encontremos irritabilidad”.
Nancy Lima, psicóloga.
Perotto consideró que, en los jóvenes, “pueden aparecer emociones como frustración, sensación de haber perdido la libertad, esta idea de que quiero salir y no puedo, enojo por no poder hacer lo que uno quiere, aburrimiento por no poder salir a divertirse y soledad”.
Florencia Monti, una joven de 20 años, que estudia Psicología en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) en la sede Cañuelas afirmó que ha sentido ansiedad frente a los momentos libres, “en dónde no puedo realizar las actividades que hacía antes” y frente a la sobreinformación que dan los medios de comunicación y aseguró: “Te lleva a preguntarte: ¿cómo seguirá todo esto?”, destacando lo incierto de esta nueva realidad. Florencia especificó que la facultad “es el medio que me ocupa lugar, por decirlo de alguna manera, en mi cabeza. Me puedo centrar en la facultad y no me pongo a pensar en el coronavirus”.
Lima sostuvo que “es más difícil encontrar, en la juventud, resignación, es más probable que encontremos irritabilidad, fastidio, aburrimiento, sensación de soledad”. Sin embargo, Perotto tuvo una mirada más esperanzadora sobre el aislamiento social y afirmó que “el cambio implica desarrollar conductas flexibles y adaptativas con la finalidad de afrontarlas positivamente, recordar que la distancia no implica romper los lazos y el carácter transitorio de la cuarentena”. La facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) elaboró una guía básica para conducirse en esta emergencia, llamada: “Recomendaciones psicológicas para afrontar la pandemia y busca colaborar a reconocer los sentimientos que pueden generar esta nueva realidad, y recomienda comportamientos para enfrentarla.
“He tenido ansiedad por temas de organización y laborales; angustia, porque extraño a mi novio, a mis amigas; la convivencia en casa es difícil”, manifestó Belén Castaño (22), una estudiante del profesorado de Inglés en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM) y profesora de inglés en colegios e institutos. La joven expresó que los noticieros “siembran cierto pánico”, y por ello, no ha mirado mucha televisión pero sí ha buscado ´diferentes opciones´ para mantener la cabeza ocupada. Además, agregó que el dictado de clases online, es diferente al presencial porque “no solo te tenés que focalizar en el contenido, sino también en darle ánimo a los chicos y a las familias”, señalando el nuevo contexto dentro de la educación.
Infografía de la guía básica.
Naara Silva (22), estudiante de Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM), y cronista en Triple Xeneize, un medio partidario de Club Atlético Boca Juniors (CABJ), relató que los pensamientos adversos no han sido un problema para ella, ya que, “me mantengo de buen humor y le pongo onda a cada día que pasa y tengo mis distracciones”, destacando así, la actitud altruista de la joven. El rol de la facultad, según ella, es que “sirve para distraer y desconectar la cabeza con todo lo que estamos viviendo”.
Los testimonios del aislamiento: Naara Silva (izquierda) y Belén Castaño (derecha).
Un grupo de psicólogas/os y psicopedagogas/os formados en la UBA creó un servicio de atención gratuita y confidencial para brindar apoyo emocional, con la consigna “El aislamiento obligatorio es social, no afectivo”, el grupo tiene diversas vías de comunicación: WhatsApp, llamada o el servicio de videollamadas Zoom, se puede acceder a este espacio a través del mail del grupo: red.lazos2020@gmail.com
Cuando pase el temblor
Las jóvenes aspiran que el aislamiento social se flexibilice pronto y las actividades que desean realizar son:
- Florencia: “Quiero salir a caminar con mi amiga; juntarme con amigos y familiares; ir a pasear; conocer otros lugares nuevos”.
- Pilar: “Voy a volver a mi vida normal, por el momento no tengo pensado hacer algo nuevo. Pero si, ver a mis amigas, a mi familia y hacer muchos planes. Además de seguir estudiando”.
- Naara: “Lo primero que quiero hacer es volver al estudio, volver a pisar una cancha, juntarme con mis amigas y disfrutar mucho más la vida y valorar todos los momentos y abrazar a esas personas que también extrañe durante todos estos días”.
- Belén: “Quiero poder ver a mis amigas; poder salir; ver a mi novio; volver al trabajo y ver a mis alumnos”.
Créditos de la ilustración de Tapa: Shape Magazine