El “boom” de los alimentos fit, o saludables, es una realidad, la vemos tanto en los supermercados como en las redes sociales. La industria, acompañada de toda esta movida que lleva a querer conseguir ese cuerpo estereotipado en redes, o una vida más saludable, lanza cada día más y más alimentos de estas características.
Pero, ¿a qué le llamamos fit?
Si bien podemos googlear y encontrar múltiples definiciones de lo que puede considerarse FIT, muchas de ellas se contradicen y nos llevan a dudar si esta moda, va por el camino de lo verdaderamente saludable, o está más relacionado con el deseo del cuerpo “perfecto”, influenciado por múltiples campañas de marketing y las redes.
Como dice Verónica Risso Patrón, Nutricionista y Coordinadora del programa nacional de alimentación saludable y prevención de la obesidad, del Ministerio de Salud de la Nación: “Si bien es cierto que existe una mayor conciencia y demanda de la población por productos saludables, también es cierto que la industria hace marketing de esta necesidad y va sacando al mercado permanentemente nuevos productos que en muchos casos, no lo son”.
Ante este fenómeno, y como consumidores debemos saber qué es lo que consumimos, ya que todos conocemos los múltiples productos procesados y empaquetados que vemos en los supermercados, que llevan estos titulares, pero muy pocas veces sabemos realmente cuáles son sus componentes.
Según nos cuenta Verónica, en muchos casos, “no es que no nos muestren lo que contienen, el tema es que la forma de mostrarlo es poco clara y en general los consumidores no lo entienden. Si yo nombro el azúcar con un nombre desconocido para la mayoría de la gente, y no existe un etiquetado frontal.. ¿cómo sé que ese alimento puede dañar mi salud?. Si además a ese mismo alimento le agrego colores, un personaje querible y digo que tiene todos los nutrientes que te harán crecer feliz.. ¿quién se acuerda del azúcar?”
Lo mismo sucede en los casos de los productos light o dietéticos, entre los cuales muy pocos saben la diferencia. Estos conceptos nos pueden hacer pensar que algunos productos son más saludables que los “normales”. Agustina Treppo, licenciada en nutrición y creadora de la cuenta @info.nutreats en Instagram, nos cuenta que el primer caso, no significa que sea bajo en calorías, sino que significa que hubo una modificación en sus componentes, tal como que le hayan bajado la cantidad de sodio,o le hayan bajado grasa, etc.
Pero en el caso de los alimentos light, lo que esto quiere decir es que por ley le bajan un 25% de azúcar o de grasa, pero lo engañoso en esta cuestión, está en que si bien están reducidos en grasa, para no perder el atractivo y el sabor que esta les da, le aumentan sodio, algo que no es más saludable que lo que le han quitado.
Para que el cada uno de nosotros, pueda descifrar a simple vista que contiene el alimento que estoy próximo a comprar, como nos informa la Licenciada Risso Patrón, “es importante regular la publicidad de alimentos y aprobar un etiquetado frontal”.
Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos del “etiquetado frontal”?
Un punto indispensable para poder saber qué es lo que estamos comprando y consumiendo, es la existencia de etiquetas que nos muestran de forma clara cuáles son los componentes de cada producto. Hoy el etiquetado argentino contempla una tabla más que pequeña en la parte dorsal de cada paquete. Siempre de difícil lectura y sin aclarar cuales son las cifras a tener en cuenta, sólo números al azar que solo entiende un médico.
Frente a esto, existen en el mundo numerosas normas y leyes. Argentina en este momento se encuentra en la búsqueda de esta ley, habiendo no uno, sino numerosos proyectos. Uno de ellos lleva el nombre de “Etiquetado frontal informativo de alimentos o sustancias aptas para consumo humano”, y forma parte de políticas públicas que tienen como objetivo, según se dicta en el mismo documento, a impulsar hábitos saludables en la población, empoderar a los consumidores, desincentivar el consumo de alimentos o sustancias aptas para consumo humano con alto contenido de nutrientes críticos como azúcares, grasas y sodio, y fomentar las buenas prácticas de fabricantes, productores, distribuidores e importadores de alimentos. Este proyecto fue lanzado en noviembre del 2018.
Otro ejemplo, es el proyecto del 1° de agosto de 2019, de dos de los representantes mendocinos, Julio Cobos (Cambiemos) y Anabel Fernández Sagasti (Frente para la Victoria), con el objetivo de que el país modifique la manera en la que se visibiliza la información nutricional en los paquetes de alimentos.
Así mismo, y a pesar de las numerosas insistencias, aún existe una gran disputa entre quienes quieren que esto se lleve adelante (nutricionistas), vs la industria, a quienes no les conviene en muchos aspectos amoldarse a lo que el proyecto pretende.
“La realidad es que un etiquetado frontal puede ser aprobado a través de un proyecto de ley o a través de una propuesta de modificación del Código Alimentario Argentino presentada en la Comisión Nacional de Alimentos, o a través de un trabajo conjunto a nivel de Mercosur. Esta última opción es la menos probable que suceda”, según cuenta la Coordinadora del programa nacional de alimentación saludable y prevención de la obesidad del Ministerio de Salud de la Nación.
Pero mientras tanto, y ante la ausencia de esta ley en nuestro país, para poder sacarnos estas dudas, y asegurarnos de que lo que consumimos es realmente lo que necesitamos para una buena salud, el Colegio de Nutricionistas de la provincia de Buenos Aires, tiene en marcha una campaña contra el Intrusismo profesional. Esto se trata de aquellas intervenciones donde personas que sin contar con título habilitante, realizan actividades que son propias del licenciado en nutrición, sin tener la formación académica para poder llevarlas a cabo. El objetivo de esta campaña es entonces, que la gente se informe y consulte sobre estas dudas, y muchas otras que nos surgen con respecto a la alimentación, a profesionales de la salud, y que no se dejen llevar por las voces de lo que dicen muchos “influencers”, personas por medio de redes sociales sobre todo, y estos “nutricionistas sin título” que pueden y suelen no estar bien informadas del tema.
Por lo tanto, lo que nos dejan en claro los profesionales de la salud en materia de nutrición, es que si bien es cierto que existen muchos productos que pueden ser beneficiosos para nuestra salud y para nuestro objetivo de conseguir el cuerpo ideal, muchas veces estas dos cuestiones no van de la mano. Y esto se debe a que en muchos de los casos, los productos que decidimos llevar a casa, nos engañan sobre sus componentes, usando en su lugar nombres que no conocemos y dificultandonos la comprensión de los mismos.
Por eso, desde nuestro propio alcance, es indispensable conocer del tema y consultar a quienes saben, por lo menos hasta que exista una regulación del estado que lo contemple.