por Emilia Chávez e Ivo Eguizabal
La industria del entretenimiento fue una de las más golpeadas por la pandemia del coronavirus. Desde el 20 de marzo en nuestro país, las salas de teatros y cines se asemejan a un desierto, mientras que los espectadores están en sus hogares volcándose al streaming y al universo online. El aislamiento impuso a la fuerza la desconexión entre las personas, pero también la desconexión con el arte. Cada día los cines se sumen más y más en una crisis, de la que va a resultar muy difícil salir.
Tristán Castellano, gerente general en Argentina de Flix Media – una empresa que vende publicidad a Cinemark y Hoyts – clasifica situación actual como de “crisis total” debido a que las cadenas están cerradas desde marzo. Sin la posibilidad de poder abrir sus más de 200 salas en el país a los espectadores, las cadenas sobreviven con lo que pueden: “Estamos usando caja para pagar sueldos y para mantener la dotación mínima que podemos tener, con la ayuda que el gobierno fue dando a todas las empresas que están cerradas desde el inicio de la cuarentena”.
Sin embargo, como muchos rubros debieron hacer para poder subsistir, el cine logró encontrar su reinvención. O más bien, volver atrás en el tiempo. Muchas cadenas como Atlas Cines o Autocine Nordelta Plaza apostaron por la vuelta del autocine. Teniendo en cuenta la situación sanitaria actual, la reivindicación de este antiguo formato se presenta como una solución temporal a la situación actual.
Sebastián Lo Forte, parte del staff de SL Producciones, a cargo de la organización de Autocine Nordelta Plaza, comentó que desde la productora vieron una oportunidad perfecta para establecer esta nueva forma de entretenimiento. En cuanto a la decisión de precios de las entradas para que el negocio fuera rentable, dijo: “hicimos un análisis del mercado de autocines actual en Buenos Aires y también un fuerte trabajo sobre los costos en conjunto a nuestros proveedores más significativos”. Acerca de la cantidad de lugares a utilizar, agregó que será la indicada para que todo visitante pueda observar la pantalla de manera óptima desde cualquier lugar, ya que “sería en vano perder calidad de servicio a cambio de tener más visitantes por función”.
Una cuestión presente en todos los autocines es el de la higiene y medidas preventivas ante la situación del coronavirus. Lo Forte comunicó que desde Autocine Nordelta Plaza el protocolo sanitario indica tomar la temperatura de los asistentes antes de entrar al predio, luego los autos pasan por un arco de desinfección y se estacionan con una distancia prudente entre ellos.
“Si los visitantes quieren ir al baño, deberán prender las balizas del auto y un encargado de seguridad e higiene con su respectivo uniforme (máscara, barbijo y guantes) lo guiará hasta el baño el cual estará en desinfección continuamente. En caso de querer beber o comer algo, podrán pedir vía whatsapp y un runner acerca el pedido”, añadió.
De todos modos, para Castellano la industria del entretenimiento no va a poder abastecerse únicamente con el autocine ya que lo considera un “mercado muy chico”. Esto debido a que, mientras que las salas tradicionales tienen capacidad para entre 200 y 400 personas, el autocine tiene una capacidad para 100 o 200 autos que “ni siquiera funciona todos los días o con muchas funciones por día”.
Estrenos y autocines
A su vez, opina que el autocine podría encontrarse con un problema a futuro: la distribución de las películas. “Los autocines no están teniendo estrenos, todo lo que se ve en autocine son películas que ya se estrenaron. Ninguno de los estudios va a estar utilizando una película nueva para lanzarla en autocine, porque como vimos el mercado es mínimo” expone Castellano. Sin embargo, recalca que esta opción de consumir el séptimo arte es completamente válida y llegó en el momento indicado ya que es un programa más en un contexto en el que las salidas están reducidas.
Lo Forte mencionó que trabajaron con distintos Focus Groups de cada uno de los segmentos de clientela para basarse en sus respuestas para la determinación de la programación, que estiman cambiar cada dos semanas.
Desde el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), la Federación Argentina de Exhibidores Cinematográficos (FADEC) o la Cámara Argentina de Exhibidores Multipantalla (CAEM) todavía no se definió un protocolo sanitario, a pesar de que desde el Ministerio de Cultura ya se estableció uno para rodaje y grabación de cine y tv . Sin embargo, Castellano explica que los cines están trabajando incansablemente en un protocolo que involucra las medidas más populares como el uso del barbijo dentro de la sala, tomar la temperatura a los espectadores y tener butacas o filas de por medio. “La ventaja del cine es que la gente no está hablando, sino que está sentada y mirando todos hacia adelante. Eso hace que la probabilidad de contagio sea bastante menor” detalla Castellano.
Otro de los factores profundamente involucrado en esta situación es el económico. Respecto al cine, no está claro cómo afectará la crisis económica del país a los precios. Según Castellano, la inflación juega un papel importante “sobre todo por un tema de costos que han variado en estos seis meses”. Entonces, se deberá analizar la evaluación de dichos costos para determinar el precio. De todos modos, los meses de inactividad le juegan en contra a las cadenas porque “son conscientes que en la primera etapa, donde hay que atraer, va a ser importante generar una promoción y que la gente vuelva al cine”, explica Castellano.
Sin embargo, los cines esperan un buen panorama para el 2021 y el 2022. Para ese entonces proyectan tener abiertas sus salas y, lo que es mejor todavía, tener un calendario de estrenos repleto. Esto debido a la cantidad de películas que se debieron reprogramar por la pandemia del coronavirus. “Va a haber mucho contenido y muy bueno para ver” comenta Castellano y concluye: “Si sos fanático de la saga marvel vas a tener Black Widow y muchas otras películas que te van a estar esperando”.